Cada vez son más las voces que consideran a los Grammys un mal necesario para una industria tan soberbia por muchos años y que se tambalea, antes que acelerar para una reinvención de fondo. Más que nunca, la crítica se cierne sobre tales galardones y Drake es un protagonista de ello, pero paso de la declaración a la acción.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
No es la primera vez que el canadiense Drake alza la voz para señalar que en la Academia de la industria de la música no entienden acerca de lo que él llama “música de impacto”, que están totalmente distanciados del mundo real y ahora su molestia se incrementó por que decidieron suprimir el comité supervisor de las nominaciones (que tampoco es que fuera una instancia brillante, hay que decirlo); The Weeknd se quejó de lo mismo.
Años atrás se molestó severamente debido a que consideraran a “Hotline Bling” como hip-hop y no dentro del pop -que es como Drake la concibe-. El artista ha recibido muchísimas nominaciones -por decenas- pero siempre atado al hip-hop y jamás lo han considerado en las categorías principales, como Disco o canción del año.
Drake ya no espero más, tomó cartas en el asunto, y aunque Certified Lover Boy iba por Mejor álbum de rap y “Way 2 Sexy” competía por Mejor actuación de rap, se comunicó con la entidad para retirar sus nominaciones; se trata de una figura de talla y trascendencia global cuyas acciones impactan de verdad en la imagen de unos Grammys cada vez más cuestionados y cuyo sentido es muy cuestionable.
Cada año premian muchísima basura musical, se mueven a partir de un evidente tráfico de influencias, pero no dejan de tener a la gente hablando de ellos y polemizando; a fin de cuentas, los escándalos también venden, pero en la siguiente entrega que no cuenten con Drake.
