Música

León Benavente: “Rosalía posee un discurso imaginativo e inteligente”

267,158
leon-benavente-era-abraham-boba-nacho-vegas-festival-marvin
Ambulante 2024

Abraham Boba enciende un cigarro y lo cala quedito. Se halla en su casa, en Galicia. “Nací aquí. Llevaba muchos años fuera, pero me regresé con la pandemia. Desde hace tres años estoy acá, en las Rías Baixas, muy cerca de Portugal, donde están mis raíces”, cuenta mientras se peina un poco. El hombre toma la voz por León Benavente (combo completado por Eduardo Baos en bajo y sintetizadores, Luis Rodríguez en la guitarra y César Verdú tras la batería) justo cuando Era le ocupa totalmente, un álbum donde el cuarteto se las arregla para darle vida a una decena de composiciones donde el sustento está en evitar la auto complacencia y acudir al riesgo máximo siempre, según el propio Boba refiere. 

TXT:: Alejandro González Castillo / FOT:: Cecilia Álvarez

Abraham, ¿quién era León Benavente y quién es ahora, en esta Era?

Quiero aclarar esto para quien no conozca nuestra historia. León Benavante no es una persona, es un grupo formado por cuatro músicos hace diez años. Y en un comienzo fue… no diré que un experimento, porque todos ya teníamos nuestros propios proyectos musicales… Nos conocimos trabajando con Nacho Vegas y estuvimos bastantes años girando con él. En algún momento (sin Nacho) decidimos empezar a poner ideas en común para hacer algo donde las canciones fuesen lo más importante, pero que también hubiera esa fuerza que da estar en un escenario. Hoy día seguimos siendo los mismos, tenemos las mismas ganas de subirnos a tocar; aunque con algunas experiencias más sobre la espalda. Cuatro discos. Parece increíble, todo pasa muy rápido. Ya llevamos una década con esto, todavía buscando sorprendernos con cada paso que damos.

10 años. Un poco más de lo que les tomó a los Beatles nacer y morir. Un pestañeo.

Lo de los Beatles lo he pensado más de una vez. Un ejemplo excepcional. Es verdad que ellos desarrollaron varias vidas musicales y personales a lo largo de una década. Pero ahora todo avanza mucho más rápido, a toda velocidad, y eso hace que no nos demos ni cuenta de lo que está pasando. Hay tanta información, tanto para elegir, tal cantidad de estímulos, que al final resulta difícil detenerse a pensar en lo transcurrido. Todo esto del tiempo es un misterio. Y es verdad que a mí estos diez años se me han pasado rápido; aunque también que los últimos tres, con el tema de la pandemia, han sido como atravesar un desierto.

Hablabas de contar con cierta experiencia, pero también de buscar sorpresas premeditadamente. Algo que todos los músicos desean.  

A mí, no sé, me parece que al final los discursos de las bandas acaban siendo clichés. Sí, eso es inevitable a veces. Pero una de las cosas que más nos ha alegrado es darnos cuenta  de que en León Benavente caben muchos estilos, caminos distintos para hacer canciones, pero jamás decimos: vamos a hacer un disco con un perfil concreto. Eso es algo antinatural. Utilizamos muchos estilos y dejamos que se apoderen de la canción. Nos importa no ser auto complacientes, arriesgar lo máximo posible.

León Benavente nació gracias a la música de Nacho Vegas; ahora ya no tocan más con él.  

Ya no. Estuvimos trece o catorce años tocado con él; hicimos los últimos conciertos juntos para la gira de Violética. Era algo que sabíamos que en algún momento iba a pasar. Llegó un momento en que se hizo cada vez más difícil organizar las salidas de sus discos y sus giras con las nuestras. Seguimos queriéndonos como hermanos, nos vemos y hay alegría y fiesta. Él acaba de sacar un disco, casi al mismo tiempo que Era, y he agradecido escucharlo desde fuera, sin estar en el proceso de composición ni de grabación; me ha emocionado mucho, es un gran disco, como todo lo que hace Nacho.

Eres un buen letrista Abraham. Lo has demostrado no sólo al frente de León Benavante, sino como solista. Y me gusta preguntarle a gente como tú su opinión respecto al presente lírico que viven las canciones pop iberoamericanas.

Hay gente que escribe muy bien y otra que lo hace muy mal, eso ha pasado siempre.  Es verdad que pareciera que cada vez se le presta menos atención a las letras, y ese es un signo que define a la música que se hace ahora en castellano en cualquier parte. Pero si abrimos un poco el foco y vemos desde más lejos, en los terrenos en los que se tiran más piedras, como en el del reggaetón, hay gente que escribe letras maravillosas. Se han criticado mucho las letras del disco más reciente de Rosalía por su lenguaje, por ejemplo; pero a mí me parece que se trata de un discurso inteligente e imaginativo.

Mucha gente de mi generación denuesta al género urbano. Conforme uno se hace mayor prefiere no entrar en ciertos terrenos, muchas veces por prejuicio, directamente. Yo crecí con discos clásicos. Empecé a hacer canciones porque me gustaba Leonard Cohen. Y hoy en día en el género urbano hay muchas variantes, unas más interesantes que otras; cerca de la electrónica abstracta, del hip hop o del rock. Es una forma de sofisticar los géneros. A mí me interesa el rock clásico, pero más la manera en que las fórmulas cambian, como cuando escuchas algo que te suena familiar y al mismo tiempo parece nuevo.

Nadie va a inventar una nueva temática, todo está tocado; la manera de acercarse a los tópicos es lo que define qué resulta interesante y qué no. Hay canciones que se acercan más a la poesía, y por ello podría creerse que se trata de algo más trabajado; pero esos casos terminan comunicando menos, así pasa en muchas ocasiones. Hablando de letras, yo prefiero eludir las frases que ya escuchamos mil veces; pero no me gusta ser tan poético, hacer que la canción vuele tanto que termine yendo más allá de los ojos de quien la está escuchando.

Sabemos que cambiaste al empezar tu historia con León Benavente. Solías ser sosegado a nivel musical; luego te volviste hiperquinético. Antes de irnos, cuenta, ¿cuál fue la transformación más poderosa que has sufrido en estos diez años y que nadie excepto tú ha notado?

Todo lo que tiene qué ver con los conciertos, con la experiencia de tocar con Luis, Edu y César. Nunca antes experimenté lo que vivo ahora con León Benavente. El azar me unió a personas que crean una energía indefinible, única y especial. Irrepetible. 

En este artículo

Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

Auditorio BB