Música

The Magnetic Fields: amor, viajes, distorsión y té

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Ambulante 2024

En la música de The Magnetic Fields se percibe tragedia, pesimismo y melancolía a través de un sentido del humor negro, divertido y cínico. A propósito de su próxima visita a Latinoamérica (CDMX el 4 de diciembre en el Auditorio BB), Marvin platicó con el líder del concepto: Stephin Merritt. 

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TXT:: Jorge Gutiérrez Ruiz

Lunes. Desde nuestra distancia virtual, el cantante, compositor, líder y personaje central de The Magnetic Fields, el señor Stephin Merritt, inicia la conversación con un humor afable. Se dice que el autor de “Take ecstasy with me” suele ser de carácter parco, poco participativo y nada sociable, que sus silencios largos pueden ser desconcertantes durante las entrevistas; sin embargo en esta ocasión su postura es distinta, hasta pregunta por los cuadros que adornan la pared a mis espaldas. Stephin Merritt celebra desde el monitor que en Nueva York la temperatura se ubica en 22 grados centígrados cuando regularmente en esas fechas llega por debajo de los 10. Un lunes soleado y feliz en la Gran Manzana.

La música de The Magnetic Fields es un referente indiscutible para explicar la vitalidad del pop contemporáneo de los últimas tres décadas. Esto se debe en gran parte a la capacidad infinita de Stephin Merritt para crear simples y pequeñas conversaciones cotidianas a través de un cancionero inagotable, maravilloso, inteligente y cercano al corazón de los que lo escuchamos. 

Luego de una reciente gira por Europa, Merritt y sus incondicionales de la banda vienen por primera vez a tierras latinoamericanas, incluyendo por su puesto a la Ciudad de México, durante la semana del 4 al 10 de diciembre. La gira pretende ser un pretexto para celebrar el aniversario 30, con su respectiva re edición en vinil, de The House of Tomorrow (1992) y de paso recorrer gran parte de su discografía, incluyendo Get Lost (1995), Love at the Botton of the Sea (2012) y, por supuesto, Quickies (2020), último lanzamiento que comprende 28 canciones cortas.

El EP The House of Tomorrow esta cumpliendo 30 años este 2022.  A la distancia, ¿qué le cambiarías?

(silencio largo) Lo mezclaría diferente. Le agregaría reverb análogo en vez de digital. Después de eso no le cambiaría absolutamente nada. Probablemente en ese momento no contábamos con un reverb analógico para trabajar, hubiera estado genial. Por cierto, creo que es la única ocasión en la que Claudia Gonson toca la batería en todos los tracks, me gusta eso.

Qué tanto se ha modificado tu método de composición, desde tus primeros trabajos hasta la actualidad. ¿Mantienes la rutina de escribir canciones en la esquina de algún bar o café?

Al principio solía escribir canciones mientras veía televisión durante las noches, pero eso después se volvió un distractor. Entonces opté por meterme a escribir en bares y cafés. Eso provocó que me concentrara mejor. Hay una evidente diferencia entre los primeros dos discos, dado el cambio. La siguiente ocasión que cambié el método fue cuando me vi imposibilitado para beber las grandes cantidades de té que se requieren para sentarse durante 8 horas, inmerso en la escritura. Tarros y tarros de té. Por eso ahora escribo en bares y le dedico alrededor de 3 horas al día a las canciones. Luego empece a escribir piezas más cortas. Me gusta esa fórmula sencilla, donde sólo entras y sales, sin tantas complicaciones, como si fueran pequeños haikús. De hecho escribí todo el álbum Quickies (2020) en cuadernos pequeños, imagínate. Actualmente ya volví a las canciones de formato un poco más largo, escritas en cuadernos grandes. Temas de 3 minutos, en vez de durar apenas 30 segundos. 

Se ha hablado mucho sobre 69 Love Songs (1999). Si tuvieras la oportunidad de corregir a alguno de esos críticos musicales y decirle que se equivoca, que el mejor disco de tu carrera no es precisamente éste, ¿cuál seria entonces?

