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El rock también se escribe: la historia del periodismo rockero nacional

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Ambulante 2024

El rock también se escribe. Seminario de periodismo y rock en México. Un recuento. Memorias (2020), editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, es una compilación de 21 textos que rescata los momentos más representativos de las conferencias dictadas en el Multiforo Alicia del 25 de agosto al 5 de noviembre de 2014, durante nueve sesiones; un evento organizado por los periodistas David Cortés y Alejandro González Castillo.

TXT:: Lizbeth Gómora

El nacimiento del rock marcó un antes y un después en la historia de la música, pero también en el mundo del periodismo. En México, el periodismo de rock fue acogido en las páginas de revistas, diarios y fanzines por un puñado de escribas que, formados en la academia y en el oficio, divulgaron información desde distintas perspectivas.

Sin embargo, con la llegada de la era digital sobrevino un cambio de paradigma. La transición de lo impreso a lo virtual desgastó hábitos que llevaron a muchos a la producción en serie de notas, el escaso análisis y el mal uso del lenguaje escrito. Hasta el momento no existe un escenario futuro más o menos certero que nos permita entrever si es posible que converjan el antiguo periodismo de rock y el mundo online.

A través de un viaje de casi 150 páginas, El rock también se escribe. Seminario de periodismo y rock en México ofrece, a manera de ensayo y con una narrativa afable,  la génesis y evolución de este oficio ejercido por periodistas musicales, desde los años 60 hasta 2014, todo narrado desde las experiencias y aprendizajes adquiridos por cada autor a lo largo de los años.el-rock-tambien-se-escribe-david-cortes-alejandro-gonzalez-castilloDe la traducción a la publicación de contenido propio

En esta primera parada en el tiempo, El rock también se escribe nos muestra un pasaje nostálgico contado por Federico Rubli Kaiser, Jose Xavier Návar, David Cortés y Walter Schmidt, quienes relatan el nacimiento de revistas como Conecte, México Canta, Piedra Rodante, Switch, Banda Rockera, Rolling Stone, Pulse, entre otras; publicaciones que se volvieron una guía para los fans del rock, quienes vieron en ellas un halo de luz e incluso fueron concebidas como objetos de culto.

Y si bien las traducciones de textos en inglés fueron la materia prima de varias revistas en sus inicios, poco tiempo pasó para que los reporteros se lanzaran al mar en busca de la noticia y a la caza de bandas famosas y subterráneas, tanto internacionales como locales, para llegar a la redacción y dejar sus huellas dactilares sobre las teclas de una máquina de escribir, esperando con emoción a que su texto y nombre salieran publicados.

Pero las revistas no fueron los únicos medios para enterarse de lo que acontecía en la escena rockera. Los fanzines también hicieron lo suyo. Fue a través de recortes, pegamento, grapas y el uso de un lenguaje desenfadado, tal y como lo cuentan Roberto Muñoz “Warpig” y José Luis Paredes Pacho, que los creadores dieron visibilidad a aquellas bandas nacidas en las alcantarillas más oscuras.el-rock-tambien-se-escribe-david-cortes-alejandro-gonzalez-castilloLiteratura y periodismo de rock, dupla necesaria

Para que un texto sobreviva a la voracidad del mundo virtual la información oportuna no es suficiente, y menos si se tiene la intención de enganchar, retener y sorprender. En este sentido la contribución de la literatura al periodismo de rock es vital, pues lleva a las personas a imaginar lo que leen y a experimentar las emociones y sensaciones físicas narradas por el autor.

Patricia Peñaloza, Antonio Malacara, Mónica Maristain y Arturo Flores destacan la importancia de incrustar los géneros narrativos al periodismo de rock. Es a través de los elementos del cuento, la novela, el relato y la misma poesía que un periodista tiene la posibilidad de salirse del molde, de sacudir al lector, de llevarlo de la mano por cada rincón visitado durante un concierto o bien despertar en él la curiosidad por escuchar y estremecerse con un disco.

