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Deconstruyendo deseos#PanDeOpio

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Deconstruyendo deseos#PanDeOpio
Ambulante 2024

El secreto del deseo que se llega a sentir por otro ser se revela con el objetivo de una compensación a cambio de semejante entrega de intimidad. Sea físico, por parte  de la persona deseada, o una aliviadora complicidad de un tercero, al que decidimos hacer partícipe de la íntima revelación, el que entrega un secreto a otro pasa por un momento de desnudez emocional que solo cubre cuidadosamente, o la reciprocidad del deseado, o la empatía del receptor de la confesión. Lo contrario es la frustración del rechazo.

La frustración en casos genera violencia, la supremacía del otro sobre el yo provoca el instinto primario de agresión como respuesta de supervivencia. La cultura, la moral, la ética y la religión se han esforzado durante milenios de atemperar la respuesta violenta al rechazo, de generar resignación. Ni las leyes punitivas lo logran.

 

Las respuestas naturales se afincan en recónditos e inexpugnables mecanismos de respuesta automáticos e instantáneos. La cultura es obviamente uno de los más eficientes medios para incidir en ese marginal resorte. Pero no cabe duda de que una vida plena que compensa frustraciones con otras alegrías, aleja considerablemente al frustrado del impulso violento. Negar la existencia natural de este impulso, su existencia, solo aumenta la violencia del rechazo.

 

Una sociedad igualitaria socialmente es la mejor receta contra violencias de distinta índole. Sin duda contra las sistémicas, como la explotación sexual, pero también contra las violencias repentinas que truncan vidas para siempre.

Es complejo para un estado abordar la violencia sin justicia social, y lo es para uno que goza de ese estatus sin una dinámica preventiva contra la violencia del rechazo.

 

Lo que llamamos cultura no es solo la acción de gobiernos, nuestras decisiones personales, en todo ámbito, van generando un espíritu de las cosas que se enraíza con la cultura social. El respeto por el otro sin duda es merecedor de un capítulo aparte en este construir sociedad y su cultura.

Decía Jacques Derrida que toda pasión implica un secreto. Algunos permanecen ocultos años, como titula qqqOqqq a su nuevo y conmovedor LP, A Lustrum Before Revelation.

Cuando nos es revelado uno, como parte de una pasión, debemos tomarlo como un delicado objeto aunque no lo deseemos. Rechazar es vivir, es formativo y liberador, pero respetar la intimidad propia y sobre todo ajena, hace comunidad sin caer en la esquizofrenia y el  enfrentamiento.

El revisionismo moralista actual confunde metas sociales.

Resulta tentador sentirse en la disposición de juzgar los comportamientos ajenos desde la posición del sujeto deseado, de marcar los límites ya no solo de la correspondencia, sino más allá, del sentimiento del otro, desde una supuesta perspectiva de género que se argumenta sobre la tragedia que provoca la violencia y a ésta en gran medida la pobreza y la ignorancia. No se puede frivolizar con la muerte y sufrimiento de otros seres humanos. En este afán cíclico  de colgarse medallas ajenas de victimismo, se produce una distorsión de la naturaleza de las cosas, pues, somos libres de desear a quien queramos. Ser deseado y corresponder es una cualidad de la armonía, desear algo o a alguien y no obtener satisfacción, es parte del desarrollo de la persona.

 

En pos de una siniestra moda de jugar a víctimas se acota y estrecha la libertad día a día. Es más, impulsados por el gran censor e invasor de intimidades que son las redes sociales algun@s se apropian del discurso moralista confundiendo hastags con ideología, escupiendo palabras de supuesto calado que son solo tendencia comercial, y masacrando vidas ajenas por el simple hecho de tener la posición de fuerza del ser deseado y la irresistible posibilidad de sentarse discursivamente del lado de las víctimas por el hecho de compartir género.

 

Pero el daño a la causa contra la violencia de género va más allá, la frivolización de haberlo convertido en moda pretendiendo para ello convertir en crimen el simple deseo no correspondido, nos adentra en una era siniestra que pretende volver sacro el cuerpo de la mujer como ya sucedió en tiempos no tan lejanos y sucede aún en algunos países.  Cada cuerpo es de un@ mismo, ni del otro, ni del estado, ni de un bien supremo común. Hay un cierto misticismo femenino que pretende adueñarse del poder que antaño suscitó la llamada “palabra de Dios”. El que lo ostenta posee la verdad, incluso frente a la ley.

 

Las falsas acusaciones virtuales de abusos sexuales, que siempre quedan en el entorno red y las denunciadoras no llevan a los juzgados pues ya quedan satisfechas de colgarse la titulación de víctima, en vez de generar una cultura preventiva contra el machismo, provocan una reacción de confrontación que distancia la lógica de las dinámicas sociales. Paralelamente acabarán estas actitudes poniendo bajo sospecha el propio deseo  del ser femenino, más tarde que temprano las jóvenes purgaran sus secretos con vergüenza y en silencio, pues toda pasión esconde un secreto, y toda revelación una entrega que si finalmente debe ser aprobada por la masa, llamada ahora colectivos, que exigen un cumplimiento moral para no dejar en evidencia su credo, nos devolverá a la era de la represión.

 

 

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