No sólo en las primeras páginas de esta novela se menciona a Ibeyi, Dengue Dengue Dengue, PJ Harvey, Nicola Cruz y Bomba Estéreo como parte de su banda sonora, la ecuatoriana Mónica Ojeda nos ha entregado una tremenda primera parte de total vértigo en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, a propósito de un grupo de jóvenes que se disponen llegar hasta las faldas de un volcán para asistir a un mega rave que lleva por nombre Ruido Solar.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
En dicho festival confluyen grupos que hacen tecnocumbia espacial usando grabaciones originales de la NASA con otros proyectos como los mentados Chamanes eléctricos, que provocan un furioso pogo con una propuesta entre industrial y mística.
Siendo también poeta, Mónica Ojeda da una gran relevancia al manejo del lenguaje e inserta en la narración muchas referencias a la lengua popular ecuatoriana mientras narra un ambiente de magia y fantasía en aquel frondoso paraje de montaña.
Luego la obra dará un vuelco y hará referencia a la violencia que tiene jodido a ese país y que va del ejército a los narcos, para luego centrarse con gran tino en el abandono de un padre a su hija y los enormes daños que puede provocar. En ese punto, la novela pierde un ritmo acelerado y se torna más reflexiva, pero antes de que eso pase, suelta frases muy interesantes para pensar y reflexionar acerca de lo que representa la música y cómo es que impacta en la existencia de sus escuchas más apasionados.
Aquí ofrecemos una recopilación muy breve de fragmentos que tienen que ver con la música, de entre los muchísimos que podríamos encontrar en una de las grandes novelas de los últimos años y publicada por Random House.
“Gran parte del Ruido creía en la poesía entregada al trance, al inconsciente colectivo y a la música. Eran místicos del ritmo, excéntricos que elegían pensar el arte como una forma de magia que los salvaría de los desastres”
“El diablo es todo lo que no es Dios, es todo lo que agita el cuerpo: el blues, el canto llanero, el rock, el jazz, el yaraví, la bomba, la cumbia, el reguetón, la salsa, lo descontrolado, lo negro y lo indio, lo cholo, lo que despierta la melodía subterránea, o sea, lo sedicioso de adentro, lo que subleva, y hay que oír esa insurrección”.
“Quien se atreve a ser feo es grande, decía ella. Los movimientos bonitos se gastan, el infinito está en el accidente y en el error”.
“No ames a la gente, ama la música, todo el tiempo estamos matando un poco a quienes amamos, pero no puedes matarla a ella, así que ámala, le dije, ámala y protege el dolor que viene con la hermosura, protege la distancia…”.
“Eso es la música: la excitación como resistencia a la muerte, y lo raro es que no haya nada más excitante que la muerte misma”.
“La poesía y la música atraen a los que están perdidos y necesitan encontrarse”.
“Un músico recupera el oído del paraíso y crea una nueva escucha frente a la furia y la devastación”.
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