Ubicado en el corazón de la Ciudad de México, sobre pleno Paseo de la Reforma el restaurante Mentor en el primer piso del Hotel St. Regis te envuelve en un viaje entre sensaciones que harán que te sientas en la tranquilidad de Grecia Mediterránea desde que cruzas la puerta.
Acogedoramente decorado el Mentor, una vez que cruzas el umbral podrás comenzar a descubrir los elementos que te harán disfrutar de la experiencia, los elementos van apareciendo uno a uno así que presta atención, a tu mano derecha comenzará la cava, luego viene una serie de productos de origen griego con los que son elaborados los platillos, mientras te reciben para luego cruzar el bar y acomodarte en una mesa del salón principal entre flores, cortinas y la luz del sol, que al dar paso a la noche hará una transición con la tibia iluminación del lugar. Hay que mencionar que Mentor cuenta con más salones pequeños para esas ocaciones más privadas.
¿Qué ordenar en Mentor?
Una vez que recibas la carta podrás descubrir las variedades de delicias que Giorgio y Dimitri, chefs del restaurante, desarrollaron para gozo de los comensales. Feta envuelto en pasta filo, papas fritas con fondue de queso de cabra, pay griego entre algunas de las opciones, pero lo que debes probar obligatoriamente son las tortitas kolokythokeftedes, a base de calabacita sazonada con hierbas ya acompañadas con yogurt.
Se ha de mencionar que la comida se acompaña con pan de masa madre, fermentado por más de 24 horas y horneado para degustar en un perfecto balance de costra crujiente y migajón suave, acompañado con en Grecia con aceite de oliva y oregano.
Ya arrancados en materia gastronómica, agradecemos a George Constantinou por llevar a cabo la labor de dar vida al proyecto Mentor, acompañado de un grupo de expertos, siempre inspirado ofrecer una oferta gastronómica completamente griega a manera de un viaje express.
Pasamos al segundo tiempo, nos aventuramos a hincar el colmillo a la taramosalata, una degustación de tres versiones de una emulsión a base de hueva de calamar, que en el lugar le apuestan a una versión blanca, una con tinta de calamar y una con camote, acompañadas de pan pita. Esta especia de mouse nos recuerda de forma vivida el sabor a mar y alga, en mayor o menor proporción de acuerdo a la versión y yendo así mismo en diferentes fases de retrogusto.
Mientras disfrutamos estos manjares comienza el show de buzuki o guitarra de sol, que solo aumenta la sensación de estar en Grecia al por mayor, llevando la experiencia más allá. Pasamos al siguiente tiempo y un risotto con betabel, higos y queso nos ensalsa la felicidad de la experiencia en Mentor.
Llegamos al postre y un galaktompureko, pay de natilla con helado de vainilla servido con galleta de canela, nos remata en gozo, amalgamando a la perfección cada uno de sus sabores para lograr un balance excepcional en cada bocado.
La gastronomía así como la mixología brilla por si misma, gracias a los dotes de Enriko Pali que ha hecho una majestuosa labor, para acompañar los bocados bebimos un delicioso menjurje, un Yama a base de pure de kiwi y posecco con soda que perfectamente cumple su cometido, ya sea a manera de maridaje con los platos de la carta o para cerrar los ojos y refrescarse pensando en el azul del Mediterráneo.
Terminando la experiencia con ganas de volver a probar la pesca mediterránea que ofrecen, los tentáculos de pulpo que al ojo enamoran, las ostra navaja al vino que en sus redes brillan, agradecemos a la agencia Galo las facilidades para conocer este espacio que derrocha lujo.
Confirmamos luego de experimentar esta degustación que Mentor es el lugar perfecto para escapar del estrés de la ciudad y perderte en un viaje fugaz por la gastronomía helénica, dándote un lujo que te hará volver a la rutinaria realidad con una sonrisa en el rostro y un vientre gustoso.
