Música

Julia Jacklin en el Foro Indie Rocks!: Remate de corazones blandos

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Ambulante 2024

Algo se revuelve en las entrañas cuando nos vemos en la necesidad de hacer cambios en nuestras vidas. Dejar ir, cambiar de aires o subirnos a un avión sin esperar el retorno, cuenta. Y que todo esto también pueda reflejarse en canciones, ayuda. A cuentagotas, los aquí presentes vamos arremolinándonos en el espacio del Foro Indie Rocks! con el presentimiento de que esta noche vamos a encarar nuestros más profundos sentimientos. Una fila kilométrica espera impaciente la voz de Julia Jacklin. Entre volutas de humo, la expectativa de escucharla acompañada solamente de su guitarra Fender amarilla, abre el debate sobre cómo sonará. Y una vez estando dentro del foro, la sorpresa es grata. 

TXT:: Sara Chávez

Don’t let the kids win” nos introduce de lleno al repertorio de la australiana. Escuchar que sincerarnos con quienes queremos hasta el punto de tocar fibras sensibles es parte de crecer, nos aprieta el corazón. El lugar repleto ya expide lágrimas y calor humano. Y aunque Julia proviene de un país cálido, se sorprende ante la vehemencia que se siente en una cita sold out. Bromea con eso y nos hace sentir aliviados, pero los estrujos siguientes corresponden a “Pool party” y “Be careful with yourself”, entonces nos toca el embrollo y hasta resuena profundo la dualidad entre confiar o no cuando se ama. 

En los bares de Sidney, Julia solía coverearShivers” de los Boys Next Door, y esta vez nosotros fuimos testigos. Los afortunados. Estar ahí, apretados, después de una pandemia que terminó cerrando fronteras en el mundo, se siente hasta irreal. Y cuando la voz de Jacklin y la de su invitada, Jimena Inch, se juntan para recordarnos que todo cambia, algo se mueve en nosotros y coreamos con ganas de que el recinto mantenga ahí nuestras voces por mucho tiempo. Julia se asombra de que su canción sea tan bien recibida en estos lares y nos dice sonriendo que a ella también le parece un gran tema.

Esa voz potente que la australiana posee nos alcanza en “Turn me down”, y cuando decide cantarnos a capela “Too in love to die” nos termina rematando a los de corazón blando. Y aunque a Jacklin le cueste entender el español, el idioma no es impedimento para sentir que seguramente es el amor el que nos mantiene vivos, aunque también es a veces el que nos derrumba. “Don’t know how to keep loving you”  hace su aparición para traernos el recuerdo de aquella vez que ya no quedaba nada por encontrar. Cantamos. En nuestros rostros se debe reflejar el sentimiento porque al final de la canción su autora nos pregunta: Are you ok?. Y sí, lo estamos. O por lo menos lo intentamos. 

Head alone” y “Pressure to party”, los himnos del aclamado Crushing (2019), nos aterrizan de nuevo, con el armamento necesario para recobrar nuestros cuerpos y recordar que algún día abriremos la puerta para tratar de amar de nuevo. La extra-vocalización que Julia le da a ese par de temas es el toque necesario para amortiguar el golpe de la última canción: “Lydia wears a cross”, que en versión karaoke nos encuentra a todos en un vaivén de manos alzadas. Luego, cuando la artista vuelve al escenario, nos despide con su guitarra Telecaster cantando: You’ll be okay,  you’ll be alright, you’ll get well soon. Y es imposible no sentir, ponerse a pensar en todos esos años que fuimos felices juntos. Pero el tiempo pasó. Y eso se agradece. 

La vuelta a la página está dada. A salir entonces del lugar con el cuerpo lleno de sentimiento. La voz de Julia nos pegó. Eso compruebo cuando me acerco a un grupo de chicas que me comentan lo catártico y bello que les pareció este encuentro con la australiana; afirmándome además que hubo lágrimas de por medio. Sólo unos pocos nos quedamos esperando. Julia Jacklin sale del recinto con su mochila a la espalda. Sonríe, abraza, agradece. Tal vez sienta nuestra emotividad a tope. La guitarra con masking tape que lleva en su estuche es en parte causante de eso. La música conecta y aunque no hablemos el mismo idioma, lo sabemos. Ella sube a su Uber y se despide. Nosotros caminamos de vuelta por las calles oscuras de esta ciudad inmensa que, aunque no nos pertenece, nos recibe y nos abraza con toda nuestra vulnerabilidad. 

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Staff

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