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Weyes Blood: “Hay artistas pop que toman postura indie para ganar credibilidad”

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Ambulante 2024

“¡Güeyes Blood, Güeyes Blood, Güeyes Blood!”. Así se escuchaba, al unísono, el público presente el pasado 29 de noviembre en el Auditorio de BB, de la CDMX, momentos después de que Sanje (novel conjunto capitalino que debutó en vivo esa noche) bajara del escenario para sederle terreno a Natalie Mering, quien tras el seudónimo de Weyes Blood ofreció su primer show en nuestra capital después de más de 10 años de carrera, creando una clara brecha con el público mexicano que difícilmente podrá desaparecer.

Weyes Blood

La velada estuvo plagada de momentos memorables, con una entrega total y recíproca entre los del entarimado y la audiencia. Una fila con horas de espera para entrar al recinto lo avaló. Los fans de Weyes Blood lograron sedar la sed de pop y magia gestada tras cinco entregas de larga duración: The outside room (Independiente, 2011), The innocents (Mexican Summer, 2014), Front row seat to earth (Mexican Summer, 2016), Titanic rising (Sub Pop, 2019) y And in the darkness, hearts aglow (Sub Pop, 2022), entre varios EP’S. 

Previo a su show, quien redacta esas líneas, pudo reunirse con la autora de “Andromeda” y “Grapevine” para charlar sobre el concierto, su incorporación a las filas del sello Sub Pop y lo que ha cimentado en su carrera, volviéndose uno de los referentes clave del indie pop en la actualidad.

Entrevista con Weyes Blood

Llegas por primera vez a nuestro país. ¿Crees que haber venido antes hubiese sido prematuro?

No lo sé, creo que no podría saber si hay una gran diferencia, las cosas son como son y no tiene sentido pensar en qué habría sido mejor. Creo que sí pude haber venido antes a ofrecer un show acá. De hecho, conozco Tijuana y Rosarito, he visitado México y tengo muchos amigos con los que voy a conciertos cuando vengo. A veces me siento un poco atrapada por ir de gira a los mismos sitios; definitivamente es un gran momento para tocar en la CDMX, Es fascinante aparecer de pronto y generar toda esta expectativa entre tantos fans en un venue tan grande.

En redes sociales se levantó gran expectativa entre tus seguidores, de boca en boca, algo muy especial.

¡Wow, qué lindo! Claro, vamos a tocar un set extremadamente especial y largo. Este es el último show con el que cerramos el ciclo del tour, así que evidentemente tenemos planeadas muchas cosas divertidas, incluso con las luces. Para mí va a ser un concierto muy emocional y catártico; de hecho, estoy muy, muy enganchada con la situación, esta idea de cerrar un ciclo así es muy salvaje.

¿Cómo evaluarías los pasos y las decisiones tomadas a lo largo de tu carrera profesional como Weyes Blood, teniendo como punto de partida la edición de The outside room en 2011, hasta llegar And in the darkness, hearts aglow?

Inicié de forma muy subterránea, mis primeras grabaciones las hacía en CD-R y me presentaba en sótanos. Ha sido un proceso tan lento para mí que de algún modo sigo pensando que estoy apenas comenzando, que aún hay un camino largo por recorrer a pesar de que he lanzado mucha música. Además, como que estoy enganchándome en el proceso de hacer música con otras personas, de grabar con más gente. Por mucho tiempo sólo fuimos mi música y yo en un mundo de cuatro pistas. Sí, creo que aún tengo muchos capítulos por delante.

And in the darkness, hearts aglow. Lo percibo como la joya de la corona en tu discografía. Se compone de todas estas subidas y bajadas que de algún modo transportan y conectan con el minimalismo y la intensidad vocal de tu primer álbum; aunque con nuevos elementos, muy cercanos a la obra de Wendy Carlos, por ejemplo. ¿Qué representa esto para ti?

Ha sido todo un viaje el poder sentirme cómoda con mi vulnerabilidad. Siento que con el disco anterior fue difícil no agregar y agregar más elementos para ocultar la vulnerabilidad que se podía percibir en mi voz y dejarme totalmente expuesta. Permitir que las canciones se sientan más naturales y cómodas siendo más sencillas, así como no añadir más efectos a la voz, fue una odisea.

Creo que es genial el poder encontrar esa forma de obrar desde una perspectiva química. Por supuesto que extraño mi pasado más ruidoso y experimental y, de hecho, me encantaría encontrar la forma de poder unir ambos mundos. Creo que ese será el próximo capítulo de mi carrera. Ahora que la parte de la composición está completamente asentada, me gustaría experimentar más sin que se pierda la esencia de las canciones.

