En un grupo de prensa especializada comandada por Pepe Treviño, emprendimos un viaje para probar uno de los pulques más artesanales del país, los cuales, cuentan, se encuentran en el estado de Tlaxcala.
Comenzamos nuestro viaje haciendo una parada en la hacienda santa bárbara a faldas del volcán La Malinche. Todo en el lugar es de lo más tradicional posible, hay una calma increíble y un silencio relajante.
Llegamos y nos invitaron a un tour por la hacienda, el cual comenzó con un taller nixtamalización donde aprendimos todo el proceso para que el maíz se convierta en maza, además, aprendimos que cerca de aquí se producen todos los diferentes tipos de maíz que existen, como el maíz negro, el maíz de ajo o el maíz palomero. Me puse a reflexionar el cómo es que estamos tan desapegados de nuestra propia cultura que siendo mexicanos muchos desconocemos los procesos y las diferentes especies de maíz.
La comida estaba lista; unos sopes de maíz negro que al pasar por el proceso de nixtamalización curiosamente toman un color morado, seguimos con una sopa de milpa calientita, para recargar energías y continuar con el recorrido por la hacienda.
Al caminar por sus muros encontramos un temascal, lo que hubiese sido el complemento perfecto para terminar un día muy espiritual, la verdad si nos dieron ganas, pero sabíamos que no era nuestro momento, sin embargo, nos dejaron con ganas de regresar a probarlo, pues nos cuentan que el dueño de la hacienda es maestro temascalero.
Continuamos recorriendo este silencioso lugar y nos sorprendieron con un brindis en la cúpula de la capilla, en donde nuestros ojos pudieron apreciar una agradable puesta de sol.
Cayó la noche y degustamos de una rica cena tradicional en un gran y acogedor sala/comedor para después pasar a nuestras habitaciones a descansar.
Para alguien de la ciudad, los lugares silenciosos y cómodos son un tesoro, no cabe duda que esta hacienda es perfecta para encontrar inspiración, conectar contigo mismo o con tus acompañantes.
Ya por la mañana continuamos nuestra aventura, y fue así como llegamos a la Hacienda Soltepec, una antigua hacienda muy bien conservada que albergó en sus muros la filmación de “La escondida” protagonizada por María Felix y Pedro Armendáriz. Es aquí donde cumpliremos nuestro objetivo pulquero, pues aquí se encuentra el museo del pulque y La Cura una pulquería tradicional.
Llegar con el estómago vacío es buena idea, pues te recibe el desayuno Buffet con un menú variado entre recetas de la primera dueña de la hacienda y algunos otros platillos tradicionales de Tlaxcala, pero, sin duda las joyas de la corona son las conchas de nata casera que preparan aquí.
Ya satisfechos conocimos más de la hacienda antes de ir por el pulque. Cabe mencionar que en cada rincón se respira historia y tradición, la cual se nota que no se pierde y se respeta hasta el día de hoy tanto por los actuales dueños, los administrativos y todos los empleados.
En nuestra estadía por este bello recinto descubrimos que la hacienda estaba inaugurando la casa de las bicicletas, un lugar el cual acredita al hotel como el único en el país con la certificación “bikefriendly” que básicamente significa que tienen todos los servicios para satisfacer las necesidades de un ciclista, como una tienda, un taller, hasta un fisioterapeuta.
Nuestro objetivo principal estaba cada vez más cerca, pues después de la inauguración fuimos a conocer el museo del pulque, donde nos dieron una explicación del proceso e historia de esta bebida considerada por algunos como un elixir.
Pero ¿Huamantla, Tlaxcala es solo maíz, pulque y bikefriendly? Pues no exactamente, aquí se elaboran las tradicionales alfombras o tapetes de aserrín, y digo tradicionales porque en Huamantla ya se tienen mas de 145 años realizando este arte efímero como ellos lo describen.
Después de una gran charla y taller de esta gran tradición, estábamos listos para el objetivo principal de este viaje, o sea, de una vez por todas degustar el pulque tradicional de Huamantla, Tlaxcala, en la ya menciona La Cura, pulquería tradicional.
Comenzamos con el pulque natural, con una prueba de cada uno de los diferentes lugares de fermentación del pulque, como es el; mezontete, cuero, piedra, vidrio y barro, para después entrarle con todo a los curados, que, por cierto, el pulque curado es chilango, pues aquí no acostumbran mucho a curar los pulques porque según ellos no están enfermos.
Una vez cumplido nuestro cometido y ya con las estrellas sobre nosotros, fuimos invitados a “La cena de Cortés”; una rica cena degustación que fusiona lo tradicional con lo contemporáneo, la cual consta de 5 platillos preparados personalmente por el chef del lugar, nos cuentan que esta cena lleva este nombre ya que cuando Hernán Cortés llegó a Tlaxcala no le ofrecieron oro, si no la mayor riqueza para los tlaxcaltecas; un gran banquete.
Después de descansar lo suficiente desayunamos, y no podíamos partir sin visitar el tianguis orgánico y artesanal de la hacienda Soltepec, donde probamos el tradicional cacahuatole, que no, no es de atole de cacahuate, si no, agua, maíz, aba y cacao. En nuestro recorrido por el tianguis encontramos un queso casero que después de probarlo me atrevería a decir que en calidad y sabor es sumamente superior que cualquiera del super.
El tianguis no solo le ofrece a los huamantlecos el espacio para poder ofrecer sus productos, también se le abren las puertas a gente de otros estados como a los dueños del mezcal Mi General Heliodoro Charis quienes vienen de Oaxaca a compartirnos su rica bebida.
Este destino prioriza las actividades saludables y deportivas, el primer destino es mucho más silencioso y perfecto para componer música, hacer tu opera prima como artista o terminar un libro, y este segundo sitio es un lugar más para disfrutar de actividades con la familia o amigos.
Este viaje fue satisfactorio no solo porque logramos nuestro objetivo de probar el pulque preparado de la forma más artesanal y tradicional posible, si no, que toda la experiencia se convierte en un viaje al pasado, el cual me permitió valorar y apreciar más nuestra cultura y nuestras raíces. Un lugar donde abunda la calma, el silencio y el lujo de poder escuchar, a tus acompañantes, amigos, pareja o a tu familia, pero sobre todo, el placer de poder escucharte a ti mismo.
