Conciertos

Ilegales: “¿Qué importa lo que nos pase a los punks, a los rockeros?”

/
291,071
ilegales-concierto-aniversario-lunario-entrevista
Ambulante 2024

Cuarenta años atrás, Ilegales comenzó a asolar las calles de su natal Asturias para pronto regar el temor que su cancionero desataba por toda España. El camino fue labrado con álbumes definitivos para comprender la historia del rock iberoamericano, todos ellos acompañados de una actitud siempre rebelde, con el intelecto salvaguardando cualquier arrebato. Con esto en la cabeza y el pecho, la banda liderada por el imbatible Jorge Martínez alista una fiesta de altura para celebrar 40 años de rock & roll. La cita será en el Lunario el próximo 19 de noviembre, y de esto y más charla el mismo Jorge, desde alguna esquina de su residencia española.

Aparece en la pantalla empuñando una guitarra Stratocaster que, presume orgulloso, fue fabricada en 1964. Un arma de esas le ha servido para edificar himnos de las proporciones de “Agotados de esperar el fin”, “Destruye”, o “Bestia, bestia”. “Se trata de una guitarra que no es fácil de tocar”, apunta Jorge, observándola, y luego rememora cuántas de esas ha estrellado contra el suelo, ya sea por angas o por mangas, pensando igual en sus propiedades espirituales. “Bueno, he roto muchísimas. Es que, sabes qué pasa, que me enfado con ellas cuando el mástil se tuerce y ya no hay nada qué hacer. Intentas corregirlas, las mimas, pero te acaban agrediendo, y al final hay que eliminarlas. Los músicos cometemos el error de creer que nuestros instrumentos son algo vivo; en realidad se trata de herramientas de trabajo. Puedes llegar a quererles mucho, pero sólo son eso, herramientas”.

¿Qué queda del punk hoy día en el mundo, Jorge?

Hay que decir que el punk ha estado ha estado aquí desde hace muchísimo más tiempo del que creemos. Catulo, por ejemplo, es más punk que cualquiera. Las cosas que dice él, o Juvenal, o Virgilio sobre todo… Todos ellos escandalizarían a muchos hoy en día. El punk es algo necesario, la reacción ante la corriente imperante hace que las libertades de los pueblos se amplíen. A veces se trata de tonterías, gloriosas estupideces, las que propugnan los punks en determinados momentos; en otras se refieren a cosas profundas. Pero siempre es necesario esto, para todas las sociedades, algunas claramente represivas. Porque existen sociedades que hoy mismo funcionan tal como hace mil años.

¿Qué hay de ti, te sigues considerando un rebelde?

La rebelión no es una constante, es un instinto. Sólo cuando uno ya esta muy enfermo y no tiene fuerzas esto decae. Algunas veces fui a visitar a un buen amigo mío periodista que estuvo con la División Azul en Rusia, y a sus 80 y muchos años seguía siendo un rebelde. Escapó del geriátrico, un gran ejemplo. Me decía: no dormiré allí. Y pasaba la noche en la calle. Allí nos tomábamos unos vodkas juntos. Se abrigaba bien su bufanda y yo le decía que iba a pasar frío; me respondía que no tenía problema, que había estado en el frente ruso a 60 bajo cero. Las monjitas del sito no conseguían persuadirle de dormir dentro, y siguió siendo así hasta el último momento. En otras cosas no era un ejemplo, ¿eh?, su adicción a la ginebra con limón le precipitó la muerte, aunque también le hizo muy feliz.

¿Alguna opinión de los colegas músicos con quienes compartes camada, qué tal han envejecido?

Algunos nacieron viejos y otros nacieron muertos, auténticos abortos. En cambio otros han ofrecido una cosecha interesante; a lo mejor no fueron de los preferidos de los medios de comunicación, pero qué importa. Es decir, ¿qué importa lo que nos pase a los punks, a los rockeros, a los artistas? Lo que importa en realidad es la obra. Conozco a verdaderos sinvergüenzas que han hechos cosas valiosas, que se agradecen.

