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Fntxy: Cholos weirdos, los mil rostros y el falso bajo perfil como avatar raperístico

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Ambulante 2024

En buena medida, el hip hop siempre ha sido una cultura de raritos. Weirdos que de manera deliberada o inconsciente lo han dotado de identidad, disrupción e innovación. No olvidemos que en México la música underground por antonomasia para las juventudes fue el rock hasta su ascenso al mainstream a partir del llamado Rock en tu idioma en los años ochenta y luego el ska y otros géneros urbanos fuera de lo tropical, como el high energy. Sin embargo, y pese a que hoy parezca lejano, el rap hecho acá siempre fue denostado: el hermano menor y feito. Por ello, su carácter, sin pretenderlo, fue el de ser un nicho de freaks.

Imaginemos por un momento la impresión que causaba la estética del rapper baggie de los años noventa entre sus congéneres. Quizá algo sólo comparado con los discolocos. Como ver a un alien. Al “rapero”, “hiphopero” o “cholo” a finales de aquella década había que bulearlo o cambiarse de banqueta antes de tratar de comprenderlo. El ser humano, finalmente, teme a lo desconocido. Y, sobre todo, tememos a la libertad. Un poco también era que no había suficiente apertura y canales mediáticos dedicados, aunado al hecho de que la propia escena estaba atomizada. Era de machitos, de locos que querían resolver todo a madrazos en los pocos eventos que había, o de nerds musicales en el polo contrario.

Sirva este preámbulo para comprender la figura de Fntxy en el género. Un beatmaker nacido en los Mochis, Sinaloa, pero criado en la delegación Sánchez Taboada de Tijuana. Un clavado en la música desde la secundaria, cuando formaba parte de grupos versátiles de rock, ska, reggae y cumbia. A mediados de los dos mil diez y bajo el a.k.a. de Taxi Dee, Elihú Gándara comenzó a enviarle beats a raperos de todo el país, ayudando con ello a solidificar, mediante una acción tan sencilla pero lógica en tiempos digitales, la identidad de “rap nacional” fuera de las visiones chovinistas o pandilleriles de “el hip hop es mi barrio y mi crew, fuera todo es territorio enemigo”. 

Así, en producciones aparentemente disímiles como las de Mime del torreonense 871 Crew, la sonorense Nefftys, Charles Ans y Eptos Uno de aquellas tierras, Wk El Bukowski de Campeche (QEPD), los mexiquenses Hood P, el chilango Tino El Pingüino y el potosino Gera MX, entre decenas más. El secreto mejor guardado de la producción subterránea raperística, Taxi Dee comenzó a figurar como creador de bases únicas con un sonido distinguible hecho en el FL Studio y su nombre adquirió un carácter mitológico. Esta labor de enviar beats a todo el país ayudó a crear la mística de un homie que cuando hacía beats, decía la leyenda, se llamaba así porque manejaba un taxi allá en Tijuas, sino es que los manufacturaba ahí mismo mientras ruleteaba. Jajaja, toma eso taxista de Arjona.

Esto no era para menos en una escena endogámica que tiende a la descalificación a priori. Uno de los primeros beatmakers en formar parte en el país fue Zaque. Pionero en el rap chilango noventero en la Lifestyle Family con Bocafloja (Speedy One), Akil Ammar (JReds, y luego JR), Zqualo, Yak Mag, Codak, etc. Luego Led Serrano fundó el Sonido Líquido y se abocó a la creación de un estilo depurado en la producción y en sus raps, que llegaron a su prime en 2006 con el disco El día y la noche en el infierno (cuya historia merece un artículo aparte), un clásico inmediato y ahora legendario. Pasados los dos mil diez fue Zaque quien invitó a Ciudad de México a Fntxy justo cuando aquel estaba mutando de piel y dejaba a un lado su alter ego de Taxi Dee, con lanzamientos enmarcados en el aura de la denominada Era Soundcloud del hip hop como Santa María, Fortuna Wheel y Hvbitö. Placazos tuneados y sombríos que se movían de boca en boca entre la escena de raperos, primero, y de fans después.

Con la iniciativa de Lado B, Zaque, el DJ Karim Kaleth y su pandilla recuperaban el espíritu de la barbacoa gringa entre amigos de chill para convivir y escuchar su música a gusto. El colectivo de fiestas trajeron a Mucho Muchacho en mayo de 2016, en un cartel en el que figuraba, por primera vez en la capital, Fntxy. Zaque pretendía sumarlo a su rooster de raperos, DJ´s y productores que desde el sur de la city mantienen su visión de lo que debe ser hh, no exentos de polémicas, acaloradas discusiones y peleas en las redes sociales.

Pero la historia dio una vuelta de tuerca digna de una peli de los hermanos Coen. Hay que hacer un flashback de la barbería de Yoga Fire, ya alineado a Homegrown Mafia con el colmillote de Alex Malverde (QEPD) para tener el guión completo. En esa barbería sonaba el Hvbitö en las bocinas, y fue Yoga quien le recomendó a Malverde buscar a ese tal Taxi Dee ahora Fntxy para ver qué se podía hacer, ya que vendría al ex DF. Entonces Malverde madrugó a Zaque y se adelantó para invitar a Fana a Homegrown. Fana tocó en la BBQ de Lado B, pero salió mal de ahí por la tensión y el mal viaje que ocasionó la jugarreta. Un par de meses después llegaría el banger de “Homegrizzy boyz” con Yoga, Alemán, Dee y Fntxy brillando aquel coro hipnótico y pegajoso de “homegrizzy, boyz, supa fresh con un blunt…”. A partir de entonces el uso de YouTube como el nuevo Yo! MTV Raps, el autotune y la chilanganización del trap en Homegrown ya no tendrían vuelta atrás. 

