El juicio por discriminación contra Robert De Niro ha llegado a manos del jurado en Nueva York. El actor, conocido por su brillante carrera, se encuentra en el centro de una polémica legal que ha arrojado luz sobre los entresijos de su vida y carrera.
El caso, que involucra acusaciones cruzadas entre De Niro y su exasistente personal, Graham Chase Robinson, ha mantenido a los miembros del jurado ocupados durante ocho días, explorando las complejidades de una relación laboral que se desmoronó en medio de acusaciones de abuso y malversación de fondos.
El testimonio de Robinson, quien trabajó para el actor durante 11 años, pintó un cuadro inquietante de su tiempo en la pequeña oficina de Manhattan que gestionaba las cuestiones personales y comerciales del actor. Desde negociar contratos hasta asistir a De Niro en situaciones médicas, la ex asistente afirmó que su vida estaba dedicada por completo al servicio del actor.
En el estrado, el actor se defendió vigorosamente, negando las acusaciones de intimidación y acoso. Sin embargo, el drama se desató cuando, en un arrebato emocional, De Niro exclamó en la sala del tribunal: “¡Qué vergüenza, Chase Robinson!”.
Robert De Niro acusado por pedir que rasquen su espalda
El juicio ha expuesto la vida privilegiada del actor, destacando su estatus como fundador del Festival de Cine de Tribeca y propietario de la cadena de restaurantes y hoteles Nobu. La ventana a esta vida de lujo ha dejado al descubierto las tensiones y desafíos que se esconden detrás de la fachada del éxito.
Las acusaciones de Robinson van desde gritos y términos despectivos por parte de De Niro hasta tareas personales incómodas, como rascarle la espalda. Robinson afirmó que no tenía interés romántico en De Niro, aunque la novia del actor, Tiffany Chen, expresó preocupación por la relación entre ambos.
En un testimonio sorprendente, Chen comparó a Robinson con el acosador interpretado por Jennifer Jason Leigh en la película Single White Female. Esta declaración añadió una capa adicional de complejidad al caso, sugiriendo tensiones más allá de las alegaciones laborales.
Los abogados de Robinson argumentan que la ruptura psicológica de su cliente y su incapacidad para trabajar se deben a De Niro y a un ambiente hostil creado por Chen. Además, buscan una compensación monetaria por angustia emocional y daño a la reputación.
En sus argumentos finales, Richard Schoenstein, abogado de De Niro, desestimó estas afirmaciones, sugiriendo que Robinson estaba motivada por no obtener lo que quería al irse de Canal. Schoenstein enfatizó que no se puede otorgar una indemnización por la tristeza causada por la disputa legal.
El juicio también aborda la demanda de De Niro para recuperar el salario de los últimos años de Robinson, acusándola de llevarse propiedad de la compañía y malversar fondos. La defensa de Robinson sostiene que De Niro le otorgó amplia discreción sobre gastos como parte de su compensación y que los problemas surgieron después de que ella renunciara y exigiera un acuerdo.
El destino de esta batalla legal ahora está en manos del jurado, quienes deberán discernir la verdad entre las declaraciones cruzadas de De Niro y Robinson. Mientras tanto, el caso ha ofrecido al público una visión crítica de la vida tras bambalinas en la carrera de una estrella de Hollywood y plantea preguntas sobre la naturaleza del poder y las relaciones laborales en la industria del entretenimiento.
