El Hay Festival cumplió de nueva cuenta con la promesa de llevarnos a espacios donde la mente puede recrearse sin miedo a volar tan alto como le sea posible gracias a una serie de actividades donde se comparten conocimiento y experiencia, todo en un ambiente propicio para convivir, expresarse, sentir. Querétaro fungió como el escenario ideal para tal fin, del 7 al 10 de septiembre. Así, entre calles la gente fue y vino expectante, con los ojos bien abiertos y los oídos en modo radar. Aquí te compartimos tres visiones sobre este fest que, sin duda, marca un antes y un después si de encuentros intelectualmente estimulantes se habla.
Hay Festival, desde sala de prensa
TXT:: Óscar G. Hernández / FOT:: Eduardo Martínez
El pensamiento, las ideas, la crítica y la reflexión son los pilares que alimentan al Hay Festival. En cada edición se hacen presentes las grandes reflexiones del momento, como las que surgen del ganador del premio Pulitzer, el escritor Hernán Díaz, migrante y residente estadounidense capaz de cuestionar y retratar en su escritura y pensamiento las grandes desigualdades, sobre todo las creadas desde el híper capitalismo del país vecino. Díaz entiende muy bien la construcción del dinero y su época, conoce de sobra la cultura del fast food, la dictadura de las redes sociales y las imágenes. Rodeado de los representes de los medios comunicación, rechaza que su imagen viva en el mundo virtual y crea un ambiente donde de alguna manera nos dice que la palabra y el texto son valiosos en un mundo dominado por el video y la foto.
En un sofá al otro lado del salón, una de las revelaciones de la literatura contemporánea catalana actual, Irene Solá, también se niega a ser fotografiada o registrada en video; no pelea con las redes sociales, su Instagram lo utiliza para fotografiar libros viajeros. Ella sonríe todo el tiempo, rodeada de reporteros, fotógrafos y camarógrafos que lamentan no poder disparar el flash ante el que consideran un rostro fotogénico. Desde la barra de café, pensamos que Irene se cuida a la manera de su libro: Te di ojos y miraste las tinieblas.
En otra mesa, considerado como uno de los economistas más influyentes de la actualidad, Ha-Joon Chang, autor del libro Economía comestible: Un economista hambriento explica el mundo, habla de las enormes contradicciones y caos generado por el capitalismo, mostrando un retrato de nuestro momento y de cómo hemos llegado a esta crisis permanente tras una serie de ciclos de los cuales deberíamos salir para crear un platillo nuevo y no tragarnos más la aburrida sopa impuesta por los mercados del gran capital.
En la sala de prensa del fest todas las ideas, reflexiones críticas y propuestas se escuchan desde distintas zonas y pasillos. Es el murmullo que corre para llegar al gran público en los escenarios del Hay Festival.
Hay Festival, desde las calles
TXT:: Jonathan Villicaña / FOT:: Eduardo Martínez
Arrancamos la jornada llegando en sábado a Querétaro para vivir una nueva edición del Hay Festival. Debido a complicaciones en la carretera de la Ciudad de México a la capital queretena apenas conseguí arribar barriéndome a la charla que dio en solitario Ha-Joon Chang.
El catedrático de Harvard, originario de Corea del Sur, presentó Economía comestible: Un economista hambriento explica el mundo, una obra que por igual elogia Brian Eno que la crítica especializada. Entonces pasamos del Teatro de la Ciudad al Jardín Guerrero, para deleitarnos con el siempre simpático Juan Villoro acompañado de Concepción Compay, quienes ahondaron en el trabajo detrás del primer diccionario dedicado a los mexicanismos. Toda una odisea darle vida a una obra más que necesaria. Finalmente, llega la cereza del pastel, a lo que viajé en convoy a Querétaro: Paul Simonon contando su historia de vida a lado del celebrado periodista británico Chris Salewicz. Una charla tan británica como el gin & tonic y el fish & chips.
Ya estamos en la hermosa ciudad de Querétaro, así que arrancamos las actividades del domingo prontamente. Y con el sabor a café aún en el paladar nos damos cita para escuchar a Lola Ancira, Rosa Beltrán, Aroa Moreno Durán, Socorro Venegas y Sylvia Georgina Estrada compenetrándose en la literatura femenina so pretexto del lanzamiento de la compilación de cuento que nos entregó la colección Vindictas, dentro de la UNAM.
