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OMD: “Nuestra generación compró sintetizadores en abonos”

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Ambulante 2024

Pioneros de un movimiento que cambió el rumbo de la música pop a nivel mundial, Orchestral Manoeuvres in the Dark fueron protagonistas y testigos de uno de los momentos más creativos en la historia musical inglesa. Cambiaron el rock sin usar guitarras eléctricas, y a través de sintetizadores y cajas de ritmo han puesto a bailar a los jóvenes de distintas generaciones. Lejos de vivir de la nostalgia, están de estreno con Bauhaus staircase, álbum que describe el pulso de los tiempos que corren, sin olvidar ese toque pop de toda la vida. Nos conectamos hasta Liverpool para platicar con Andy McCluskey, quien nos da detalles de su último trabajo, así como puntos clave de su carrera de más de 40 años. 

Me parece que sus discos siempre han sido conceptuales, más que una colección de canciones sin relación entre sí.

Es interesante, porque cuando empiezas un álbum en un momento específico, estés o no consciente, piensas de cierta forma y capturas y diriges  tus sentimientos en un sola dirección, en Punishment of luxury, nuestro disco anterior, había varias canciones que compartían el mismo imaginario, en Bauhaus staircase sucede exactamente lo mismo. Entonces creo que de cierta forma sí es un álbum conceptual.

Bauhaus staircase tiene un fuerte statement político, social y cultural. Tomando todo esto en cuenta, ¿eres optimista acerca del mundo en el que vivimos ahora?

Si te detienes y miras al mundo en cualquier época, siempre ha habido problemas. Y si ves las noticias te darás cuenta de que solamente te presentan las cosas malas, los problemas. Si es una historia feliz, entonces no es noticia; lo negativo en el mundo es lo que se considera como noticia. Sin embargo, paradójicamente para la gente del 2023 el mundo de hoy es el mejor que jamás haya existido; más gente está educada, más gente vive más años, hay mejores medicinas, las mujeres tienen roles más importantes en la sociedad. En general es mucho mejor. Claro, hay lugares donde sigue habiendo problemas muy serios.

En este nuevo disco hay una canción que se llama “Kleptocracy”; habla de ciertos personajes que nos han robado la democracia, por darte unos ejemplos Mr. Trump y Mr. Boris Johnson. ¿Por qué la gente vota por ellos? No tengo la menor idea, pero es aterrador. Mr. Putin también. Yo crecí pensando que alguien iba a apretar el botón para comenzar una guerra nuclear, pensaba que la guerra fría había terminado y ¡oh sorpresa!, ha comenzado otro tipo de guerra. Sin embargo, y a pesar de estas personas, el mundo en muchos aspectos está mejor. 

Percibo una vibra más digital que analógica en el sonido del nuevo disco.

Es curioso porque utilizamos un montón de sintes análogos, quizá tenga que ver con la forma en la que Paul hizo la mezcla final. Para mucha gente es el disco más electrónico de toda nuestra carrera. Al final, lo más importante para mí son las canciones, y aquí hay doce muy buenas, más allá de los sonidos que hayamos escogido para ellas.

Hablando un poco de su historia, ¿cuál sería la canción que marcó el sonido y la personalidad de OMD?

Probablemente sería “Enola Gay” porque la letra está escrita específicamente en un tema, es histórica, es política, es sobre un problema moral. Escribimos muchas canciones, pero evitamos los clichés románticos, queremos escribir canciones que nos parezcan interesantes e importantes, pero tenemos la habilidad de hacerlo con melodías súper pegajosas, logramos esa combinación en donde la letra y la música se vuelven tremendamente adictivas.

Las nuevas generaciones han idealizado la década de los ochenta, en lo personal, ¿qué no te gustó de esos años?

Cada generación tiene una chispa que enciende un nuevo movimiento, y de ahí surgen un puñado de bandas que empujan hacia esa dirección, y si se vuelven exitosas, productos redituables, las compañías discográficas y también otros artistas empiezan a replicar esos formatos. Algo así sucedió con nosotros y bandas como The Human League a finales de los años 70, cuando el pop electrónico no estaba de moda. Nosotros llegamos después del punk, nadie se imaginó que justo después vendría el synth pop. Creo que los 80 empezaron muy pero muy bien, pero después se convirtieron en peinados, hombreras y maquillaje extravagante. 

