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Salt Cathedral: “No muchos hacen música de protesta y ¡se nos acaba el planeta!”

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Ambulante 2024

El dueto colombiano radicado en Brooklyn, Salt Cathedral, se encuentra en vísperas del lanzamiento de Before it’s gone (Independiente/The Orchard, 2024), su segundo disco de larga duración y en el que, a diferencia de Carisma (Independiente, 2020), se asoma a lo conceptual recorriendo distintas latitudes sonoras; del pop a lo experimental pasando por la música de raíz, abrazando igualmente letras introspectivas en las que se cuestiona el rol del hombre en la sociedad.

El panorama es alentador. Como gran novedad, Juliana Ronderos y Nicolás Losada dan prioridad a sus instintos naturales al permitir que el idioma inglés se haga cargo de verbalizar ideas y pensamientos de forma más certera, como lo hicieran también en los EP’S Salt Cathedral (Independiente, 2013), Oom Velt (Independiente, 2014), Homage (Independiente, 2016).

La siguiente es una charla con dos autores por derecho propio, que no dejan atrás su origen. Basta con indagar un poco para saber que La Catedral de Sal, construida dentro de las minas de sal de Zipaquierá, es un recinto sagrado considerado una maravilla del país latinoamericano y motivo de orgullo para los colombianos, tal como la música de Salt Cathedral lo es para sus autores.

Before its gone refleja puntualmente su autopercepción como ciudadanos del mundo. Considero que ese tipo de identidad musical ólo se obtiene al formar parte de una escena como la de Brooklyn, lugar en el que ustedes radican actualmente.

Nicolás. ¡Es increíble pensar que podemos formar parte de ese legado, simplemente por la geografía! El tema es ser honesto con uno mismo. En 2020, con Carisma, teníamos esa intención y esa honestidad, era un reflejo de la sociedad y de lo que estábamos sintiendo. Hicimos el disco que queríamos hacer, lo pensamos casi como si fuera nuestro último lanzamiento. Al igual que con el disco anterior no repetimos fórmulas, estilos u intención, hacemos lo que somos al momento, de ahí vienen los cambios. Cuando un artista se queda en lo mismo, es raro. Cambiar es natural para nosotros.

Juliana. Es un disco muy natural, claramente no viene de un pensamiento de mercadeo, si fuera la intención, haríamos más reaggetón. Simplemente es como una sensación que compartimos con los artistas que admiramos, con personas que se reinventan. Quiero pensar que si algún día somos parte de un legado, probablemente sería de esta manera.

Acá predomina el inglés, a diferencia de Carisma, ¿es simple experimentación o es una declaración de principios?

Nicolás. Por fortuna, Juli habla perfecto inglés, ambos idiomas le resultan naturales, eso nos da libertad. Jugamos mucho con esa dualidad, tratamos de romper esa estructura y ser universales, como los grandes músicos que ya no son definidos por idiomas o geografías, sino por lo que dicen. Ese es el ejercicio que todos deberíamos realizar, nada debería diferenciarnos, lo importante son las ideas.

Juliana. Lo del idioma se asemeja a elegir un instrumento, usar un sintetizador Prophet o un piano acústico sólo es tomar una decisión fuera del mercadeo. Estamos contando una historia y uno escoge cómo hacerlo. La historia es un poco más universal si está en inglés, porque hay más personas que lo hablan en el mundo, o porque su fonética suena más a algo orquestado, es más suave, no hay como una explicación.

Siempre está el pensamiento de que el músico latino debe hacer exclusivamente canciones en español o de lo contrario estaría tratando de volverse gringo y esconder su latinidad. Cuando le pusimos el nombre a la banda fue algo muy lindo, dijimos: El que entiende, entiende, el que sabe, sabe de dónde viene, de qué se trata, que somos colombianos, que nunca lo hemos escondido. De hecho lo amplificamos, pero no necesariamente a través del idioma.

¿De que forma lograron encontrar balance en la producción conjunta del álbum, existieron muchos puntos de divergencia al momento de la realización?

Nicolás. Nunca hemos chocado respecto a la producción y la música, creo que es porque tenemos gustos similares y tratamos de regirnos por lo que es mejor para la música, nadie impone ideas. No hay un ego diciendo: Si no lo hago a mi manera, no se puede. Tratamos de que lo primordial sea hacer todo en beneficio de la música. Conectamos mucho respecto a lo que vale la pena hacer, basados en la integridad musical. Va más allá de la estética o de que si es agresivo o suave. Siempre estamos buscando ese punto. No sé si exista la objetividad dentro de la música, pero tratamos de buscarla.

