La nueva temporada de la icónica serie inglesa, nos muestra un giro en cuanto a la tecnología como elemento principal de sus historias, en esta nueva entrega, la influencia de La dimensión desconocida está más presente que nunca estética y narrativamente; Retrofuturismo lo-fi que no por hacer referencia al pasado es menos potente. Aquí ese tufo de incomodidad al final de cada capítulo sigue presente, cual reflejo distorsionado al vernos reflejados en ese espejo roto que es Black mirror.
Una de las virtudes de esta nueva temporada es el uso de la metaficción, que por momentos se traduce como un descaro por parte de Netflix, aquí llamada Streamberry. El espectador como fuente primaria de consumo y creación de contenido lleno de morbo y de invasión a la privacidad, que no respeta jerarquías, aunque te llames Salma Hayek.
Cinco nuevos episodios que nos llevan a ver las miserias de la vida cotidiana convertidas en entretenimiento puro y duro a través de la inteligencia artificial. La cloaca detrás de los documentales de asesinos seriales, la soledad de un astronauta convertido en una réplica, una revisión a un clásico del terror en versión tabloide y un tributo al cine de horror de los años 70 a través de los ojos del distópico Brexit.
Black mirror ya no es el futuro inmediato, es el presente en tiempo real. Se ha convertido en ese monstruo que cubrimos a través de los filtros del Instagram que nos hace ver tan horriblemente atractivos. ¡Disfruten!