Vaya cita. Tomamos la noche citadina con un puñado de propuestas cuyo punto en común es la libertad con la cual se maneja a la hora de desparramar acordes. De tal modo, nos reunimos en Bajo Circuito para convivir a lo largo de una velada donde Jim Beam empapó los hielos de los presentes con bebidas que paladearon los presentes mientras las propuestas de Orovega, Bicho Blanco y Two Year Vacation se encargaban de mantener las bocinas vibrando.
Fantástica la cita en Bajo Circuito. La noche fue recibida por Orovega, quien tomó el micrófono para instaurar a su ritmo, a ratos trapero, en otros reguetonero, en algunos más con sustancia flamenca o marroquí, un temario que de golpe puso en acción las caderas de los asistentes que esperaban un acto que calentara la pista de baile cuando lo que la española en realidad hizo, y a la primera, fue dejarla ardiendo.
Seguiría Bicho Blanco. La dupla integrada por Bernardo Pérez y Ferdinand González dispusieron su instrumental de manera que sus frentes chocaran en escena. El suyo fue un viaje cuyo combustible se destiló por una electrónica henchida de texturas y beats, de pronto ambiental y en instantes dura con la pista de baile. La pareja abandonó las perillas mientras la audiencia dudaba si sería buena idea abrir los ojos para confrontar la realidad. Quienes lo consiguieron corrieron a la barra para hallarse con Jim Beam y darle muerte a su sed.
Los encargados de cerrar la primera cita del fin de semana arribaron con la frescura californiana como bandera. De sólo verles pocos hubieran creído que se trataba de una banda sueca. Two Year Vacation tomó su lugar para darle a ese indie pop de manufactura impecable que a nadie dejó indiferente. El desenvolvimiento escénico del cuarteto, lo atinado del setlist y el grado de entrega que los músicos ofrecieron justificaron tantas horas de vuelo con tal de aterrizar en tierras aztecas. Two Year Vacation tiene todo de su lado para que su nombre ocupe las marquesinas mejor iluminadas de varios fests alrededor del mundo.
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