La más reciente cinta de Christopher Nolan es un retrato íntimo a una de las figuras clave de la Segunda Guerra Mundial, el físico norteamericano Robert Oppenheimer. Sin embargo, más allá del tono biográfico sobre el padre de la bomba atómica, Nolan desarrolla una narrativa crítica al sistema de poder norteamericano en un momento decisivo de su historia contemporánea, algo que trasciende hasta nuestros días con ecos en muchos rincones del planeta.
Con una estupenda edición, Oppenheimer nos hace recordar a JFK (1991) de Oliver Stone, filme que toma como punto de partida la superficie de la historia para sumergirnos en los puntos finos y ocultos que nos explican el comportamiento de los personajes. Acá, Nolan contextualiza de manera brillante el entorno social y político de la primera mitad del Siglo XX, el cual nos sirve como guía para entender la complejidad de los protagonistas y sus decisiones.
No es ninguna novedad el nivel elevado de ejecución que Christopher Nolan posee. Éste queda más que evidenciado a lo largo de las casi tres horas que dura la cinta, así que quizá sobre comentar que Oppenheimer es técnicamente perfecta. Y qué decir de las contundentes actuaciones de Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon y Robert Downey Jr., quienes redondean la ecuación. Aunque habría que resaltar que es el discurso político lo que hace de Oppenheimer una película necesaria para los tiempos que corren.
Si Trumbo (2015) y más recientemente Mank (2021) se advirtieron como filmes que señalaban la persecución a personajes con simpatía por ideas de izquierda, Oppenheimer retoma esa línea argumentativa para posicionar a un personaje atrapado en la encrucijada del deber patriótico y las convicciones políticas y sociales al otro extremo del poder.
El estreno de Oppenheimer coincide con la huelga de escritores y actores en Hollywood, los cuales se enfrentan a un grupo de poder que ha acumulado grandes cantidades de dinero a partir de contratos abusivos e injustos. Un reflejo de la situación económica contemporánea a nivel mundial, donde pocos tienen mucho y muchos tienen poco. Ante este tipo de situaciones, se agradece que el Arte levante la mano, y que mejor que sea a través de la de uno de los mejores directores de la actualidad.
