Ceremonia 2019 fue un evento que, indiscutiblemente, le perteneció a la artista española Rosalía.
¿A qué se debe este fenómeno? ¿Qué tipo de fuerzas hacen de esta cantante un acontecimiento que cautiva de forma casi inmediata las sensibilidades más afiebradas del público?
La respuesta radica en la propia amalgama sonora que la define, en esa serie de exploraciones plenamente emancipadas que transforman a la música de esta cantante oriunda de San Esteban de Sasroviras en un auténtico caldero de brujas que clama por la llegada de nuevos horizontes estéticos y sociales.
Rosalía es la heredera directa de esos mecanismos revolucionarios que se han agolpado en el multiverso cultural durante las últimas décadas.
Su paso por Ceremonia fue un legítimo ritual de sanación en el que distintos géneros, inquietudes, estilos, dolores y esperanzas convergieron en un mismo cáliz del que cada uno de los asistentes bebió gustoso.
Desde esa oda triphopera/flamenco que es “Pienso en tu mirá”, hasta los matices urbano-barrocos de “Bagdad”, la artista se encargó de hechizar el ambiente mediante una serie de quiméricas ensoñaciones que nos recuerdan por qué los marineros de la antigüedad ansiaban partir de este mundo acompañados por el canto de una sirena amiga.
La fascinación que despierta Rosalía se encuentra profundamente ligada a esa iconografía transgresora que hizo de mujeres empoderadas como Madonna y Selena las representantes por excelencia de un fuego inédito que escapa a las imposiciones patriarcales. Mujeres quienes reformulan el mundo a su antojo sin pedir ningún tipo de perdón en el proceso.
Fotos: Flama.
