Desde hace algunos años, la guerra fría se lleva a cabo en internet. Según diversos especialistas el próximo “Septiembre 11” sería un ciberataque que, entre otras cosas, podría devastar a empresas y al gobierno estadounidense.
Estados Unidos acusa a China de ser el principal hacker, al registrar, según ellos, cientos de ataques cibernéticos diariamente.
Ahora, cuando pretendían ser las víctimas, se han convertido en victimarios tras las revelaciones de Edward Snowden: el gobierno estadounidense (el de Obama y desde antes) espía a sus ciudadanos y a medio mundo a través de internet y las líneas telefónicas.
Cierto, era un secreto a voces, pero el ahora ex consultor de la Agencia de Seguridad Nacional tiene el conocimiento y los documentos que lo prueban.
Como si se tratara del famosos personaje Jason Bourne, Snowden se ha convertido en el enemigo número uno de los gringos (dado que a Bradley Manning lo están enjuiciando, a Julian Assange lo tienen recluido y a Bin Laden ya se lo echaron).
Hasta este miércoles no se sabía, a ciencia cierta, dónde estaba el joven de 30 años que pidió asilo en Ecuador, viajó a Hong Kong, pasó por Rusia y supuestamente abordaría un avión hacia Cuba.
¿Dónde está Snowden? ¡Toma eso Wally!
Como ven, cada tuit, actualización y búsqueda que realicen es monitoreada por diversos gobiernos, y el mexicano no es la excepción.
El espionaje, aunque ilegal, es una práctica común en nuestros días. Y a eso deben sumar toda la información vaciada en la red que ustedes mismos han aportado: registros en redes sociales, post en blogs, fotos en Instagram, comentarios en páginas, videos subidos y ‘check-ins’ en lugares públicos.
Orwell nunca estuvo equivocado, tienen un ojo para cada uno de nosotros.
¿Sigues creyendo que esa(e) ex novia(o) es la única(o) que te espía?
Si no están borrando correos comprometedores, huyendo de algún stalker o desetiquetando sus fotos de Facebook, los espero en Twitter:
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