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Los Blenders: listos para conquistar el Teatro Metropolitan

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Los Blenders: listos para conquistar el Teatro Metropolitan
Ambulante 2024

La de Los Blenders ha sido una excursión de estilo surfero que les ha llevado más allá de la costa con tal de sumergirse en aguas donde garage y pop se sostienen a flote gracias a un salvavidas inflado con puro aire punkie. Con el pretexto de su presentación en el Teatro Metropolitan el próximo 9 de febrero, y a doce años de tomar la voz líder de la banda, Archi echa un vistazo al pasado con la mira en dicho concierto y los oídos apuntando a Playa privada, el más reciente EP firmado por los de Coapa.  

Hace tiempo solían referirse a su público como “punkardos”. ¿De donde vino eso?

Nada, era como un meme de los Hermanos Pancardo donde todo el tiempo daban consejos como de amor. “Si tu novia te manda estos mensajes significa que…”, y salía otro a contestar. Estaba raro. “Que te esta poniendo el cuerno”… y respondían. Me daba risa esa cábula. Fue una época que murió. Hoy día ya no son memeables, se acaba el chiste.

Pero algo de punk sigue habiendo en ustedes así como en sus seguidores. Por algo aquel tema de “¡Ponte punk!”, una canción que, por cierto, en su momento llegó a verse en las pantallas del metro de la CDMX.

Nunca me tocó ver eso, aunque supe que estábamos pasando allí. Me sorprendió ver a los Strokes, a Tyler, the Creator, y cosas chidas como conciertos de los años setenta. Es que el que programaba esos videos era fan de Los Blenders, iba a los conciertos y justo me decía que trabajaba ahí y me pedía los videos. También llegó a poner “Ha sido”.

Hablando de poner videos, en algún momento ustedes postearon uno de Charlie Monttana en sus redes, el de “Vaquero rockanrolero”.

Es que es buena rola. No sé, no es común que la banda aquí se comprometa con la estética. Charlie Monttana vivió, respiró y murió por el rocanrol. En EU es normal ver a ese tipo de personajes; acá en México somos bien burlones, alguien es de una forma y todo es de “jajaja, ese wey está bien pendejo”.  A Charlie le valió verga todo lo que pensaran de él. Se la creía, fue un súper rockstar. Es de admirarse. Además, la neta tiene rolas icónicas. Lo vi en un Vive Latino, tocó antes que Austin TV con sus trajes de astronauta; y subió a unas chavas, no sé, se las estaba nalgueando, cosas que, no digo que ya no pasen, pero cada vez es más raro ver; y está bien que ya no ocurran tanto. Pero sí era de, ¡qué le pasa a este wey, todo el tiempo pedísimo! Es una escuela de rocanrol que se ha ido diluyendo.   

Cuentas que Charlie se la creía. ¿Los Blenders ya se la creyeron?

Yo no. Me cuesta trabajo, tengo mucha ansiedad. Siempre creo que todo va a salir mal, que si corro puedo fracturarme la muñeca y ya no tocar, ¿sabes? Son cosas que pienso que todo el tiempo me pueden pasar. Aunque ser rocker significa no tener miedo, entonces no sé cómo asumirme. Tendría que hablar con el maestro Charlie Monttana para revisar esto en una sesión espiritista.

Supongo que a ustedes ya los detienen en la calle para saludarles o pedirles una firma.

Una vez iba caminando por mi casa, vivo en la Nápoles, y de pronto un carro se amarra y se baja un wey, y dije, verga, me van a secuestrar o algo. Era alguien que venia de Cancún y que nunca se imaginó verme, y me pidió tomarse una foto conmigo. Otra vez en el metro un tipo me jaló y yo dije, qué pedo. Me soltó: ay, me encantan Los Blenders; y yo de, wey, me metiste un sustazo. Me espanté, fue justo en el trasbordo de Tacubaya a la línea café. Vivo con mucha ansiedad de que me roben y así, no sé por qué.

Hablando de accidentes. ¿Recuerdas cuando Los Blenders tocaron en la edición de 2017 de Ceremonia?

Me la pasé pésimo esa vez porque ninguna banda me gustaba. Pura música electrónica. Aparte estábamos súper drogados y era así de, ¡qué, está Titán!, y la banda traía un show de ok, estilo entre Moderatto y Titán. Me saqué de onda.

¿Qué tal la experiencia de tocar en Coachella?

Tuvimos la suerte de estar en el momento adecuado y el lugar preciso. Al promotor lo conocimos en un festival en Tijuana en 2013, el All My Friends. Tocamos, tal cual, en el tope de una escalinata, y fue un show memorable. Entonces aparecíamos en blogs gringos y éramos súper cool. Ahí, este promotor se nos acerco y nos preguntó, ¿y ustedes cruzan? Y nosotros de, ¿cruzar qué o qué? Hablaba de ir a Estados Unidos, de tener Visa. Nos invitó a un festival que armaba, Viva Pomona. Tocamos allá y resultó que los dueños del venue, The Glass House, también tenían qué ver con Coachella. Se nos acercaron y nos dijeron que les gustaba la banda porque, ¡como que sonaba a los Buzzcocks! A mí algunos gringos como que no me caen bien y fue así de, ah, chido.

