“Cuando el palacio de la noche/ Encienda su hermosura/ Pulsaremos los espejos/ Hasta que nuestros rostros/ Canten como ídolos” es toda la letra de “La noche”, una excelente manera de acercarse al dreampop de parte de la banda de chicas argentinas Fin del mundo, y en la que aprovechan la parte final para guitarrear al estilo shoegaze -de hecho, esa mezcla permea en todo su disco debut-.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Mientras transcurre la rola no queda sino en pensar que hay un riesgo en editar un álbum hacia el final del año -ni duda cabe-, la música sigue y entonces parece que el cuarteto lo superó, pues a Todo va hacia el mar le ha ido muy bien y les permitió posicionarse especialmente en el mercado español -a donde se fueron de gira, además de Francia e Italia-.
Los seguidores con los que ya contaban conocían bien los temas, pues Fin del Mundo tomó la decisión de reunir el material de sus dos EP´s previos y lo mejor del resultado es que se aprecia con mucha cohesión y congruencia… no parece un pegote, sino una obra unitaria en la que se nota el sentido melódico que poseen.
Apenas 8 canciones para poco más de 34 minutos, que nos dejan con ganas de más y clavados en un disco en el que “La distancia” y “El fin del mundo” se acoplan perfectamente a “El próximo verano”, que es una de las piezas de mayor penetración junto a “La noche”, cuya letra, que ya mencionamos, proviene de la obra de la poeta y ensayista Alejandra Pizarnik.
Es así como Julieta Heredia, Lucía Masnatta, Julieta Limia y Yanina Silva, procedentes de Ushuaia -el punto final de América Latina- se han asentado en Buenos Aires, pero jamás olvidan su respeto por la naturaleza y eso es tangible en los títulos y las letras… ellas desean que el escucha se pierda entre la arborescencia sónica y emane fortalecido.
Ahí tenemos a “Las flores” y “Hacia los bosques” como pruebas fehacientes de lo apuntado y que se suman a esa búsqueda de la belleza estética de las Fin del Mundo y que nos acarician con frases como: “La ciudad que dejamos extraña nuestras manos y pide que nos volvamos a ver”, proveniente de “El próximo verano”.
¡Uff!, estas argentinas engalanan una tradición que tiene a Slowdive y Mogwai en lo más alto y le sacan lustre -claro, también han escuchado bien a The Cure y Beach House-. Al final, ofrecen una experiencia deliciosa y en la que dejan en claro sus alcances como instrumentistas.
Hacia el final nos quedamos con una línea de “El incendio” que no hace sino enfatizar la propuesta de todo el disco: “Me dejo llevar, si todo va hacia el mar”.
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