Si se tiene la intención de convertirse en periodista, hacer de la lectura un hábito y actividad placentera, abogar por un correcto uso del idioma y lenguaje escrito, son elementos básicos para lograrlo; ser melómano no es suficiente.el-rock-tambien-se-escribe-david-cortes-alejandro-gonzalez-castilloEl salto hacia lo digital

Para la parte final de este viaje literario, figuras como Iván Nieblas, Juan Carlos Hidalgo, Raúl David “Rulo” y Alejandro González Castillo son directos al decir que el surgimiento de Internet, si bien ha ayudado a democratizar y agilizar la información, además de permitir la interacción entre medios y audiencia, también ha dejado de lado el rigor, compromiso e investigación que el periodismo musical demanda.

Actualmente, por encima de la correcta escritura y la creación de textos críticos basados en argumentos sólidos, se antepone la rapidez, la publicación de notas en el menor tiempo posible (aunque eso implique no cotejar información y escribir mal), obtener  likes y atender exigencias de marcas que, en muchas ocasiones, modifican procesos editoriales.

Lo anterior ha propiciado una escasa publicación de entrevistas a profundidad, reportajes de fondo y otros textos de largo aliento; en su lugar abundan notas ambiguas, echas al vapor, que se vuelven tendencia en segundos y terminan perdidas en un océano donde pululan contenidos intrascendentes.

Los autores proponen retomar las buenas prácticas periodísticas y buscar la manera de fusionarlas con la era digital, de tal forma que la calidad del texto no se vea comprometida. Sugieren alejarse de la tiranía del clic y apostar por un periodismo narrativo de calidad en el cual impere la pasión, el buen escribir y la investigación, por encima de los “me gusta”.

Como sucede con algunos discos, el libro contiene un bonus track con José Luis Pluma, fundador de Conecte, quien le abrió las puertas de su casa a González Castillo para adentrarlo en la basta historia de esta icónica revista a través de una charla que culmina con una confesión sobre su amor hacia el periodismo, mientras el ocaso se percibe en Ciudad Neza.el-rock-tambien-se-escribe-david-cortes-alejandro-gonzalez-castillo

No todo está escrito

La convergencia en un solo espacio de varios periodistas que han vivido y hecho el periodismo de rock en México desde sus trincheras y poner sobre la mesa el surgimiento, desarrollo y cambios suscitados en el oficio a lo largo de los años, es un hecho sin precedentes en nuestro país, algo que hace de El rock también se escribe un libro indispensable; debería estar en bibliotecas públicas, facultades de comunicación y periodismo del país y los libreros de profesionales que diariamente llevan a cabo esta labor.

Este viaje en el tiempo por el periodismo de rock en México nos deja enseñanzas, pero también preguntas sobre su escenario futuro. ¿Será posible no sacrificar la calidad de un texto frente a la rapidez y número de caracteres que exige un medio online?, ¿cómo lograrlo?, ¿qué buenas prácticas periodísticas debemos retomar?, ¿cómo fomentar el interés por la investigación?, ¿qué hacer para que el lector sienta el deseo de leer nuestros textos y reflexione con ellos?

Temas como la inmediatez, el consumo masivo de contenidos, las nuevas funciones y prioridades del editor, la falta de compromiso de parte de algunos comunicadores y cierto desdén hacia lo realizado por la vieja guardia son factores que hacen complicado llevar a cabo este oficio con rigor y que sin duda quedan plasmados en estas páginas. Así se deja la puerta abierta para que nuevas generaciones de periodistas dirijamos el rumbo hacia aguas más promisorias.

El Rock también se escribe. Seminario de periodismo y rock en México. Un recuento. Memorias será presentado el próximo 26 de mayo, en el Multiforo Alicia, en punto de las 19:12 horas. Evento gratuito, limitado a 80 personas, con todas las medidas sanitarias correspondientes.el-rock-tambien-se-escribe-david-cortes-alejandro-gonzalez-castillo

Alejandro González Castillo

Alejandro González Castillo

Periodista, y escritor también (porque parece que no es lo mismo). Cruza párrafos con compases. Le gustan las olas, leer y chelear chachareando; además de escuchar discos dejando salir el humo por los ojos.

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