Profesionales de la provocación, los miembros de Laibach estrenan The Sound of Music (MUTE Records, 2018), álbum de doce canciones con el que rinden homenaje a Corea del Norte, el país al que fueron invitados en 2015, para celebrar los setenta años de independencia.
TXT :: Alejandro Acevedo
De aquella participación musical dio fe el estupendo documental Liberation Day (Olte-Traavik, 2016) que, entre otras historias, cuenta la de un país acústico que vio cómo los fusibles del auditorio donde tocó Laibach se reventaban ante la embestida del sonido industrial de la banda eslovena que tantas preguntas le ha hecho a las naciones tachadas de totalitarias como a aquellos países que se presumen demócratas.
Pero ¿por qué Laibach escogió las canciones de la película The Sound of Music (Wise, 1965) para felicitar a Corea del Norte? Bueno, porque este musical está entre las muy pocas cintas norteamericanas que se les permite ver a los norcoreanos que al ritmo de “Do-Re-Mi” han aprendido inglés… “DOn, es trato de varón/ REs, selvático animal/ MI, denota posesión/ FAr: es lejos en inglés…”.
Completan el álbum dos canciones tradicionales de Corea del Norte que ya se han convertido en himnos de una nación armada hasta los dientes, y que en más de una ocasión le ha puesto al mundo el alma en vilo.
Uno de estos himnos es “Arirang” y dice: “En los cielos muchas estrellas hay/ y en nuestros corazones hay muchas esperanzas”, pieza que comparte su inocente candor con “las colinas reviven con el sonido de la música”, de la canción de Hammerstein/Rodgers que da título al más reciente álbum de Laibach.
Provocadores profesionales, los miembros de Laibach aseguran no poseer ideología alguna aunque no se detienen al declarar que “somos nazis porque creemos que Hitler fue un gran artista”.
Le cedemos el lugar de la conclusión al filósofo Slavoj Zizek (esloveno también) porque ha acertado al explicar que “Laibach no funciona como respuesta sino como acertijo”.
