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The National ante el reto de mantenerse en lo más alto del indie global

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The National ante el reto de mantenerse en lo más alto del indie global
Ambulante 2024

Cierto es que según la forma en la que se comporta la industria musical en 2023, todo indica que sacar dos álbumes en un corto periodo de tiempo se trata de una decisión sin mucho sentido; pero también es cierto que todo indica que a The National, en calidad de super estrellas indie, se les exige mucho más que a otros artistas de características similares.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

Habría que considerar que esa presión extra de parte de la crítica se da después de que se hizo mucho énfasis en que First Two Pages of Frankenstein fue una obra que surgió tras un severo bloqueo creativo -que amenazó con detener a la banda- y ahora resulta que Laugh Track trae consigo otras 12 canciones que evidentemente surgieron del mismo periodo de trabajo.

¿Por qué habría que tomar como algo negativo que su estética sonora se prodigue y repita entre canción y canción? Por supuesto que Laugh Track es una pronta prolongación de su antecesor y guarda obvias similitudes -casi son hermanos gemelos-, pero, en sentido contrario, habríamos de aferrarnos a sus mejores canciones para ponderarlo.

Más allá de la cercanía entre entregas, hay que denotar a “Space Invader”, que se extiende casi hasta los siete minutos y ofrece un excelente crescendo final que demuestra su poderío instrumental y la manera en que el grupo tira de la épica -algo por lo que destacaron y son admirados-. Esta pieza es toda una oda a la reflexión entorno a lo que hubiera podido pasar, pero no ocurrió: “¿y si no nos hubiéramos conocido nunca?, ¿y si siempre hubiera seguido en ese tren?, ¿y si nunca hubiera escrito esa carta?”.

Todos en The National son tan suficientemente adultos para que les peguen las mismas tribulaciones de Matt Berninger -su cantante-… un tipo que se pregunta sobre su relación de pareja, las incongruencias del mundo y la manera en que alguien como él puede o no seguir encajando.

Y también hay que colocar entre lo mejor de esta entrega la canción que le da título; una colaboración con una mucho más joven Phoebe Bridgers, que es una interprete maravillosa, y que en alternancia con Matt resultan sumamente conmovedores y calan bien profundo en la sensibilidad del escucha. “Laugh Track” es una delicia.

Si a todo lo anteriormente mencionado agregamos la presencia de “Weird Goodbyes”, un medio tiempo trotón en compañía de Bon Iver y que lleva la marca de la casa, la valía del álbum se manifiesta y no resulta en algo de poca trascendencia –como lo quieren hacer pasas sus detractores-.

Además, ahí está el agradable desparpajo de “Smoke Detector”, que se grabó durante una prueba de sonido antes de un concierto en Vancouver y que precisamente se mueve entre la improvisación y la espontaneidad del momento.

Habrá que decir –con justicia- que si The National se propuso aquí hacer un disco de rock- tal como comentaron-, pues se quedaron cortos y su baterista -Bryan Devendorf-, a quien le encargaron tal misión, no hizo sino apegarse al sonido que les hemos conocido –y que nos ha fascinado- por años.

Quizá pudo dar más “Crumble”, el dueto que hicieron con la legendaria Rosanne Cash, que aunque cumplidor no alcanza a instalarse en el sobresaliente. Pero ello no obsta para que Laugh Track se deje escuchar con placer, aunque no llegue a las cotas tan altas a las que en discos anteriores rozaron. The National han alcanzado un sitio muy relevante y este trabajo no los baja ni siquiera un escalón del pedestal en el que se encuentran en el indie global.

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Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo

Embajador de Tuzolandia por el mundo. Su novela más reciente es 'Ya no más canciones de amor' (Ed. Gato Blanco). En Marvin, coordina las colecciones 'Rock para leer' y 'Tinta sonora'. Forma parte de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM). Su libro más reciente se titula 'Una ópera egipcia', poemario a partir de un álbum de Los Planetas.

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