A pesar de que a inicios de los 2000 obtuvo un papel en Arrested development junto a Jason Bateman y Will Arnett, fue hasta 2007 que Michael Cera obtuvo reconocimiento mundial gracias a sus protagónicos en Juno y Superbad. Lamentablemente, como en la mayoría de los casos, su salto a la fama llegó con una serie de situaciones que hicieron que Cera considerara dejar la actuación por completo.
En una reciente entrevista con The Guardian, Michael Cera recordó lo “abrumador” que fue para él ese período: “No sabía cómo lidiar con el caminar por la calle. La fama te hace sentir muy incómodo en tu propia piel, y te vuelve paranoico y raro. Hubo muchas cosas geniales al respecto, y conocí a mucha gente increíble, pero también viene con muchas malas energías, que no estaba preparado para manejar”.
“Ya sabes, si la gente está borracha y te reconocen, y están muy entusiasmados, puede ser un poco tóxico. Cuando eres un niño, las personas también sienten que pueden agarrarte, no son tan respetuosas contigo ni con tu espacio físico”, dijo el actor. “No sabía cómo establecer respetuosamente mis propios límites”, continuó.
En un momento de la charla, el actor dijo que no estaba seguro de querer continuar en la actuación, por lo que rechazó grandes oportunidades, incluyendo la de ser host de Saturday night live, para no volverse aún más famoso. Según explicó, Scott Pilgrim vs. the world fue lo que finalmente evitó que se alejara por completo de la actuación, pues para el momento de su crisis ya se había comprometido a participar en el proyecto.
Al parecer, con el paso del tiempo, Michael Cera ha logrado encontrar el balance perfecto que le permite participar en éxitos de taquilla y al mismo tiempo, mantener un perfil bajo. Su próximo gran papel será en Barbie de Greta Gerwig.
