Luego de la aparición de Grand unifier theories, la placa de 2021 en donde Fabriccio De la Mora inició un acercamiento más declarado hacia el krautrock, el guitarrista regresa ahora con Entrophy death (Dirty Filthy Records, 2022), álbum que es una interpretación de las diferentes etapas que constituyen la muerte de una supernova, así como la hipótesis de la muerte por temperatura del universo.
TXT:: David Cortés
Dice De la Mora que “ambas hipótesis emergen de la segunda ley de la termodinámica que establece que la entropía tiende a incrementar en un sistema aislado. Dándole el suficiente tiempo a dicho sistema, la energía se disiparía uniformemente, lo que causaría su muerte por enfriamiento”. Si interpretar con palabras esto es complejo, hacerlo con música también representa un reto que él ha resuelto satisfactoriamente. Si uno conoce la obra reciente del tapatío, sabe que energía e intensidad estarán presentes a lo largo de ella y cuando “Star dust” comienza a sonar, la sección rítmica teje una parte monótona, una alfombra sobre la cual aparecerá la guitarra de Fabriccio junto con una dosis de electrónicos para dar un toque cósmico al corte. Hay variaciones, aparición de nuevos efectos, pero el espíritu motorik del krautrock es la dominante.
Sin embargo, cuando arriba “Gravity bump”, si bien la tónica se mantiene hacia el énfasis rítmico y monótono, también se advierten efluvios de punk rock. La mezcla, atrevida, funciona y cuando la guitarra de De la Mora ingresa, lo hace con un tono cercano al country-western e incluso torna bailable la composición, aunque conforme avanza, más desquiciada se vuelve ésta. “Gas giant” pierde velocidad, pero gana en detalle. La intensidad no mengua, las seis cuerdas de Fabriccio son un timón seguro que conduce a esa nave espacial por los páramos de la psicodelia, del space rock.
Entrophy death está perlado de viajes. Cada uno de los temas es una nueva nave y claro que se conoce el destino, pero lo atractivo está en las vistas como esa colosal imagen de “Red giant” que produce esa velocidad volcánica desplegada por la segunda guitarra de Sergio Florean y la batería de Gustavo Jiménez y coloreada por la guitarra líder, sintetizadores, efectos y otros artilugios electrónicos de De la Mora y que por momentos alcanza tonos épicos, mismos que llegan a su clímax en “Black dwarf”, el corte final de este trayecto por constelaciones misteriosas y desconocidas, construidas poco a poco, mismas que al llegar a la parte media explotan sin contemplación alguna.
Respira profundo escucha-lector, lo necesitarás al final de la rúa.