Con su incorporación a Homegrown, Fntxy reeditó el Hvbitö mientras preparaba su siguiente material y se convertía en uno de los beatmakers de cabecera de Alemán. Éste comenzaba a ascender en gran medida por el support y compromiso del equipo del que se rodeaba, incluido Fana. Fana colaboraba aquí, hacía beats allá, discos (aún inéditos) por allá. Lo mismo toureaba con Alemán y C. Tangana que hacía beats y discos colaborativos como el Wavy super latin con Yoga Fire. Toda esta etapa trapera llegaría a Rey de corazones rotos en 2018, donde escuchamos a un Fntxy en modo trap mellow muy influido por el ambiente en que se desenvolvía. A la par exploraba una fusión entonces inédita entre el trap y el regional con su compañero del sello y oriundo de Los Mochis, Cozy Cuz: La Plebada. 

No es que este par de plebes fueran los arquitectos de la reinvención del corrido y la música regional mexicana que vivimos hoy a pleno, porque las causas son multifactoriales y abordarlas nos podría dar hueva en este breve texto.

Lo que sí es que La Plebada abrió cancha al derribar ciertos prejuicios en una tradición que llega hasta Akwid. Pocos lo recuerdan hoy, pero hace dos décadas los hermanos Francisco AK Gómez y Sergio Wikid llevaron el rap en español hecho en Cali al regional siglos antes de que Snoop Dogg lo hiciera con la Banda MS, y de que los corridos tumbados fusionaran la estética del rapper joven moderno con la música del dreamer del west coast que creció con Chalino y Tupac como educación sentimental y que quiso cantar la música de sus padres. Back in the days el público más duro del rap se ruborizaba ante “No hay manera” de Akwid con Banda Cuisillos. Eran toys o posers, jejeje

Como sea, Fntxy hizo lo suyo con La Plebada. Una muestra de que su experimentación no tenía freno y de que su papel en la producción le permitía mantenerse a la vanguardia de los estilos, sonidos y corrientes. Desde remixear solo para Bandcamp tracks del rock rap combativo como Rage Against The Machine y del nu metal del nuevo milenio como Limp Bizkit, a su incursión en el lo-fi, término ambiguo en tendencia. “El jefe del lo-fi en México”, le decían antes de que él mismo manifestara que sus creaciones estaban bajo esa etiqueta. Él sólo sampleaba y hacía beats, sin más, con su Roland SP 404.

Dicho lo anterior, esas capas de la personalidad creativa de Fntxy se encontraron en un solo punto en el espacio-tiempo con la salida de Homie alone (2022) y su contraparte Easy to hate a finales de 2023. Dos placas hermanas que concentran toda la maña acumulada en poco más de una década. Desde el punto de vista de las bases choleras, las atmósferas oscuras y lofieras, la voz nasal de Fana y sus letras directas sin pretensiones mayores que dar el rol en su Civic, fumarse un gallo y relajarse viendo el mundo arder a la Quasimoto. 

¡Hey! Pero no se piense que esto demerita o minimiza su propuesta; por el contrario, creo que por fin tenemos a un Fana suelto de los prejuicios interiorizados, más libre y maduro para no clavarse en la movie del éxito. Relajado, sabiendo lo que vale y haciendo lo que le gusta sin más compromisos que la música misma, detrás o delante del micrófono.

Es, al menos, la impresión que revela la vibe de sus giras por el país luego de la pandemia y su presencia en el escenario. Tanto Homie… como Easy… son disfrutables tanto para los viejos fans como para los nuevos. En este periodo ha dado forma a un nuevo alter ego como DJ: Rest in Pimp, ha formado un sello, 1073 Records, y se nota mucho más sereno en su proceso creativo. Homie alone, para él mismo, es su placa maestra, donde juntó todas las esferas del dragón y Shenlong le hubiera dado la magia necesaria para crearla (Goku bars). Flows etéreos, su estilo cali indisoluble pero también ciertas ondas slow down de purple drank vía el dirty south del mítico DJ Screw. Ignoro si tal era su intención, claro.

La cuestión es que, a pesar de haber sido un álbum menos pensado, en momentos Easy to hate baja más por las venas. Tiene sus bombas: “Algo bien”, “Wallmart white tee” con Deebig shout out a Diego por estas barras—, “Avión” y “Mi desmadre” son ya tops y el disco se sigue asimilando en la medida que dialoga con Homie alone como una suerte de alter ego del alter ego. El secreto del secreto, es el secreto. Oh, shit. No me clavaré más porque el mismo Fana evita hacerlo en su música para que ésta salga como le sale. Lo que sí es que estos dos discos (qué raro hablar de discos en 2024) resumen su crecimiento, evolución y representan uno de sus mejores momentos creativos en un género que sigue construyendo su identidad, muchas veces con más preguntas que respuestas.

En fin. El hip hop, como decía al principio, siempre ha sido una cultura de weirdos. Y Fntxy es uno de sus ejemplos más proteicos: el cholo triste, los mil rostros y el falso bajo perfil como avatar raperístico. Prendamos el Civic, relajemos el cuerpo y demos un paseo por el infierno. No estamos en el top homie, I don’t give a fuck.

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Eduardo H.G.

Eduardo H.G.

Editor, periodista y profesor universitario. Es locutor en el show de Hip Hop FRESH y del podcast Salvajes. En 2020 cofundó CONTAGIO, una revista digital para el fin de los tiempos. Hace cuidado editorial en el sello Producciones el Salario del Miedo.

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