Música

Russian Red: Oye tú, romántica sinvergüenza, azótanos con canciones

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Ambulante 2024

Se aplaude cuando alguien se atreve a usar el sarcasmo como sinónimo de coquetería. Lourdes Hernández, reconocida en las marquesinas como Russian Red, pertenece a tal estirpe, y el álbum que nos pone a la mano hoy día, Volverme a enamorar, defiende lo dicho atendiendo, además, los manuales que han hecho del pop una materia que sólo exentan los más preparados. 

Los ocho tracks que moran Volverme a enamorar (Sonido Muchacho, 2024), el quinto álbum rubricado por la madrileña, concentran lo aprendido durante años insistiendo en pulir las aristas de un oficio que comenzó con la misma Lourdes cantando en el Metro de Madrid. Esta vez, Hernández hace equipo con Luis Sanso Luichiboy y Carlos René; el trío encargado de escribir y producir canciones que, aunque con letras a ratos casquivanas, por momentos azotadas cual culebrón, se erigen distinguidas. Todo gracias a las líneas vocales de Lourdes y al tándem que éstas forjan con una paleta de sonidos y arreglos vintage, aunque con guiños al presente. 

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Russian red /Volverme a enamorar / Sonido Muchacho, 2024

Volverme a enamorar se escucha con guantes de encaje mientras se expele humo, fumando con boquilla dorada al cruzar la pierna, dejando ver el borde de las medias al atardecer. Una obra que se canta con actitud de no me importa tanto lo que ocurre, aunque se esté confesando cierta agonía interior. Un disco que sofistica heridas, que le regala el donaire del shalalá a quien busca remendar su corazón desgajado. Antes de esta colección de canciones, todo fue vil lloriqueo. Así, Russian Red consigue sacar el pecho, alzar el mentón por todos los que sufren a solas en su habitación, citando lo mismo a Bell and Sebastian que a Phil Spector, a Jeanette que a The High Llamas.

Pop clásico con remaches digitales por parte de una femme fatale risueña, una fresca sin sentido, una loca desconsolada que susurra maldiciones y grita franquezas. Con eso Russian Red se va de filo, y también de este modo se pela como suspiro un álbum que se atreve, por ejemplo, a soltar una cursilería del calibre de estaba escrito en las estrellas que nos íbamos a encontrar, lo más bonito es que no teníamos ni idea de cuándo iba a pasar sin que nadie se sonroje y, en cambio, se grite la sentencia a los cuatro vientos, como para que el mundo sepa que todavía quedan románticos; o sinvergüenzas, que a final de cuentas, según Russian Red, son lo mismo.

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Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

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