Luego pasamos a un acto obligado del Hay Festival de este año, Goran Petrović, quien en una amable charla con Mariana H nos presentó su colección de novelas que recién abrió con Papel con el sello de agua. Tras escuchar al héroe contemporáneo, tomamos una pausa para mover el bigote y reanudamos con el Doctor Antonio Lazcano, quien nos simplificó en términos mortales y banales la historia de las vacunas en una charla impecable. Casi llegamos a la meta, pues en la recta final disfrutamos de nuestro editor, don Alejandro González Castillo, conversando sobre la historia profesional del periodista británico Chris Salewicz mientras la lente del festival se postró en la sala de al lado con la presencia de Gael García Bernal.
Finalmente un poco de música para brindar por el cierre de lo que, a bien, Bill Clinton llamó “el Woodstock de la mente“: Galen & Paul acompañados de Pilaseca en un concierto íntimo y único donde Simonon nos demostró su maestría histriónica acariciando las seis cuerdas mientras la hija de Kevin Ayers brilló con su naturaleza de ninfa musical.
Hay Festival, desde escena
TXT:: Alejandro González Castillo / FOT:: Eduardo Martínez
Arribar a Querétaro. Llegar desde la CDMX con tal de palpar el cambio de clima y sentir cómo el viento corre a otra velocidad, con ligereza. Hallar alojamiento, buscar alguna plaza y pedir una mesa con su respectivo trago sobre el mantel, mirar la tarde andar, a su ritmo. Eso me pasó. Francamente arribé nervioso al Hay Festival. Tenía como objetivo encontrarme con Chris Salewicz (el apodado Biógrafo del Rock) para charlar frente al público que se daría cita en la Cineteca Rosalío Solano. Repasaba yo apuntes, releía líneas; pensaba en preguntas al tiempo que degustaba una exquisita gordita desbordada de salsa y el sol calentaba aceras.
El panorama de actividades del festival se me mostró interesante desde el primer vistazo. Resaltaría los encuentros con Claudine Haroche, Fernando León de Aranoa, Carlos Umaña, Victoria Belim, Alejandro Zambra, Sylvia Georgina Estrada, Geoff Dyer, Serge Haroche, Paul Simonon, Fernanda Melchor, Goran Petrovic y Gael García Bernal, por mencionar unos pocos. Y en todos ellos también subrayaría la curiosidad y prestancia que los asistentes mostraron. Se trata de la mitad del trato, finalmente; porque sin esa avidez nada ocurre. Importante también pensar en lo variopinto del público. Hay Festival es incluyente, todos caben en él y esto termina siendo benéfico para entablar discusiones, dirigirlas a un buen lugar, procurar acuerdos buscando argumentos.
De mi encuentro con Chris, qué decir. Todo un reto, pero también una gozada. El hombre, dueño de una humildad deslumbrante, conoce de cabo a rabo los ires y venires no sólo del rock británico, su tierra natal, sino de Jamaica y Moscú, por mencionar dos sitios. Memoria fotográfica y observaciones enciclopédicas la suyas. Compartir micrófono con el hombre fue, simplemente, un lujo. No sólo por su papel dentro del periodismo musical, sino considerando las facultades humanas de un tipo que ha visto de todo. Desde estar frente a los Beatles en escena hasta atestiguar los excesos de los Sex Pistols en privado.
Ya lejos de la charla con Chris (competimos en horario con Gael García, pero aún así salimos victoriosos usando las tonadas de Led Zeppelin como antorcha), cenamos una pizza y bebimos una cerveza acompañados de tres colegas, todos extasiados escuchando más y más anécdotas, hundidos en un callejón de paredes pintarrajeadas mientras sonaba Caló y Salewicz nos hablaba de Joe Strummer. Luego, juntos presenciamos el concierto de Galen & Paul. Una experiencia de vida que guardaré para siempre y que comencé a añorar mientras observaba las luces tricolores que adornaban las callejuelas nocturnas, vaticinando el arribo del grito de Independencia.
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