La marea rosa que ha provocado la nueva película de Greta Gerwig hizo que algunas personas se pusieran a la defensiva, argumentando que se trata simplemente de una película con una gran campaña publicitaria. Y esto es cierto, ¡claro está! Pero la cinta de la directora de Mujercitas (2019) cuenta con un discurso que supera este argumento. En realidad se está ante uno de los fenómenos pop más relevantes de 2023.
Con una estrategia similar al caballo de Troya, Gerwig utiliza al ícono infantil femenino por excelencia para profundizar y poner algunos puntos sobre las íes respecto al feminismo del Siglo XXI, misión de la que sale bien librada. Desde el contexto estético, Barbie es un caramelo pop visual; musicalmente hablando, le habla directamente a la generación de las redes sociales, justo los espacios que han conseguido que se abarroten las salas de cine en un momento en el que la industria cinematográfica vive uno de sus momentos más bajos.
El guión, hecho a dos manos por Greta Gerwig y su esposo, el también director Noah Baumbach, demuestra un conocimiento amplio y consciente de la cultura pop contemporánea. La película se siente fresca de principio a fin, lo cual se traduce en un espejo en el que difícilmente escaparíamos: nos vemos reflejados. Es ahí donde reside el gran acierto de esta producción, la cual la convierte en más que una simple película de verano con las actrices y actores de moda.
La dicotomía que plantea la película entre Barbieland y la realidad se convierte en una metáfora que nos sitúa en el contexto actual, en donde aún nos falta mucho camino por recorrer: falta bastante para que el mundo sea color de rosa.
