La imagen de una mujer a la que le cortan el ojo con una navaja de afeitar pasó de un discreto filme vanguardista a convertirse en un referente de la historia del arte y las vanguardias. En 1929 se estrenó en París Un perro andaluz y Salvador Dalí y Luis Buñuel provocaron un estallido surrealista que no para de extender sus efectos y así lo entiende el grupo Lagartija Nick al convertirlo en canciones en pleno siglo XXI.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Aunque más bien al señalar a Un perro andaluz reviste un gancho y una trampa; muchos tiramos rumbo a la breve película, cuando el grupo conducido por Antonio Arias se enfocó en el poemario del mismo título (y mínimo cambio de preposición) que escribiera el cineasta aragonés durante su juventud y que casi desconocido para el mundo entero.
El caso es que el décimo cuarto álbum de la banda granadina Lagartija Nick -El perro andaluz- se regodea en aquellos ardientes versos surrealistas del nativo de Calanda para hacer un robusto álbum de rock en el que las canciones rompen con el esquema tradicional de estrofa-coro-estrofa para ajustarse a los caprichos surrealistas de los textos y así queda claro desde la magnifica “Palacio de hielo”, con sus citas al Tarot incluidas.
En El perro andaluz -el álbum- surgió de una recreación musical que hizo la banda de las imágenes buñuelescas y que fueron presentadas en el Festival Abycine 2017, llevado a cabo en Albacete, y que ahora se muestran como 10 canciones musicalmente muy potentes y que apoyan perfectamente al delirio verbal, tal como ocurre “Me gustaría para mí (las libélulas”, el que fuera el tema de adelanto.
Pero si hay que señalar el momento de pleno flujo surrealista este se encuentra en “Bacanal”, lleno de referencias religiosas que se mezclan con faunos y que se prolonga en “Polisoir milagroso”, en el que Arias le canta a Cristo, la Virgen y los semáforos.
Lagartija Nick cuenta que se inspiraron en músicas que sonaban en la década de los veinte del siglo XX, como foxtrot, jazz y charleston, que el joven Buñuel conocía muy bien y tocaba con su violín, pero que ahora encuentran un nuevo contexto sonoro (con resabios de folk aragonés). Para consolidar esta incursión se permitieron citar al propio Buñuel hablando de síncopa para luego hablar de dinosaurios y pasiones en “Pájaro de angustia”.
¡Luis Buñuel es eterno! Y Lagartija Nick lo sabe bien por lo que nos hace gozar con este proyecto lleno de poesía delirante e imágenes casi imposibles; así suena el surrealismo en pleno siglo XXI. Quien se adentre en este alucinado entorno poético saldrá recompensado.
