Tras el éxito de Titanic, DiCaprio comenzó a buscar una película que le diera ese último empujón para demostrar su talento en la actuación y lo camaleónico que podía ser. Casualmente, por esos días Marry Harron fue reemplazada por Oliver Stone para dirigir la adaptación cinematográfica de American psycho, novela de Bret Easton que sigue los pasos de un psicópata asesino de Wall Street llamado Patrick Bateman; con esto, el plan de Harron de tener a Christian Bale como protagonista del filme quedó completamente descartado y Stone, con el respaldo de la productora Lionsgate, le dieron el personaje a Leo.
En teoría todo marchaba bien, pero poco tiempo después, Leonardo DiCaprio tuvo una charla con la activista feminista Gloria Steinem, quien le advirtió que al asumir el rol corría el riesgo de alienar a su club de fans conformado en su mayoría por adolescentes y “cometer un suicidio profesional” por la “horrible violencia hacia las mujeres” que tenía. Hablando con Vice, la guionista de American psycho, Guinevere Turner, afirmó que Steinem (que resulta ser la madrastra de Bale) llevó a DiCaprio a un juego de los Yankees y lo instó a no hacer la película.
Al final, Leonardo DiCaprio abandonó el proyecto por “diferencias creativas” con Oliver Stone, según informó la prensa en aquel entonces, y Mary Harron volvió a tomar el mando del proyecto con Christian Bale en el papel de Bateman. En su lugar, DiCaprio aceptó trabajar en The beach de Danny Boyle, la cual le llevó a recibir críticas poco favorables en las que señalaban su interpretación como una de las más superficiales de su carrera.
Al menos, lo que fue una mala decisión para Leonardo DiCaprio, para Christian Bale fue un highlight en su trabajo.
