La Rabia negra de Sol Díaz es una serie de cómics autoconclusivos que narran, en breves episodios, el diálogo de una mujer con una pantera negra. Publicado en el blog de autora y en Instagram, la serie muestra, a través de sus viñetas, esa voz, constantemente acallada por temor o vergüenza, que expresa todo aquello que la prudencia no se atreve a enunciar.
TXT: Carolina González Alvarado
Esta voz, representada por una pantera negra, se caracteriza por su feroz sinceridad. En ocasiones, se dirige a su interlocutora de modo irónico, en otras de manera lapidaria y su presencia simboliza un fragmento importante de la identidad y la conciencia de la mujer. En el contexto de La Rabia negra, este felino es también la representación de un concepto abstracto que, a su vez, remite a figura particular: el daímon.
El daímon es un tipo particular de deidad cuyo culto se remonta a la Antigüedad, sin embargo, a lo largo del tiempo, el término mismo se ha reinterpretado y ha adquirido distintos significados. Para Hesíodo, por ejemplo, estos seres eran los espíritus de hombres sabios y honorables que habían vivido en la Edad de Oro y que ahora protegían a los vivos. Esta lectura influyó en la interpretación platónica que convertiría al daímon en una figura intermediaria entre los dioses y los hombres. En este sentido, él era quien, tal como se menciona en el Banquete, transmitía los asuntos humanos a los dioses y los divinos a los hombres; de tal forma que, a través de este mediador, se establecía una conexión y un diálogo entre ambos. En la creencia popular, el daímon se convirtió en un protector personal y más tarde, la interpretación filosófica lo identificaría como la parte más divina del alma humana.
Llama la atención que estos seres acompañaban a los humanos y, simbólicamente hablando, eran una guía y quizá también una forma de consciencia, situada en un espacio intermedio entre lo divino y lo humano. No obstante que el cristianismo convertiría al daímon en un poder hostil y en un espíritu malvado, esta figura conservaría algunos rasgos de su mítico origen.
La pantera presente en el cómic La Rabia negra remite a este ser, en ocasiones terrible y en ocasiones empático, que conoce los secretos más recónditos de su interlocutora. La pantera, en este sentido, es un símbolo que alude a todo aquello que no se expresa de manera literal, pero grita en el interior de la conciencia.
A través del uso del negro y el amarillo, así como trazos desenfadados pero firmes, la autora representa la cólera contenida, las noches insomnes y las confesiones más íntimas. Por ejemplo, en una de las tiras de esta serie, se observa que la pantera muestra los dientes y clama con ira para más tarde, en la última de cuatro viñetas, presentar a una mujer con los ojos abiertos y visibles ojeras, aparentemente serena en su cama, pensado que “mañana seguro se le pasa”.
En este sentido, la pantera y el daímon comparten una cualidad: son la representación simbólica lo abstracto. En el caso de la serie antes descrita, de la frustración y el enojo; pero en otras, la pantera fungirá como una vía que le permitirá a su interlocutora conocerse a sí misma y descubrir su yo real. El diálogo que ambas mantienen podría sugerir que se trata de un desdoblamiento de la conciencia de la protagonista de modo que, pantera y mujer, son la misma; una bajo la forma humana y la otra, bajo la figura de una bestia, constituyen un único ser.
La relación que se establece entre ambas se da por medio de breves pero contundentes parlamentos en los que la voz de la pantera se caracteriza por su precisión y agudeza, por proyectar, a través de la elegancia de sus movimientos y sus afiladas palabras, aquello que la mujer no puede enunciar de manera explícita pero que forma parte de su ser. La Rabia negra apela a experiencias cotidianas para adentrarse en las pasiones humanas más recónditas, invitar al lector a que descubra su propia pantera y se atreva a darle la bienvenida incluso en los días más terribles.