La carga emocional del disco refleja el sentir del mundo en la pandemia. A casi un año de editarlo, ¿qué te dice en retrospectiva? 

En el momento en que lo lancé me sentí algo insegura, me pregunté por qué mejor no había hecho un disco de pop, algo más feliz. También pensaba qué es lo que esperaba mostrándome tan vulnerable frente a todos, sin sentirme avergonzada. Después de un año de gira me di cuenta de que ese álbum realmente hizo efecto en la gente y que era un disco que necesitaba para ponerme en perspectiva y no evadir que viví un episodio traumático, porque vaya que lo fue. 

Eso es lo que se sentía adecuado para mí, sólo podía ser honesta, jamás quise ser algo que no soy. Creo que por aquel momento tenía mucha atención hacia mi persona, había gente que opinaba sobre la dirección que debía de tomar; pero al final siempre sentí que ser auténtico nunca pasa de moda ni te hace perder el estilo. Mantenerme honesta dentro de esta industria probablemente me vuelva eterna. Hoy puedo decir que me siento súper orgullosa de lo que he logrado.

¿Cuál es tu sentir respecto al pop como género en la corriente principal? Porque has sido lo suficientemente cuidadosa al mantener a flote y nivelar tu integridad como artista y el hecho de privilegiar tus canciones con melodías, estructuras y coros que todos pueden cantar.

Definitivamente hay mucha música pop que trasciende y se vuelve universal en la vida, así como hay música pop que es completamente olvidable. Estamos en un punto en el que las cosas van más hacia lo desechable, y hay quienes buscan autenticidad. Puedo asegurarte que hace unos 10 años todo el mundo tenía la idea de hacer canciones pop sin sustancia alguna. Es verdad, todos lo queríamos, fue la temporada en la que todo se movía hacia ese lugar donde imperan discursos que sugieren pretensión. Pero todo es cíclico y en este momento la gente busca temas reales, aunque seguramente hay quienes no terminan de entender lo que se hace ahora y tienen que moverse a otras escenas sin estar empapadas de ellas y, en definitiva, puedes ver cómo muchos artistas pop adoptan la postura indie para obtener cierta credibilidad.

¿Qué hay detrás del concepto del video para “God turn me into a flower” que dirige el documentalista Adam Curtis? 

¡Soy una gran admiradora de Adam! Tiene mucho material gratuito en YouTube, recomiendo que lo vean, una gran parte del archivo de la BBC. Cuando le propuse hacer el video supe instintivamente que utilizaría ese tipo de imágenes. Él era el indicado para mostrar la presunción y la banalidad de nuestra sociedad, los tonos más oscuros de la humanidad, la forma tan negativa en que convivimos con nuestros semejantes. No soy una gran entusiasta del capitalismo, pero gano dinero. Es una especie de disonancia que de algún modo pudre el alma, la esencia. Mucha gente con convicciones políticas muy marcadas se siente de la misma manera. Hay un sentimiento de impotencia, porque tienes que comer y pagar las cuentas, incluso tener una familia. Es muy difícil para cualquiera implementar medidas que realmente hagan una diferencia en el mundo. Ese video plantea bastante bien mi visión sobreel tema.

Háblame de tu incorporación al legendario sello discográfico Sub Pop, fundado por Bruce Pavitt. ¿Fue abrumador en algún punto estar en el mismo sello que lanzó las carreras de Nirvana, The Postal Service o Sunny Day Real Estate?

¡Desde muy joven he sido gran fanática del sello! En ese sentido, es un sueño hecho realidad, amo su legado musical. Nirvana y Kurt Cobain, el grunge. Para mí es como cerrar un círculo. Titanic rising y And in the darkness, hearts aglow de algún modo tienen su raíces en Nevermind (Sub Pop / DGC, 1991) e In utero (DGC, 1993) de Nirvana. Es genial el poder trabajar con gente que tiene credibilidad y apertura para entender lo que hago. Jamás se me ha impuesto cosa alguna; en realidad me alientan a mantenerme auténtica. Una relación bastante fructífera.

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Joel Rodríguez

Joel Rodríguez

Es mercadólogo, periodista y baterista entregado totalmente a la cultura pop, el cine y la literatura (con especial debilidad por las biografías musicales). Colecciona vinilos, discos compactos, devedés y blurays. Su director favorito es Jim Jarmusch, su chela preferida es la estilo Pilsner y su mejor taco es el de pastor.

Auditorio BB