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La Banda Bastön: “Seguimos rapeando sin volvernos regañones”

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La Banda Bastön: “Seguimos rapeando sin volvernos regañones”
Ambulante 2024

“El agua está muy turbia porque nosotros también estamos nadando ahí adentro, ¿sabes?”, dice Muelas de Gallo, sentado junto a su compañero Dr. Zupreeme. Aníbal Lavana, su nombre de pila, reflexiona sobre el artista en cuanto a su posición ideológica frente al mundo. Entre el rapero “regañón”, politizado e incluso panfletario, pero fuera de la realidad inmediata de la que habla. Y el que lo hace consciente de que es parte del mismo cochinero, lo cual tiende más a la autocrítica abierta o al ser brutalmente honestos.

TXT:: Eduardo H.G. / FOT:: Irving Cabello

¿Hablas de “Degeneración nacional”, la canción?

No, no de la rola en particular, sino del disco en general. Durante el confinamiento, encerrados, teníamos algunas letras e ideas para el próximo disco, como los temas que abordamos en “Degeneración nacional”. Lo social y tal, pero en realidad yo aún no sabía cómo llegarle ahí. Quería hacerlo, sí, pero no lo tenía claro, ni cómo planteárselo a Zupremo. Entonces estrenamos “Hago ruido” en la pandemia, rola que no iba o estaba pensada para el disco y sucedió lo contrario, fue el punto de partida…

Sí, ahora pienso en esos momentos duros del confinamiento, muy oscuros. Y justo aparece esta canción muy abierta, muy “propositiva”, con el video oficial y todo.

Ajá. “Hago ruido” terminó de amarrar por dónde iban a ir los tiros. Y lo asumimos: somos raperos, seguimos rapeando y tenemos dos o tres cosas más qué decir. Sin volvernos aburridos o regañones, sin jugárnolas como personajes, ¿sabes? No tenemos la verdad, lo nuestro no es lo más cabrón, sino una opinión más, si quieres verlo de algún modo. Por eso elegimos hablar desde la confusión o desde adentro del pedo. Y por ahí va el disco, más sueltito y espontáneo que los anteriores.

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Degeneración nacional (​​Homegrown Entertainment/Sony Music) es el más reciente disco de La Banda Bastön. El dúo llega a su cuarta producción en forma, luego de una década luminosa en cuanto al estatus de la banda como un referente del rap mexicano contemporáneo o de la era digital. Muelas de Gallo y Dr. Zupreeme cosecharon en la oscuridad el underground más de una década, bajo el formato de demos caseros entregados de mano en mano y conciertos austeros en una escena nacional endogámica que hoy se podría considerar como oldie, con reminiscencias de toda la era noventera de los arquitectos de su estirpe: de V.L.P. a Petate Funky; de Los Reyes del Pulmón a La Vieja Guardia, su crew.

Al respecto, DJ Aztek 732, su partner en La Vieja Guardia y un O.G. del juego en México, me dijo hace un tiempo: “Bastön tomó todo ese estilo, imprimiendo su sello hacia adelante, en cuanto al slang, el conocimiento y los temas propios”.

Aquella historia tendría su momentum en el lanzamiento del Todo bien (2013) para meterse de lleno a un ciclo del rap mexicano, que más o menos comenzó en aquel año, con mayor consolidación en las disqueras independientes, diversidad de discursos y una audiencia joven que saltaba con “Me gustas” en el after, los bares mismos o en una casa dándole play a YouTube. Luces fantasma (2017) fue el siguiente paso, mucho más ambicioso en cuanto a la producción, escritura y ejecución, con un EP de transición, Etcé7era (2019). Las cosas estaban puestas y, diez años después de que todo estuviera bien, la pandemia nos pegó en la quijada a todos, mandando al traste cualquier concepción de la “evolución natural” de un género brumoso como el rap mexicano, o de un grupo que apuesta por medir su trayectoria en discos. Que no es poca cosa cuando el mercado exige sencillos virales, incluso en el rap.

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Quizá también por eso, el Tiempo, el Ego y la Realidad conforman las obsesiones creativas de La Banda Bastön: “el tiempo —apunta Muelas— es de lo más valioso que tenemos los seres humanos, ¿me explico? O sea, todos tenemos poco o mucho, claro, pero si lo piensas es lo más cabrón que tú tienes para ofrecerle a alguien. Lo hemos dicho en las canciones: vivimos entre dos eternidades, ¿no? Como la idea de Cortázar del tiempo, que mientras digo estas palabras ya están en el pasado. Vivir en el presente constantemente sería lo chingón, el premio, pero siempre está ahí el pasado y el futuro. Y siempre estamos pensando en uno u otro. Sobre lo que decías, de los ciclos entre nuestros discos, sí, los niños de trece años en cinco cumplen dieciocho. Y ese puede ser el margen que tienes para llegarle a quien sea”.

