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¿Qué odiamos de los mirreyes?

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A raíz de que el Niño Verde cayó en el alcoholímetro por manejar flameado, se ha reavivado el tema de tan característico clan (no le digo tribu urbana, para que no se me ofendan los ‘papaloys’).

“Él quisiera estar en su cama, en bata, viendo revistas, o en Cancún”, escribe Salvador Camarena en su columna de Sin Embargo. Pero no, Jorge Emilio González fue a dar al Torito, donde tramitó un amparo para poder salir sin cumplir, ese mismo día, sus horas preso.

¿Por qué el flamante senador no se quedó ahí? Porque tenía hambre, sed y frío, según sus propias palabras. Nadie le ofreció un ‘champú’ en el Torito, ¡qué gandallas!

Propongo que les cantemos: Los del Verde dicen pío, pío, pío, cuando tienen hambre cuando tienen frío…


El mirrey es objeto de burlas por su característica forma de hablar. Ya no es un tono ‘fresa’, es una mezcla más sofisticada.  Quizá tiene que ver con la forma en que acomodan labios, boca y lengua a la hora de posar para las fotos.

No, no están viendo en Mirreybook al pato Donald, Lucas o Pascual, es la pose ‘trompa parada’ que adoptan por naturaleza.

El mirrey es odiado por misógino. No hay mujeres para ellos, hay ‘lobukis’. Ellos son la versión moderna del ‘todas mías’. Van de ‘cacería’ al antro de moda, nunca beben cerveza y se prenden con los primeros acordes de Será que no me amas.

Los mirreyes gustan de presumir sus lujos y excentricidades. ¿Mirrey sin dinero? ¡Ni pensarlo! ¿Mirrey con buen gusto? No he visto alguno… Y eso que hace no mucho (después de años) volví a pisar un ‘antruki’.

Hasta entre los mirreyes hay clases, seguro se clasifican por la cantidad de botones sueltos en la camisa. ‘Acapulquirri’ y la Plaza de Toros son territorio mirrey.

Pero no los aturdo más, vean al mirrey senador, especie que no parece en peligro de extinción:

A mi manera de ver las cosas, el problema no es la camisa desabotona sino lo presuntuoso de estos sujetos.

Ganar mejor que el promedio, haber heredado o en serio chingarle para tener un buen puesto no está peleado con la sencillez. Beber cerveza o champagna no te hace mejor o peor, lo mismo ir a la cantina o al antro con cadenero.

Ellos solos se echan la soga al cuello con su actitud pedante. La vida no es sólo posar en yates y presumir piscinas. Un toque de humildad, responsabilidad y sobre todo realidad, no les haría daño… ¿O no ‘papahw’?

Si no están persiguiendo ‘lobukis’, practicando su cara de pato frente al espejo o atorados en el Torito, los espero en Twitter:

@RodolfoZapata

Staff

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