A últimas fechas invitaste a personajes como Dani Martin, Andrés Calamaro y Bunbury para recrear algunos temas de Ilegales. A varios fans no les gustó nada la idea.

Hubo un tremendo escándalo porque le hablamos a Dani Martín, un artista pop que viene de El Canto del Loco, es un tío muy capaz que hace pop para niñas, con gran éxito, pero suda la camiseta como pocos. Asumir ese tipo de riesgos con esta clase de gente está bien. A mí me gusta hacerlo así, aunque algunos pongan el grito en el cielo. ¿Cómo es que le llamas a un popero?, me gritaban. También contacté a Andrés Calamaro, un experto en festejos nocturnos; a Los Auténticos Decadentes, a Enrique Bunbury. El último le dio el toque definitivo a “Ángel exterminador”, una canción que escribí a finales de los años setenta, muy premonitoria.

Por qué es premonitoria.

Lo es, aunque la especie humana es previsible. Es que tiene una frase que dice: Aún no se ha declarado, ya lo sé, pero habrá guerra. La grabamos Ilegales antes de que estallase la guerra entre Ucrania y Rusia. Pero la guerra es una constante, actualmente hay países hasta con dos guerra en curso. 

Volviendo a lo que hablabas sobre tus invitados, esto hace ver que eres un tipo desprejuiciado.

Estar abierto es muy bueno. El rock debe su sobrevivencia a que es capaz de asumir otros estilos musicales, a que puede devorarlos con suma facilidad. El rock es muy contaminante, intoxica a otros estilos. Esto le ha inoculado una especie de vacuna que lo hace muy resistente, a todo. Fíjate que en el año 56 ya se decía que le quedaban dos meses de vida. Y hasta hoy coexiste con otros géneros, algunos francamente repulsivos, otros bastante valiosos. Sigue llenando estadios. El rock que se hace en español cada vez avanza más hacia el norte, más allá de Los Ángeles. Porque el español es un gran idioma. De entre las lenguas romances probablemente sea más potente que el francés o el italiano. El inglés también es un gran idioma… para los manuales de instrucciones.

¿Qué piensas de tus paisanos Rosalía y C Tangana?

Rosalía es un tonadillera. Esa música que hace ya existía en España en los años treinta. Es algo ya muy visto. En otros sitios impresiona, en España no. Mezcla lo suyo con lo que se escucha en lo polígonos industriales, en las gasolineras de carretera. A mí no me parece interesante. Lo de C Tangana tampoco. Ambos deberían aprovechar la oportunidad y conocer otras cosas. Tangana ha colaborado con muchos artistas y podría dejarse impregnar por lo que estos tienen. Es momento de pararse temprano por la mañana y dedicarle doce horas al día a conocer cosas, a escuchar música, a practicar, a producir. Hay quien quiere bajar todo de Internet, coger el atajo y no enterarse de nada, ser un incapaz absorbido por un mercado que terminará tirándolo tras un éxito fugaz; luego están los jóvenes que adquieren bases, que tienen una solidez de conocimiento que me impresiona, tremendos. Sólo necesitan ese soplo divino que les haga creativos.

¿Qué deberíamos esperar del concierto que se acerca en CDMX, para celebrar 40 años de historia de Ilegales?

Vamos a hacer un show eufórico, de esos que ponen en alto desde el primer momento. Con buen sonido, todo muy fluido, sin trabas. Hay que estar en forma para tocar con Ilegales, casi ni se puede respirar entre canción y canción. Yo me tomo un trago ya al final, cuando ya tocamos 53 canciones de las 500 y pico que tenemos; hasta ahí me tomo una copa. Tristemente no puedo tomar tequila porque me abrasa la garganta, me va muy mal; pero después de ese concierto no me privaré de ello. 

*También te puede interesar: Venas Rotas armó fiesta punketera por su cumple

 

             

Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

Auditorio BB