En nuevo movimiento disquero, Paul McCartney recurrió a varios artistas para que reversionaran su más reciente obra, McCartney III, el disco que da seguimiento a una saga de álbumes escritos, ejecutados, grabados y producidos totalmente por el de Liverpool. El título del experimento: McCartney III. Imagined.
La dinastía de platos de célebre apellido arranca en 1970, continúa en 1980 y avanza hasta 2020; del primer volumen resaltan “Maybe I´m amazed” y “Junk”, del siguiente “Coming up” y “Temporary secretary”, por mencionar lo fundamental. Los episodios I y III se asemejan en su carácter campirano y austero; el autor sentado sobre una paca, al aire libre, abrazando su guitarra, garabateando historias. Bajo esta visión, el debut solista es el silbido mañanero de quien se prepara un café; la obra más reciente sonoriza la recolección de leña para calentar el té ante la caída del sol.
Nunca sabremos cómo y por qué apenas editado el McCartney III se tomó la decisión de entregar la obra a otros músicos para así redimensionarla. ¿El sello disquero encontró flojo su contenido original, el propio Paul necesitaba escucharse refrescado? Lo cierto es que el resultado es interesante y a ratos sorprendente. La punta de lanza es “Kiss of Venus” con la voz de Dominic Fike; el sello de Macca puesto al día, empaquetado para que los adolescentes que se la viven pegados a TikTok le den una oportunidad.
Acudir a Fike para abrir brecha, a diferencia de la aberración cometida alguna vez al llamar a Kanye West y Rihanna, fue una buena decisión. Acertada como la participación de la mayoría de los invitados al ejercicio. St. Vincent, Khruangbin y Damon Albarn están a años luz del resto, eso sí; aunque lo conseguido por Josh Homme, Anderson .Paak, Ed O´Brien y Beck no desmerece. En todos los casos habría que subrayar el ánimo explorador, seguramente obligatorio a la hora de firmar contrato. De esta manera, el temario de McCartney III se encuentra con el capítulo II para que la trilogía, con el auxilio de un puñado de camaradas, alcance cohesión.
Al paso de los años, Paul sigue explorando caminos. En el andar se ha tropezado, por supuesto; sin embargo siempre se las arregla para salir bien librado de los traspiés. Hoy, en una jugada planificada con fineza, consigue que regresemos a McCartney III tras escucharlo Imagined. A final de cuentas, la conclusión sigue siendo la misma: que un beatle continúe haciendo canciones, a estas alturas del juego, es un lujo que debería apreciarse en su justa medida.
