La carrera de Alice Phoebe Lou ha encontrado los cimientos necesarios para establecerse como un acto que a lo largo de seis producciones discográficas crea espacios sonoros ilimitados, obteniendo resultados distintos y trascendentales. Buscando eco en nuestro país, la sudafricana con residencia en Berlín regresa al Lunario del Auditorio Nacional el próximo 23 de noviembre. Acá la charla sostenida con la artista con dicho pretexto.
TXT:: Joel Rodríguez
Hablemos de tu primera visita a la Ciudad de México, en marzo de este año, en Bajo Circuito; contó con dos fechas agotadas.
Esperé el momento indicado para ir. Reunimos cierta cantidad de dinero y todos los recursos para reservar las fechas y la respuesta fue increíble. Hubo 300 personas por noche, pero por la intensidad de su energía se sintió como si hubieran sido miles, lo cual jamás imaginé. Hubo todo tipo de vibras, especialmente las de mujeres jóvenes que han escuchado mi música a medida que crecen. Algo súper especial. Además, pude conocer un poquito de México.
Regresas al Lunario el 23 de noviembre de este mismo año, ¿cómo lograste concretar dos fechas en un periodo tan breve?
Como artista independiente es más complicado financiar viajes por el mundo. He querido tocar en México y Sudamérica desde hace mucho, incluso me lo han solicitado. Cuando toqué la primera vez, le dije a la audiencia que trataría de regresar lo más pronto posible y lo hice con el corazón. No tenemos itinerarios de gira normales, como otros artistas que lanzan un disco y se van de gira y que sólo puedes verles en ese momento. Mi ventaja es que puedo planear la forma que mejor me acomode para hacer lo que sienta adecuado. Es loquísimo regresar a la Ciudad de México dos veces el mismo año.
¿Qué es lo que más te emociona sobre este show con tu banda completa?
Cuando toco con banda todos vibramos con mayores frecuencias, tenemos muchas texturas e instrumentos diferentes en el escenario; aunque no hacemos las mismas versiones, nos gusta mantenerlo interesante con la energía que da tocar en vivo. Vamos de momentos súper íntimos a otros llenos de energía total. Me gusta mucho el concepto de experiencia integral, que puedas abrazar a la persona que tienes a tu lado y llorar, o bailar y pasarla bomba.
¿Tienes considerado invitar a algún artista local a actuar contigo esa noche?
Nuestro amigo Sam Burton hará con nosotros las fechas, es un gran cantante y compositor, está por lanzar un álbum hermoso, somos muy afortunados al tenerlo como telonero. Me encanta compartir la música que amo con la gente. Lo que sí estamos planeado es hacer un par de presentaciones callejeras y visitar algunas universidades para tocar, queremos añadir más cosas especiales a esta experiencia.
Hasta ahora has lanzado seis álbumes de estudio. ¿Consideras que es difícil ganar nuevas audiencias desde una posición en la que se te puede considerar una artista establecida?
Es emocionante y divertido, porque puedo mostrar muchísimas canciones de un repertorio amplio y crear sets adecuados a cada momento, mezclando canciones viejas y nuevas. Me gusta tocar mucho más el material nuevo porque las canciones se sienten actuales, lo que ayuda a conectar con las audiencias nuevas; aunque también es una buena oportunidad para mostrar las fases por las que he transitado. Para este tour, quiero crear sets que exploren las diferentes caras de mi estilo de composición. No habrá un sonido en específico, más bien una mezcla de géneros.
Háblame del trabajo de producción que hiciste con David Parry en Child’s play (Edel Music, 2021), tu más reciente disco. Me parece que hay un gran compromiso con tu propuesta, por parte de ambos.
Es el segundo disco que grabo directo en cinta, con instrumentos muy viejos; no del todo, por supuesto que hay cosas modernas y algunos sintetizadores, pero de verdad me encanta ese proceso de grabación, como lo hacían en los cincuenta o sesenta, por la forma en que suenan los instrumentos. Al evitar las computadoras tienes que utilizar al máximo tus oídos, capacidades y técnicas antiguas. Eso es lo que amo escuchar en algunos de mis discos favoritos.
Estos dos últimos álbumes -incluido Glow (Edel Muisc, 2021-, se sienten como si estuvieran respaldándose el uno al otro, porque muchas de las canciones se escribieron a la par y todo se resume en que éste ha sido un proceso de exploración profunda sobre mí misma, de demostrar que puedo escribir sobre temas íntimos. Esto incluso puede ser embarazosos, pero al mismo tiempo se trata de normalizar todo lo que nos rodea, como la sexualidad femenina, o superar viejos traumas. Al final, quiero crear material muy personal, pero que le pueda hablar a cualquier persona. Fue muy liberador dejar salir esas canciones sin tanta presión.
Tiene mucho sentido que hayas grabado el disco así, asumo que el plan desde el inicio fue lanzarlo en vinilo.
¡Me encanta! Cuando comencé con mi primer EP tocaba en las calles y en Alemania dominaba el formato de los discos compactos (CD), pero una vez que pude comenzar a lanzar vinilos noté lo hermoso del formato, desde lo visual hasta el potencial del audio, el tamaño, el peso. Definitivamente crea otro tipo de experiencia porque es una manifestación y validación bastante cool de tu sonido. Nada como el sentimiento de crear un disco y sostenerlo en tus manos. A mí me llevó a recordar mi primera experiencia discográfica con las colecciones de mis padres y abuelos. Vamos, que un disco no se siente real hasta que no lo tienes en tus manos.
