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Opeth y su melodeath de regreso en México

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Ambulante 2024

Lleva tiempo, pero llega el día en que uno abandona prejuicios y decepciones y se permite una segunda oportunidad. El problema empieza cuando se crean expectativas, y no tiene nada de malo, es una cualidad humana y un hábito que no se entiende como tal hasta que se analiza. Si esperas mucho de alguien, puede ser que cumpla esa expectativa o puede que no. Cuando ocurre lo segundo, desilusiona, y la respuesta humana es alejarse, a menos que el dolor sea placentero, para lo cual existe una definición: masoquismo.

En este caso no se trata de una persona sino de una banda, Opeth. Deliverance, Damnation y Ghost Reveries fueron discos casi perfectos, creaciones divinas que mezclaban el death metal melódico con el prog rock, canciones que eran mini historias, piezas de arte inconcebibles más allá del mundo creado por los suecos liderados por Piñata González (Mikael Akerfeldt). Parecía ser la banda que llevaría el metal a otro nivel, la que estaría ahí para llenar estadios cuando las bandas leyenda se fueran, Y entonces llegó Heritage y la nueva dirección musical de la banda. No más elementos death, vaya, no más elementos metaleros si se pone uno exigente.

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Opeth se había ido de nuestras manos (las de los metaleros) hacia la idea de hacer prog rock setentero. Akerfeldt empezó a decir cuánto admiraba a Steven Wilson y Porcupine Tree y comenzó a hacer música que parecía tan aburrida como la de su nuevo héroe, así que me vino la gran decepción, el sentimiento de abandono y el aferre al pasado. No más Opeth para mí, ¿cuál era el punto? Justamente por querer hacer prog rock que sale mal es que abandoné a Iron Maiden. La diferencia es que Opeth fue mejorando en su arte y Maiden fue en reversa, pero esa es otra historia.

2023. Opeth regresa a México. Verlos en el Circo Volador en 2009 se mantiene como una de mis mejores experiencias. La siguiente gira fue la última vez que los vi, ya se había enraizado la decepción y nunca más quise saber de ellos. Hasta ahora. In Cauda Venenum salió en 2019 y como todo lo que sacaron a partir de Heritage, lo pasé por alto, pero por esas cosas de la vida me di la oportunidad de escucharlo recientemente y encontré una banda que de nuevo ha cambiado. No, ya no es aquella máquina brutal de melodic prog death, pero tampoco es una mala versión de Porcupine Tree; es Opeth 3.0, si se permite la imagen.

Al final del día, fuera death o melodeath, la idea de agregarle el término prog se refiere a la evolución. Si se escucha con detenimiento, Opeth siempre progresó en su sonido. Eso no quiere decir que siempre todo fue bueno, quiere decir que no se quedaban en un mismo sitio y en cambio, se movían por diversas rutas. Pero era necesario, para mí por lo menos, dejarlo un tiempo (poco más una década) para volver a apreciarlo. Diez años son muchos y las personas evolucionan. No es que uno abandone el metal, es más bien que abandona la idea del abandono. 

¿Esa última frase tiene sentido? En mi cabeza sí. Significa que entendí que Opeth no me abandonó a mí ni al metal ni a nadie, simplemente siguieron su camino, se permitieron experimentar y buscar sonidos nuevos y nunca obligaron a nadie a seguirlos. También es posible que su marca registrada de prog death hubiera alcanzado su pico. ¿Era posible superarse constantemente en ese mismo estilo? Probablemente no, porque además nadie más lo ha hecho. Esa década entre 1998 y 2008 es irrepetible, y por lo menos, ahí está para que cada vez que alguien así lo desee, lo visite.

Esta nueva etapa me sorprendió y alegró a la vez. Fue como tomar el teléfono y llamarle a un viejo amigo del que uno está lejos desde hace tiempo pero no por disputas o pleitos, simplemente porque se abrió una pausa en la relación pero un día amaneciste con ganas de saber de él, le llamaste y encontraste que ahí sigue, un tanto diferente, más viejo al igual que tú pero en esencia, con la misma capacidad de hacerte pasar un buen rato en su compañía. Cuesta trabajo llegar a ese punto porque implica dejar ir, desentenderse y seguir adelante hasta que el destino intervenga. Sólo queda esperar que el reencuentro en persona (o en este caso, en vivo) sea tan feliz como esa nueva llamada. 

*Opeth toca este miércoles 22 de febrero en el Auditorio Blackberry, a las 9 de la noche. Desde hace días no hay boletos, lo cual indica que su público sigue ahí, aunque algunos hayamos apretado el botón de pausa.

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