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Queidem: elegías, lamentos, dolor y pop minimalista

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Queidem: elegías, lamentos, dolor y pop minimalista
Ambulante 2024

El James Blake de sus primeros años nos atrapó con un espíritu viejoven que se volcaba sobre canciones que duelen hasta lo más profundo; durante toda su carrera Sufjan Stevens ha recurrido a poderosas imágenes propias de la religión judeocristiana que funcionan como clavos ardientes dentro de sus composiciones. Ambas cosas producían una magia muy especial, la misma que se haya en el álbum debut del español Queidem.

TXT:: Juan Carlos Hidalgo

Y es que Evitaremos todo mal es todo un lamento que da cuenta de un alma atormentada a la que le encanta la imaginería religiosa y la expresión de un ser acongojado entre revelaciones profundas y místicas, pero que pasan también por las pulsiones de la carne.

No en vano una de las joyas mejor confeccionadas de esta entrega lleva por título “Marti R” y en la que cabe pop barroco, electrónica de bombo retumbante, arreglos clásicos y hasta un pasaje con una marcha propia para la Semana Santa (al estilo C. Tangana), para luego soltar una letra que dice: “Quise ser un mártir/ que una flechas desde el aire/ atravesaran mi costado/ como el santo de mi pueblo” -¡Pura España profunda!-.

Originario de Valencia, pero radicado en Madrid, Queidem es arrojado de principio a fin y no en menor grado; en estos tiempos de cancelación se atreve a samplear la voz del poeta chileno Pablo Neruda y hacerlo conducir una “Canción Desesperada”, que incluye teclado y una muy refinado manera de interpretar con una voz aguda que en México nos hará acordar de Juanson, pero a nivel global de Perfume Genius.

La sensación final es que Evitaremos todo mal, que está conformado por 11 canciones en las que “Halo Dorado” es una especie de introducción, ofrece una experiencia estética que intriga y atrae a partes iguales y para ello tiene otras delicadas piezas de orfebrería como lo son “Hay fantasmas”, “Perdiendo amores” y, especialmente, “Niebla”, que dice: “Al asomarte en el cristal/ Creíste ver en mí/ Tu espíritu, tu cuerpo/ Sacas tu parte de maldad/ Me atacas y me obligas a besar tu cuello”.

“Niebla” tiene también otra frase que representa muy bien el concepto de Queidem: “Sabes que perdería/ al dejar que mi fe muriera”… una vez más la pulsión religiosa envuelta en el tirón del deseo. De repente es como si estuviéramos en una película en blanco y negro que luego se interrumpe con chispazos de color debido al recurrente uso del autotune o de algún estallido electrónico, como una “Tánatos” sobrecogedora (es como estar inmerso en una instalación de arte contemporáneo).

No podemos negar que se cuela esa noción tan católica de la culpa en todo el disco… hay mucho dolor, muchos recuerdos y una música volátil que es completamente fascinante… es un rito iniciático… como tomar una pequeña dosis de un veneno exquisito que fuera servida por meseros con el rostro de Tom Yorke y Erik Satie.

No demos vuelta, quien se dé oportunidad de descubrir a Queidem y escuche con atención Evitaremos todo mal obtendrá una revelación.

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Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo

Embajador de Tuzolandia por el mundo. Su novela más reciente es 'Ya no más canciones de amor' (Ed. Gato Blanco). En Marvin, coordina las colecciones 'Rock para leer' y 'Tinta sonora'. Forma parte de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM). Su libro más reciente se titula 'Una ópera egipcia', poemario a partir de un álbum de Los Planetas.

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