La Piscina Calumbos de Sonido Textual para este fin del año gregoriano se zambulle en el instante en que la nada se transforma en algo.
TXT: CARLOS EDELMIRO
160.2 GHz
Radiación de fondo de microondas
Antes de todo, cuando no había nada, la nada chocó contra la nada y creo algo.
Todo se crea a través de un choque.
En la música, se le llama anacrusa cuando en una composición una o más notas anteceden el 1er tiempo fuerte. Como una promesa la anacrusa anuncia lo que vendrá sin aún entrar en la diégesis de la obra musical. Si nos detenemos a analizar esa anacrusa desprovista de su continuación pareciera que nos direcciona hacia algo, pero le falta información. Tal vez era este tipo de vacío el que existía antes de la creación del universo, un vacío con sentido.
Pero…. ¿Cuál es el instante exacto en que la nada se transforma en algo?
La anacrusa por lo general no son un par de notas arbitrariamente impuestas antes del inicio de una composición. Comúnmente la anacrusa es una parte crucial del universo musical que se creará a su continuación.
La pienso en el vacío, la anacrusa sin más. Detenida en el tiempo, sin su continuación.
Entre la anacrusa y el primer compás existen unos nanosegundos en pausa, ahí está el Big Bang
Todo esto me hace pensar que quizá fue una repetición constante de esa anacrusa la cual fue mutando en armónicos y generó así el choque del cual se creó la composición universal.
Nada + Nada = Algo
Pero…
¿Qué es lo que está antes del comienzo?
¿Qué es lo que marca que algo ya comenzó?
Yo podría decir que comencé esto desde que me surgió la idea de la anacrusa, o podría decir que comenzó cuando mi voz fue plasmada en este texto. O podría pensar como Borges y conjuntar enteramente la historia en el presente, y pensar que he vivido toda mi vida para escribir esto. “El presente comprende íntegramente toda la historia” decía Borges. O Será que más bien como lo dicta la teoría del eterno retorno estamos en un loop y por siempre estamos recomenzando como el mar o el tráfico.
¡Todo es un choque!
Todos los instantes son el mismo instante
En 2013 el físico John Cramer creó un sonido utilizando la radiación de fondo cósmico que en un principio había sido usada para observar las fluctuaciones de temperatura del universo en sus años prematuros. Para lograrlo hizo un algoritmo programado en el software Mathematica el cual traducía esta información en sonido. A medida que el universo se expandió, estiró las longitudes de onda creando un sonido más grave. El sonido llegó a ser tan grave que se tuvo que aumentar 100 septillones de veces para que pudiera ser interpretado por el oído humano como sonido.
Primera traducción: La radiación de fondo cósmico al Mathematica
Segunda traducción: Del mathematica a la escala de rango frecuencial humano
Tercera traducción: Del rango frecuencial humano a la compresión psicoacústica del mp3
Cuarta traducción: Del mp3 a nuestros oídos
Cramer afirma que aunque se utilizó el mismo método que con la temperatura, las ondas captadas para su estudio son ondas de sonido reales propagándose en el universo y por lo tanto concluye que cuando el universo es lo suficientemente pequeño el espacio-tiempo resuena en sí mismo.
Un evento sonoro que no tuvo testigos. En el futuro es posible escuchar al árbol caer.
El presente contiene íntegramente toda la historia,
Todos los instantes son el mismo instante,
Todos los choques son el mismo choque.
El instante del evento sonoro perdura en la eternidad,
como psicofonías pérdidas en el espacio temporal,
el big bang siempre recomienza.
Las cuerdas funcionan a través de ondas estacionarias que dependiendo de su grosor, tensión y longitud determinan la frecuencia emitida por la cuerda una vez puesta en acción. En los membranófonos (tambores) estas ondas estacionarias son de tipo bidimensional, lo cual hace que los modos de vibración no sean armónicos de su fundamental, y es por esto que presenta dificultades al afinarse en un tono específico.
Simulador de ondas en membranas circulares
Floto sobre las aguas de la Bahía de Kino. Veo la forma ondulatoria de las olas, la arena y de una montaña al fondo de mi campo visual. Me hacen pensar en la tierra como una membrana, como un gran tambor con vibraciones a tiempos distintos y concebir la creación como un redoble.
Los transientes del big bang se han ido y las frecuencias oscilan sin principio ni fin. Herzios fantasmales que se escapan de la escucha. Ondas estacionarias imposibles de medir por el ser humano.
La erosión de las montañas, la erupción de los volcanes o las olas del mar,
son los delays de aquel redoble inicial.