Rubio edita Mango Negro, su segundo álbum. – La onda eléctrica producida por un sintetizador se eleva creando una textura que eriza la piel; una percusión procesada genera un eco como proveniente de una caverna milenaria; una voz satinada se enreda entre melodías volátiles como extraídas de los sueños de Homero -ese griego errante-. Ni duda cabe, la fascinación te lleva hasta territorios impensados en los que se reúnen épocas y sonidos.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Fran Straube, la chilena que encarna a Rubio, ha llevado su pop electrónico a un refinado nivel de sofisticación y elegancia que no deja escapar al escucha. En su segundo álbum existen distintos niveles de intensidad, marcados claroscuros que dejan entrever y ocultan a la vez; hay una cantidad de misterio que llena de interrogantes a las piezas.
El sucesor de Pez (2018) no deja de lanzar preguntas en cada una de las 15 canciones que lo conforman e incorpora al entorno digital que ya le conocemos algunos instrumentos acústicos -como sucede en “Agua”. Pero lo que hay que enfatizar es que Mango Negro (Jungla Music, 2020) plantea la experiencia de un viaje que por momentos se semeja al de Orfeo rumbo al inframundo para luego remontar un vuelo parecido al de un Ícaro triunfante y sabio para no ser quemado por el sol, pero sin saber a dónde va (“La especie”).
Fran ha trazado un mapa personal que comparte con sus seguidores y en el que va vertiendo pistas diversas -es confesional y críptico a la vez-. De mi parte, lo escucho en repetidas ocasiones y trato descifrarlo, como si sus notas fueran jeroglificos sonoros. Percibo un discurso personal ya muy maduro en piezas como “Compañera” y “Nudo”, con la colaboración de Rubio con Frannie Holder. El basamento electrónico es el ideal para que el juego vocal deslumbre y conduzca un viaje en le que podemos contemplar a una ciudad ardiendo (“Tormenta del SXXI”).
Mango Negro semeja una visita al museo íntimo de una artista extraordinaria; podría ser una extraña fruta plasmada en un cuadro de un Gauguin mutante. No es posible negar la poderosa carga erótica que se desplaza a lo largo del disco… es como si los personajes plasmados lanzaran una invitación a decidir entre el amor y el placer. “Solo quiero que me salves tú” se muestra como la herramienta perfecta para tal convocatoria.
Ni parece que algunos de los temas aparecieron previamente en formato de Ep; al final se logró una gran cohesión en la que cada parte es fundamental para lograr ese todo. Rubio estableció la secuencia correcta para que ese nutrido grupo de composiciones fueran explayando su propia narrativa. Podríamos dejar correr una película en blanco y negro de Michelangelo Antonioni y utilizar como banda sonora la música de Fran. ¿Acaso esto no sería posible en esta época?
Lo dicho: la fascinación puede llevarnos a comparativos improbables; con Mango Negro es fácil dejarse conducir por el ensueño… en “Ir” un periplo pasional puede comenzar desde la pista de baile. Rubio (antaño en el grupo Miss Garrison) escala peldaños en el panorama musical latinoamericano a través de una sofisticación de alto nivel y una estética atrayente y llena de ese misterio que provoca seguir adelante acompañados por el vértigo de la incertidumbre.
RUBIO PRESENTA SU SENCILLO “SOLO QUIERO ME SALVES TÚ” – EXCLUSIVA
Fotos vía Instagram.
