Imposible entender los diversos perfiles que hoy día pueden cincelarse en el estudio de grabación, en los ámbitos de la música pop, sin el legado de Phil Spector, quien finalmente ha rebasado la velocidad del sonido al morir víctima de Covid.
Artífice de los más sonados éxitos de las Ronettes, las Crystals o los Righteous Brothers, Phil Spector dirigió el levantamiento de un muro sónico que al paso del tiempo virtud de visionario le otorgaría. “Wall of sound”, denominó a sus mañas de registro al manipular perillas y micrófonos.
Un toque que lo llevaría a producir a personajes de la talla de Ramones, Leonard Cohen y The Beatles, con escapadas especiales a los cancioneros de John Lennon y George Harrison. Experiencias todas, hay que decir, con pistolas, disfraces y amenazas incluidos; manifestaciones claras del desgajamiento de la estabilidad mental del genio.
Tras la rejas, Phil Spector vivió sus últimos días el oriundo del Bronx, acusado de asesinar a una camarera en Los Angeles. Sobrevive su legado. Una pasta sonora que lo mismo provoca intriga que lágrimas; una pared de sentimientos imbatible.
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Fotos vía Instagram.