Nos encontramos en una pequeña oficina de Sony Music en Polanco con Gonzalo Iván Muñoz Casanova y Aníbal. Gonzalo, Dr. Zupreeme, y Muelas tienen día de prensa en su nueva casa, luego de que su sello, Homegrown Mafia, firmara un trato con Sony y The Orchard para la distribución global de Alemán, La Plebada, Yoga Fire, Fntxy, Dee, Phul King Fu y la misma Bastön. Mientras el fotógrafo Irving Cabello dispara su cámara al dúo, es inevitable preguntarles sobre el impacto de este acuerdo en Degeneración nacional, en un contexto inédito en el que las disqueras majors comenzaron a general deals o “fichajes” de este tipo con raperos mexicanos que ya habían generado sus números en internet, con sus propios recursos.

Algo que hace una década era impensable, ¿no lo creen?

Sí, pero lo interesante es que hacemos lo que queremos en el sentido creativo. Tomamos nuestras propias decisiones y nos arriesgamos. Nadie regala dinero, eso hay que decirlo. Lo que sea que Sony nos dé hay que regresarlo, porque así son estos negocios, pero nosotros respondemos por nuestro jale. Entonces no tenemos miedo. Habrá grupos que quizá sí tengan la disposición de ser intervenidos, que la disquera les diga qué hacer en afán de ser exitosos o de conseguir más dinero o lo que sea, pero no es nuestro caso. La ejecución, grabación y producción estuvo bajo nuestro control —dice Dr. Zupreeme sobre Degeneración nacional, un disco que además propone un sonido particular, “subsónico”, en sus propias palabras, algo que podría definirse como aquel sentimiento que ocurre cuando te echas aire en los vellos genitales, dirá más tarde Zupreeme en el podcast de la Banda, Nollarollis Stollrollis.

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Amén de la lírica o en una sinergia con ella, el sonido de Degeneración nacional marca un derrotero en el camino del grupo que no había sido explorado a plenitud. Atrás quedaron las intenciones de cubrir o experimentar con los sonidos que permeaban al rap cuando se hizo Luces fantasma, disco que, por ejemplo, presenta un beat invitado de Statik Selektah, colaboraciones como la de Antibalas o Mariel Mariel. O bien cuya impronta aún estaba marcada por la fiebre del trap. La ambición creativa de aquella producción también se reflejaba en que todos los bajos son de Ra Díaz, de Suicidal Tendencies, en que la mezcla corrió a cargo de Joe “The Butcher” Nicolo y el mastering de “Big Bass” Brian, quien ha trabajado con Dr. Dre y Kendrick Lamar. Una visión global de contribuciones.

En Degeneración nacional, Zupreeme da una vuelta de tuerca en ese sentido. Define un sonido, o subsonido, más crudo, doméstico y clásico. Con todo grabado y producido por él mismo en Homegrown en un par de meses. Y con las pistas hechas a partir de un trabajo duro en el Roland SP-404A —evolución de la icónica caja de ritmos Roland TR-808—, aparato que daría al hip hop su sonido de samplers en la era dorada y un referente tecnológico indiscutible de la producción como arte mayor en el género. La atmósfera de las bases es acentuada por una bocina que Zupreeme construyó especialmente para colar un sonido inexacto, “sucio” deliberadamente y lo-fi, pero no por ello inescuchable.

En otra dimensión, el sonido de Degeneración nacional es un road trip “choyero”, gentilicio no oficial referente a los nativos de Baja California Sur, en cuyo desierto abundan unos cactus llamados choyas. Fue ahí, en la Ciudad Constitución del Valle de Santo Domingo, donde Aníbal y Gonzalo crecieron imaginando un mundo en la radio, con las voces de locutores como Federico Riestra, fundador de “La Señal del Progreso” XEVSD 1440 AM. O bien en lo fronterizo, con “La Ranchera de Monterrey” XEG 1050 AM, donde aún se transmite el programa de los Laboratorios Mallo con Pablo Carrillo en vivo. Los sutiles skits de ambos referentes hacen del disco un viaje en sepia por el desértico teatro de la mente.

En la capa final de la producción se encuentran los instrumentos orgánicos (como la batería en “Mafakas”), muchas veces tocados por Zupreeme, pasados por la Roland y modificados para la versión final. Es también el caso del bajo eléctrico de Valeria Cruz, bajista, guitarrista y tecladista que colabora con Denise Gutiérrez, Tito Fuentes de Molotov, Adan Jodorowsky y Belinda. “La tecnología nos alcanzó. Ahora como productor tengo la oportunidad de usar las mismas herramientas de la era dorada del hip hop, esa fórmula mágica, pero con herramientas modernas o versiones modernas de esas máquinas que ya no te permiten sólo una memoria de 125 megas, sino una SD de gigas; entonces eso, más la programación en la compu, que es finalmente donde yo aprendí, me dio este resultado híbrido. Y esperamos que el próximo disco lo pueda grabar todo así, en la consola directo sin necesidad de una computadora”.