Normalmente no tengo favoritos sobre nada pero sí tengo favoritos en cuanto a los discos que he hecho con The Magnetic Fields. Por ejemplo The Charm of the Highway Strip (1994). Particularmente escuchar ese disco mientras manejas resulta sumamente divertido. Hay un lugar muy especial en mi corazón para ese álbum. Tiene una cierta unidad particular en cuanto a las letras. Hay dos estilos diferentes de producción coexistiendo aleatoriamente ahí; uno de ellos es manual, casi hecho a mano, y el otro muy mecánico.

Distortion (2008) es el álbum mas radical de The Magnetic Fields, en mi opinión. El segundo capítulo de la llamada “trilogía del no-sintetizador”, luego de i (2004)  y antes de “Realism”(2010) . ¿Cómo sucedió esta transición, qué la provocó?

La producción de Distortion puede resultar muy radical con respecto a otros discos. Las canciones por sí solas podrían lucir muy convencionales, pero en combinación con el estilo de producción no se ajustan a la primera. Probablemente en ese sentido sea un disco radical. En cuanto al momento que comentas (“trilogía del no-sintetizador”), creo que sentí en ese entonces que la tecnológica había dejado de avanzar hacia adelante, lo único nuevo era un auto-tune muy primitivo. Ninguna tecnología nueva inspiraba a escribir una canción.  Por eso decidí regresar al pasado. Con Love at the Bottom of the Sea (2012), un disco muy electrónico, muy feliz, use casi toda las herramientas tecnológicas que no existían en el momento anterior a los los discos de la “trilogía del no-sintetizador”.

Distortion es tu homenaje al Psychocandy de los Jesus & Mary Chain.

Creo que el ultimo álbum en la categoría de “gran-producción-complicada-con-errores” en la historia de la música es el Psychocandy (1998) de los JAMC. Es el último gran símbolo en cuanto a producción en el estudio. Luego de eso vino My Bloody Valentine a hacer algo parecido, pero pues el secreto de la fórmula ya se había rebelado antes. Entonces quise revisitar ese periodo y meter distorsión sobre otros instrumentos. Mantener el bajo y las baterías limpias, eso sí; pero procurando meter todo el feedback al piano, el chelo y el acordeón. Fue muy divertido hacerlo, sentíamos como que estábamos inventando algo nuevo.

Si llegaras a pensar en otro homenaje futuro a un otro disco clásico de tus favoritos. ¿Cuál sería éste?

¿Conoces el álbum Indeterminancy (1959) de John Cage y David Tudor? Se trata de John Cage leyendo textos cortos, o pedazos de notas, mientras David Tudor toca un piano preparado; ruidos y percusiones entre otras cosas, pero desde una habitación alterna en el estudio de grabación. Entre John y David no se podían escuchar, para nada. Lo interesante es que no hay interacción en tiempo real entre ellos. Sería divertido retomar esa idea en el futuro.

Sé que salir de gira no es algo que disfrutes mucho. ¿El tour que incluye a Latinoamérica te ayudará a darle un carácter diferente a la canciones, a tu forma de componer?

Me gusta mucho estar en otros lugares, lo que no me gusta es el cómo llego a ellos. En la gira por Europa nos desplazamos en tren. Me gusta mucho viajar en tren. Volar no es mi onda. No me gusta moverme en avión. No soporto los aviones. He aprendido a mantener estable mi proceso de escritura mientras viajo: he vivido en docenas de lugares en mi vida y he escrito sobre ello. Creo que fue Joni Mitchell la que dijo que todas las bandas en su segundo disco hablan de viajar. De eso tratan mis discos. Si no estoy hablando de amor estoy hablando de viajar.

En esta gira no viene John Woo ni Claudia Gonson, ¿con quiénes te estás presentando?

Claudia y John acaban de tener hijos cada uno. Eso los tiene muy ocupados, se quedarán a cambiar pañales en su casa mientras nosotros tocamos. Esta vez viene Shirley Simms en el ukulele y en las voces; Sam Davol sigue en el chelo; Anthony Kaczynksi en la guitarra y Chris Ewen tocará drum machines y sintetizadores. De nuevo no tendremos bajo ni batería.

¿Habrá algo nuevo, especial, para la gira por Latinomarica?

Nunca hemos estado ahí antes. Queremos llegar y sorprendernos. Va a ser como una aventura.

Staff

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