Ustedes mencionaron en aquellos años que Joy Division era la única banda que podría haber cambiado las cosas, sin embargo se mantuvo como una banda de culto. Ahora mucha gente los ha reivindicado. ¿Por qué pasó tanto tiempo para que la gente reconociera la importancia de Joy Division?

Pararon después de dos discos y Factory Records aún era un sello muy pequeño y no tenía el dinero para hacerlos internacionales. Seguramente sin la muerte Ian Curtis hubieran sido muy grandes, pero es imposible saberlo. Me parece que Internet tuvo mucho que ver. Siempre habrá gente que le guste la música melancólica, gente que no es feliz, que busca resonancia de su propia oscuridad, muchos de ellos encontraron la respuesta en la música de Joy Division. Ni siquiera el mundo del goth existía cuando Joy Division apareció. Martin Hannet, su productor, y ellos  crearon ese sonido que después se volvió global.

Hablando de creación de sonidos que se volvieron globales con el tiempo, ¿cuál consideras que fue el álbum que definió la música electrónica británica en los años 80?

No creo que sea uno en particular, en ese momento los grupos que estaban produciendo música electrónica en Inglaterra de manera consciente tenían diferentes estilos. Es difícil que puedas decir que Metamatic de John Foxx, Dare de Human League, Architecture & Morality  de nosotros o Music for the masses de Depeche Mode son los discos que definieron la música electrónica inglesa de esos años. Es un conjunto de sonidos y estilos lo que definió esa era. 

Siempre se han movido entre lo experimental y lo pop, ¿cómo consiguen ese balance?

El pop siempre ha sido un accidente, nuestro objetivo siempre está enfocado en crear algo nuevo, interesante y que nunca hayamos hecho antes. Y esto tiene que ver con nuevos sonidos y diferentes temas en la cuestión de las letras. Pero no importa cuánta medicina apliquemos en nuestras canciones, siempre le ponemos bastante azúcar. Un buen ejemplo de esto es precisamente nuestro disco Achitecture & Morality, el cual tiene canciones como “Souvenir” y “Joan of Arc”, que vendieron millones. Pero el tema homónimo es música concreta. Eso fue algo que confundió mucho a nuestra disquera. Al final es parte de nuestro estilo.

La música electrónica ha sido sinónimo de vanguardia, ¿es la tecnología el único camino para que haya una evolución o tiene que ver con una cuestión de actitud?

Me parece que es una combinación de ambas. El rock & roll sólo pudo existir porque en los años 50, en lugar de tener una orquesta detrás, cuatro personas con dos guitarras, un bajo y una batería podían sonar de una manera muy potente, obviamente a través de un amplificador. De esta manera el rock & roll fue resultado de la tecnología. Después el blues se convirtió en esta ola de bandas inglesas en los años 60, luego llegó el glam y el punk en los años 70. Era gente cambiando las cosas con la tecnología de una guitarra eléctrica y también con una actitud distinta. Luego, a finales de los 70 y principios de los 80, la tecnología se volvió accesible para más gente, fuimos parte de una generación que compró sintetizadores en abonos, y creamos otra forma de crear música. Me parece que este será el patrón que seguirá la música, una combinación de uso de la tecnología y diferentes actitudes. 

¿Fue el concierto de Depeche Mode en el Rose Bowl, donde ustedes participaron como abridores, uno de los momentos más importantes de la música electrónica inglesa?

Fuimos cuatro proyectos ingleses ese día, por supuesto Depeche Mode y nosotros, pero también estuvo Thomas Dolby y Wire. Fue un cambio tremendo en Estados Unidos con respecto a cómo veían la música hecha con sintetizadores, por fin se aceptó que había otro tipo de música que se estaba apoderando del mundo. A principios de los años 80 la radio y la prensa norteamericana fueron muy hostiles con nosotros, para ellos no éramos un rock real, no aparecía el macho con guitarra distorsionada. Pero se dieron cuenta de que nuestra música realmente era poderosa, capaz de llenar estadios.

¿Los veremos pronto por aquí?

Te prometo que así será, estaremos de gira en el Reino Unido y Europa, después nos tomaremos un descanso en verano, pero en el otoño de 2024 cruzaremos el Atlántico para volver a estar con nuestros fans mexicanos.  

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Jacobo Vázquez

Jacobo Vázquez

Nació en la Ciudad de México. Fue locutor en Ibero 90.9 FM del programa Mole Mogollón. Es autor del libro El rock fue su idioma, una crónica sobre el boom del rock en español en los años 80.

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