La euforia que el festival Corona Capital genera se proyecta hacia diversas direcciones. La música expande su poder y Marvin lo celebró dándole vida a un warmup donde la experiencia culinaria, los tragos, los amigos y, claro, la música, chocaron palmas en un ambiente celebratorio donde lo único que importó fue pasarla bien. Lo mejor de todo: esta vez nuestro host fue nada menos que la banda inglesa Yard Act.
FOTO:: Óscar Villanueva
La cita tuvo lugar en Supremo, a orillas de la colonia Doctores. Un espacio con personalidad inigualable dispuesto a recibir a los agentes que hacen posible que la industria musical siga su camino a paso sólido. Así, desde la tarde los invitados fueron llegando al encuentro, reconociéndose entre abrazos y risas. Claro, Jim Beam repartía los tragos generosamente, las botellas se iban destapando una a una para bañar los hielos que se derretían despacio, mientras la plática fluía.
Por su lado, lascopas iban y venían, éstas por cortesía de Dark Horse. Un descorche espléndido que, entre vino tinto y blanco, animaba el pulso de la tarde mientras el gusto musical del DJ Uili Damage se proyectaba en las bocinas. La noche iba llegando así, y todos les daban la bienvenida animosamente.
Una cita de este calibre merecía un producción de primera. Es por ello que La Talachería se encargó de tal labor, procurando cada detalle, afinando todo para que la celebración corriese sin contratiempo alguno. La hospitalidad es un tema de primordial importancia para Marvin, así que acondicionar un espacio adecuadamente, con tal de que los invitados se la pasen de lo mejor, era una tarea fundamental. Y sí, nuestros amigos de La Talachería cumplieron con su misión.
Riviera del Sur llevaba tiempo preparándolo todo para deleitar paladares. Vaya cocina la suya, y vaya delicias las que alistaron para este warmup. Saborear sus platillos, bocado a bocado, significó entender la dimensión que un chef puede alcanzar cuando se encuentra inspirado. Con el gusto bien atendido nada podía estar mejor para entonces, o eso parecía; sin embargo, faltaba el arribo de los protagonistas de la noche: Yard Act.
Enfundados en camisetas verdes, como auténticos hinchas de la selección nacional, los originarios de Leeds, Inglaterra, arribaron a Supremo con un humor rumboso. Bailaban, brindaban y degustaban. A su alrededor la fiesta seguía su trote, la noche era de todos y todos eran uno entonces. Se alcanzó así el clímax de la velada.
La despedida tuvo lugar con la promesa de encontrarse de nuevo, muy pronto, otra vez con la música como aliada y sí, con Marvin como huésped infalible.
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