Juliana. Bueno, sí hay choques, coincidimos mucho, pero de pronto discernimos en la forma de contar una historia. Por ejemplo, si la canción tiene cierta línea o sentimiento, no podemos meter algo tan estridente. Dentro de esos choques, se logra la producción, que es de ambos, se trata de encontrar el camino en el que nuestros cerebros hallen la forma de contar las cosas de cierta manera. 

Eso hicimos con este disco, hemos evolucionado en ese sentido. La música y la producción eran realmente como scoring del concepto, las ideas y las letras, era estar al servicio de ello. Y fue muy consciente hacerlo de esa manera. Los choques nos llevaron a encontrar lo más efectivo. 

¿A qué se refiren con Before it’s gone? ¿Antes de que se vaya qué?

Juliana. ¡Al tiempo! Es el concepto del disco. Es la sensación de que la existencia es el cuerpo y el tiempo; es una existencia física y temporal. Por ejemplo, uno dice, “voy a hacer esto”, y no lo hace, o dice, “lo hago mañana o el próximo año”, y no es así.  El futuro es ahora. Leí algo que decía: El mejor momento para sembrar un árbol es hace 10 años y el segundo mejor momento es hoy. El futuro está pasando en este momento, somos el futuro de un momento pasado, entonces es mejor hacer las cosas, vivir, amar, crear, viajar, disfrutar de la comida. Hacerlo ya. Uno no sabe si va a estar mañana en este planeta.

Nicolás. Por ese lado, en el disco hay varias canciones como “Protect her” que tienen esa sensación acerca del planeta; o “Terminal woes”, que es acerca de la sociedad y de la política y de cómo tenemos que dar revés a ciertas situaciones para que esto no explote. Entonces es antes de que también se acabe el planeta. Realmente es un poco alarmante todo lo que pasa, es impregnar esa sensación de alarma.

Ya que la mencionan, “Terminal woes” da a conocer de gran forma el nuevo álbum, por el tipo de arriesgue sonoro que representa. Es una canción no necesariamente estructurada en lo tradicional y con un gran coro.

Juliana. De algún modo es una canción de protesta. Viene de ese sonido de marcha, como de esas sensaciones alarmantes. El video se entrelaza en el concepto de que las personas-corporaciones que están manejando el mundo y que toman esas decisiones están afectando al planeta de una manera absoluta; realmente una minoría es la que está decidiendo por la mayoría. El planeta es mucho más que eso: son los animales, es la naturaleza, los árboles, los ríos que se están secando, los montes que se están quemando. 

En Colombia se están quemando los cerros orientales de Bogotá, entonces es una invitación a hablar de esos temas. No mucha gente está haciendo música de protesta hoy en día. Hubo un momento en los años 60 en el que mucha de la música era así, incluso en Brasil y Estados Unidos. Queríamos decir esto con el disco, precisamente porque su concepto es que se nos acaba el planeta, ¡Cuidémoslo!

En el video conceptualizamos esa sensación de “nosotros y ellos”, depende con quien te identifiques. Vi que estaban subastando pedazos de tierra en el Congo, en África, y es uno de los lugares más importantes para el planeta después del Amazonas. Entonces, entre más pagas, más puedes destruir al planeta. La gente se mata por pagar más. Si pagas más, tienes más tierra, si tienes más tierra, tienes más vacas, si tienes más vacas, ganas más plata.

Otro gran tema es “Strong emotions”. Me gusta cómo invita a hacerle frente a situaciones que nos rebasan como individuos, aunque no siempre sepamos afrontarlas.

Nicolás. La hicimos para emocionarnos a nosotros mismos, porque también estábamos cansados de escuchar tanta fórmula musical. La canción va cambiando constantemente y le dije a Juli, “voy a meter un solo, quiero tocar guitarra y bajo, batería y meterle todo lo que tengo”. Recuerdo que estaba tocando como un niño de 15 años, pero ya con la información necesaria. Estaba explorando cómo podíamos meter más y más, para explotarnos la cabeza y sentir la adrenalina de una banda que lo da todo. La canción te da la satisfacción de escuchar tantos elementos juntos funcionando.

Juliana. ¡No hay forma, no hay coro, no hay nada! Nico puso ese bajo en un punto en el que es un pedal, es la misma nota, yo le decía, no puede ser eso, hay que cambiar la armonía, y él me decía: No créeme, te va a gustar, a los dos días la escuché y dije, “tiene toda la razón”.

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Joel Rodríguez

Joel Rodríguez

Es mercadólogo, periodista y baterista entregado totalmente a la cultura pop, el cine y la literatura (con especial debilidad por las biografías musicales). Colecciona vinilos, discos compactos, devedés y blurays. Su director favorito es Jim Jarmusch, su chela preferida es la estilo Pilsner y su mejor taco es el de pastor.

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