En lo personal, siempre me gusta recomendar a Diego Vasallo como una especie de Tom Waits español y poner el acento en su voz de lija, aunque claro también tiene influencia del recientemente fallecido Mark Lanegan, por aquello del rock taciturno y sombrío que ambos comparten, pero quiere la historia que el vox populi lo identifique como el segundo miembro de Duncan Dhu, algo que ni el tiempo ni los buenos discos han conseguido borrar.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Ahora debemos de consignar la llegada de un nuevo álbum -el onceavo-, Caemos como cae un ángel (2022), es el sucesor de Las rutas desiertas (2020), un trabajo tristemente lastrado por la pandemia y que vale la pena tomar también en cuenta para una escucha que compense la afectación.
Para esta nueva entrega de 7 canciones trabajó en compañía de un sexteto que incluye a Estíbaliz Ponce en el chelo y los coros de Pablo Solo (coros) y arranca con el tema que le da nombre y en el que retuerce un tanto al soul: “Somos muñecas rusas/ caemos como cae un ángel/ somos un montón de excusas/ somos nuestra propia cárcel”, para luego proseguir con la estupenda “Doce campanadas”, en la que brota esa pátina rugosa y polvosa que conecta con algunos viejos temas de Nacho Vegas y Javier Corcobado: “Te has mirado en el espejo de los años/ y no has encontrado nada”.
Diego Vasallo (San Sebastián, 1966) tiene grandes dotes narrativas que plasma en las imágenes que forman partes de elegías noctámbulas, tales como “Un metro de nieve” (“La cara iluminada de las hojas/ desprenden frías lágrimas rojas/ Son el susurro camuflado en la distancia”) y “Línea directa con tu corazón” -que bien difundida podría calar en mucha gente-: “Se que arrastras un peso que quieres desaparecer/ que el cielo es un muro espeso/ que algo se ha estancado”.
Ni hablar, el donostiarra trae consigo ese halo de la malditud, lo que reduce en algo el calado de su obra, pero que le agrega mucha probidad y autenticidad; Diego Vasallo es un músico irreductible en sus convicciones; quizá la única concesión realizada el hecho de cantar un poco menos grave que en sus antecesores.
Caemos como cae un ángel cierra con “Aquellas calles tuyas” (“Resuenan tus palabras/ con el eco de las catedrales”), un homenaje valioso y sincero al fallecido músico Rafael Berrio, quien falleciera hace dos años. Diego Vasallo confirma sus valores éticos y estéticos… la elegancia y profundidad aplicada al arte de escribir canciones: “Los versos que las estrofas guarden/ serán la cumbre y el calvario”.
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