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Si bien “Degeneración nacional” y “Hago ruido” marcan el tono crítico y marcial, “Mafakas”, “Malo”, “Lupe Esparza” con Primero Company y “Nefilims” con Yoga y Dee navegan en el contenido realista, como lo define Paul Edwards en el libro How To Rap The Art And Science Of The Hip-Hop, a partir de testimonios de los grandes raperos del juego. El neobolero de “Te dejé volar” con Daniel, Me Estas Matando aporta el engranaje sentimental y sexual, junto a “Nebulosa”.

Degeneración nacional está plegado ideas crípticas que van de lo bíblico a los conocimientos oscuros y mitológicos con “En el camino aprendí”, donde tanto Alemán como Fntxy elaboran barras personales y hacen una entrega honesta de su aprendizaje respecto a lo que debe ser el rap hecho en el país, respectivamente. Ahí, los coros de Denise Gutiérrez dotan de una textura sacra y nostálgica a uno de los bangers del disco. “Agua transparente”, “Tropecé” y “Buscando nada”, esta última con Aczino, navegan el autoconocimiento y la conciencia humana, contradictoria y fútil. “Chimenea” hace lo suyo en cuanto al discurso por la reivindicación del consumo de mariguana a nivel personal y social que la La Banda Bastön ha mantenido con el paso de los años. Finalmente “Está en el aire” es el himno a los Niños Gordos Morenos Army, el fandom que se ha creado como el soporte del grupo en las redes sociales.

En vivo estas canciones trasladan el espíritu del disco sin perder poder. Algo que observo en una de las presentaciones no oficiales del mismo, en un show más o menos íntimo con un público no necesariamente rapero, organizado por Amazon Music México. Se trata de la primera edición del Duelo de Titanes, encuentro virtual de batallas de freestyle. Es finales de 2022 al sur de la ciudad en un estudio de la multinacional del delivery. Muelas y Zupreeme son jueces, con Aczino, de un torneo de batallas que reúne a parte del all stars nacional de esta ciencia: Jony Beltrán, RC, Dominic, Ghetto, Lobo Estepario, Yoiker, Rapder y Zticma. 

Y como show musical intermedio, la Bastön toma los micrófonos para hacer un pequeño concierto, divertido, suelto, sin pretensiones ante una veintena de chicos y personal de agencias y marcas que más bien fueron invitados por las batallas, como yo. Al grupo no parece sorprender el choque, y suena su Degeneración nacional por primera vez de manera semi pública, con grandes resultados en las versiones en vivo, incluído el featuring con Aczino, lo más celebrado ahí. El caudal de ritmos y rimas encuentra su centro, como el disco mismo, creo, en unas líneas de “Mafakas”: “El ego nos sostiene y casi nada nos ampara / La proximidad del final en nuestra cara”. Al final de eso se trata todo y ellos lo saben.

Para concluir, ven hacia atrás un lustro, pandemia incluida, a nivel personal y artístico, todo lo que ha ocurrido y ¿qué observan?, ¿cómo se sienten en este momento? 

Todo cambia, ¿no? En este periodo me separé de una pareja con la que salí mucho tiempo. Estoy en una etapa distinta de mi vida, ¿no? Hace poco escuchaba a un un vato de estos así como chingones de la psicología y hablaba sobre las señales de que te está yendo bien. Una de ellas es que dejas de ver a cierta gente, cuando te enfocas en mejorar tu salud, tu mente y estás preocupado en dejar una marca. Yo creo que en nuestro caso estamos haciendo las tres. Digo, puta, a toda madre, es una buena señal, ¿sabes? Claro que es complicado, nadie dijo que iba a ser fácil y no tiene por qué serlo, pero creo que vamos muy bien encaminados —concluye Muelas, y agrega Zupreeme:

“Siento que si bien perdimos un par de años claves en nuestras vidas, porque de repente salimos dos años después del confinamiento y muchos nos dejaron de ver en nuestros treintas y regresamos en nuestros cuarenta, ¿no?, jajaja. Pero, aunque suene raro, me siento más joven, pues, hay cosas que honestamente ya se me hacían pesadas porque tenía muchos años haciéndolas de la misma forma. A nivel de mi jale, por ejemplo, descubro otras maneras de hacerlo, me entretengo aprendiendo, me nutre un montón. Entonces siento como si hubiera empezado a correr para atrás el reloj, no sé, de los últimos cinco años para acá.

*La Banda Bastön presenta de manera oficial Degeneración nacional este viernes 2 de junio en el Auditorio BB de la Ciudad de México, junto a invitados especiales. Los boletos están disponibles en la taquilla del recinto y online en Passline.

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