Un día me desperté en la casa de mi ex, y dije: wey, ya, necesito buscar trabajo. No tenía dinero. Entonces me habla esta persona y me dice, ¿quieren tocar en Coachella?, pero me tienen que contestar ya porque todo se anuncia en tres horas. Obvio sí queríamos. No fue un proceso de booking normal, ese wey se acordó de nosotros, los que tocaron en Viva Pomona. No sé, las bandas que tocan en Coachella viven un proceso tocando por todo EU diario durante meses; nosotros veníamos del Caradura, no tenía sentido. Recuerdo que acabamos de tocar y seguía Pond, para mí, una de las mejores bandas de rock que hay. Y también estaba en el cartel Mac DeMarco, King Gizzard & the Lizard Wizard, ¿sabes? Es de locos ver a tantos famosos ahí reunidos. Las Kadashian, Matt Bellamy, Tiesto; actores de Hollywood metiéndose coca en el baño. Todos los que ves en la tele compartiendo espacio y tiempo contigo, eso fue lo que más me impresionó. Fue divertido, y nos pagaron muy bien.

¿Ligaron en el backstage?

Imposible. La gente que está ahí, si no toca, es millonaria. Aparte ninguno de nosotros sabe ligar.

Los Blenders abrieron un show de The Vaccines en CDMX, ¿recuerdas?

No soy muy fan de esa banda, se me hacen como los Strokes pero armados por gente guapa. Nos fue mucho mejor cuando tocamos con The Drums, platicamos con el vocal y estaba sorprendido por la banda; los Vaccines seguro ni nos vieron.

Ya vamos llegado al presente de Los Blenders, Archi. No hace mucho estuvieron tocando en Sudamérica y España.

El año pasado fuimos a Lima, a Colombia y a San José, en Costa Rica. Lima es una ciudad muy parecida a la CDMX. A nivel comida ofrece una gran variedad, como acá. El pollo en Cuzco es muy rico, jamás hemos probado algo parecido, estaba muy bueno. La gente es muy similar, cálida, desde la primera noche ya teníamos muchos amigos.

Justo antes de que alguien nos echara un pan, en Costa Rica nos escucharon Las Robertas. Empezamos a escribirnos y un día compramos unos boletos de avión a 2 500 pesos para ir a Costa Rica. En ese momento la idea de la banda era durar hasta donde alcanzáramos, tocar y de paso irnos de vacaciones. Porque entonces en la CDMX era imposible presentarnos. Íbamos al Imperial y ni nos recibían; tocábamos en eventos donde teníamos que vender boletos. Una época oscura. A los promotores no les importaba lo que pasaban en Internet. En cambio, en Costa Rica a nuestro primer fueron como cien personas, no entendíamos qué pasaba. Ahora que volvimos nos sorprendimos otra vez por la cantidad de gente que fue a vernos.

A España teníamos planeado ir desde hace tiempo, pero todo se cayó con la pandemia. Y finalmente nos fue muy bien, particularmente en Madrid (metimos más gente que en Oaxaca, por ejemplo, y en martes) y Barcelona. Llenos reales. Muy intenso, no lo esperábamos. Por ejemplo, “Me gusta”: esa canción la gente en España la cantaba mucho, en la parte que dice lalalala todos se abrazaban.

Todo esto nos lleva a la presentación de su más reciente EP, Playa privada, en el Teatro Metropolitan el próximo 9 de febrero. ¿Quién se encargó de la portada de la obra?

Michel Ortega, un amigo de Hermosillo. Un cuate que pinta muy bien, sus piezas tienen volumen, están espesas. Le pedimos algo así, con una ola.

Y como una ola está todo el contenido del EP. Es posible encontrar eso que sus seguidores tanto han gozado a lo largo de años así como nuevas sonoridades, cercanas al pop radial, digamos. 

Está la que titula el disco, una rola buchona-surf, onda Bad Bunny. Una mezcla medio rara. Es de mis favoritas. En vivo la gente se prende cuando suena, aunque en el algoritmo no ha jalado aún. Es popera y sencilla, pensada medio reggaetón. Antes me interesaba hacer muchos cambios de tono, cosas de las que nadie se da cuenta. En este caso hicimos una que tuviera una sola nota, básicamente.

Opuesto a lo que se percibe en “Muerte en el jardín botánico” y “Demasiado bien”.

La primera es la más rocker. Para grabarla usamos un amplificador al que le sacamos una distorsión muy particular. “Demasiado bien” es una canción linda, bonita pero atascada.

¿Bonita estilo “Dos no enamorados”?

Ah, bueno, esa es como una baladilla, pero no… O sea, nomás quería ser una balada.

*Los Blenders se presentan el 9 de febrero en el Teatro Metropolitan, un concierto que no puedes perderte. Busca tus boletos dando clic aquí.

En este artículo

Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

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