Con la huelga de escritores entrando en su día 63, Fran Drescher, la presidenta de la revista SAG-AFTRA ha elevado su voz contra los directores de los estudios, acusándolos de actuar como “pequeños tiranos”, “aspirantes a señores feudales” y “magnates terratenientes de la época feudal”. Si bien las negociaciones entre la WGA y la AMPTP se estancaron desde el 13 de julio, la líder señala que los llamados para reanudar las conversaciones han sido recurrentes, sin embargo, la Alianza de Productores de Cine y Televisión se ha hecho de oídos sordos.
“La AMPTP se niega a negociar con nosotros”, afirma la presidenta de SAG-AFTRA. “Nos castigan por ejercer nuestro derecho legal a la huelga… No somos siervos y ellos no son terratenientes feudales. ¿Cómo se atreven a tratarnos como enemigos en su búsqueda insaciable de ganancias?”
Duncan Crabtree-Ireland, director y negociador en jefe del sindicato apoya la opinión de Drescher y señala el desprecio de los estudios hacia los creativos como “repugnante y ofensivo”. Desde despreciables declaraciones públicas hasta la falta de respeto hacia los miembros durante las negociaciones, su comportamiento es más propio de tiranos mezquinos que de socios en la creación de entretenimiento.
Ben Whitehair, vicepresidente ejecutivo del sindicato, enfatiza que esta huelga va más allá de las demandas. “Se trata de si los trabajadores deben compartir los frutos de su labor o ser despedidos con las migajas arrojadas por aspirantes a señores feudales”.
Aunque han habido negociaciones, las declaraciones de Fran Drescher apuntan a que la AMPTP ha ignorado las contrapropuestas de la WGA, lo que mantiene la tensión en la industria del entretenimiento. El conflicto con los estudios ponen de manifiesto las profundas divisiones y desigualdades que pareciera que en esta industria no existen. Mientras los guionistas y actores luchan por un trato más equitativo y justo para los trabajadores creativos, los estudios parecen más interesados en salvaguardar sus propias ganancias.
Esta brecha entre las partes revela una dura realidad: en una industria donde la creatividad y el talento son la moneda de cambio, los trabajadores a menudo se enfrentan a un sistema que prioriza las ganancias sobre las personas que hacen posible el espectáculo. La huelga es un recordatorio de que, incluso en el mundo brillante y deslumbrante de Hollywood, las luchas laborales y la búsqueda de equidad siguen siendo esenciales.
