El arte es una forma de conversación… es un diálogo con una contraparte que nos atrae, que nos ofrece algo que necesitamos; al respecto de la música, por lo regular es el escucha el que requiere que el artista le aporte cosas importantes al espacio emocional y existencial, pero al repasar La reconciliación no dejo de creer que mucho ansiaban Apartamentos Acapulco de sacar el disco para obtener cierta redención de parte de la gente.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Dejar correr el álbum de los granadinos es como sentarse a tomar una cerveza con un amigo al que han bateado en su relación amorosa, pero que entreve la oportunidad de recomponerlo todo y hallar una solución… ese fratelo está jodido sentimentalmente y no encuentra otra que regodearse en el tema: “quiero que me digas que no hay otro… que soy yo quien te hace sentir bien”.
Y que traigan otra ronda, mientras suena “El primero” -la canción de marras- y nos acordamos también de sus admirados Los planetas, que tanto los han marcado, así como de My Bloody Valentine, pero está vez pasados por un buen filtro melódico y menos ruidista.
Aquí hay enamoramiento, entrega y anhelo, tal como ocurre en “Dos días contigo”, que deja en claro que “Son más que dos mil” cuando se está con la persona correcta; en este momento la influencia más que evidente es La Bien Querida… esta pieza lleva toda su marca.
El detalle es que usualmente en Apartamentos Acapulco los que componen son Ismael Cámara y Angelina Herrera, pero ahora Mariano Almeda se suma a la tarea y es así que aparecen canciones de títulos tan explícitos como “Yo cuidaré de ti” y “Ya no tengo palabras”.
Pese a su juventud, en La Reconciliación trazan un recorrido sobre el pasado más lustroso del indie español de los noventa, de tal suerte que “La persiana” es heredera de “Que puedo hacer”, uno de los himnos más clásicos de Jota y Los Planetas.
En total 11 canciones y una Intro en la que un enamorado se regodea en la infinita devoción para con el ser amado; en un momento dado se conforma con “Migajas” para terminar preguntándose si en verdad todo tiene lógica: “Pienso que no vale la pena, que solo pierdo el tiempo, será mejor dejarlo”, sueltan lapidariamente en “Posible final IV”.
A toro pasado, cabe señalar que ahí donde nos quedamos con esa interpretación de una fractura amorosa y su remiendo, también es posible trazar un vínculo en cuanto a la banda y su relación con el oficio y la música misma en cuanto a esa supuesta y anhelada “reconciliación”… ya veremos que es lo dicta el tiempo.
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