Es un agrado encontrarse con libros valientes, que representan los anhelos a veces cumplidos, a veces no, de sus autores; libros que nos reconfortan como lectores por la manera en que exploran y exprimen los recuerdos y así lo hace el escritor José Ramón Ruisánchez (México DF, 1971), en el libro nombrado Torres y recientemente publicado por ediciones ERA.
TXT:: Juan Nicolás Becerra
En este volumen, José Ramón Ruisánchez se lanza a una confesión narrativa donde conviven los sueños y las desilusiones de un joven que está creciendo. En este trabajo, la verdad de lenguaje convive con la poesía, el interés por la arqueología, la inocencia del primer amor y la desilusión del primer fracaso romántico. Se trata de ensayos que exhiben el talento de un muchacho que vuela, recuerda y escribe.
En su cuarto libro de ensayos, Joserra hace gala a una memoria privilegiada, ya que de manera simultánea nos narra sus primeras visitas a la Cineteca Nacional y su gusto por los filmes de culto; hace memoria de sus clases de primaria, de sus lecturas puntuales de la poesía que lo habita.
Me detengo a leer ávidamente el breve texto donde recuerda al Rock Stock, lugar de esplendor de finales de los años 80 en el entonces DF, de una barra libre poderosa y ambiente bestial, que fue fundamental para esa generación nacida en los años 70 y que creció escuchando Rock 101, una idea musical.
Los ensayos de este libro perviven en el tiempo; se trata de un recuento lleno de imágenes, de arte visual, de viajes, de añoranzas, de derrotas, de orfandad; mudanzas y vagancia; de lecturas y distintas bibliotecas, de interrupciones lectoras y de mucha narrativa metida hasta el tuétano del autor.
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