A Faris Badwan, líder y vocalista de The Horrors, le gusta repetir que Londres es una ciudad ideal para ser recorrida durante la madrugada y ello fue una gran inspiración para Night Life -su sexto álbum-, pero a ello hay que agregar la gran influencia de “La urbe con alas” a la hora de componer una aplanadora sonora tan contundente como “LA Runaway”.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo
Seis semanas fue las que pasaron en Los Ángeles trabajando con el productor Yves Rothman, de quien conocen a detalle la manera de trabajar con Yves Tumor, pero que también se ha encargado de discos de Kim Gordon y girl in red. Con él pudieron cambiar las costumbres de la banda inglesa y establecer sesiones individuales de grabación… todo impacta en el resultado final.
Y es que para Night Life, que aparece tras 7 años del anterior álbum, The Horrors cuentan con dos nuevos miembros: Amelia Kidd (que viene de The Ninth Wave) refuerza los teclados y Jordan Cook (procedente de Telegram) se coloca detrás de la batería, para de esta manera enriquecer el sonido del quinteto, que abre el disco con una “Ariel” que es muy atmosférica y enfatiza esa esencia noctámbula del disco.
Aunque cuando más lucen las dos nuevas adiciones es al momento de asumir la salvajada del rock industrial que tiene en “Trial By Fire” a su mejor basa y que exalta la contundencia de una banda dejando ir toda su energía; algo que ocurre también en “LA Runaway”, pero en un plano de rock electrónico menos rugoso y por lo mismo más accesible.
Faris Badwan, Rhys Webb y Joshya Hayward han fortalecido a una banda que se ha ganado un nombre, que no se olvida fácilmente -con todo y sus ausencias-; The Horrors cuentan con gran probidad, así opten por pasajes de ruidismo o se explayen en su particular forma de shoegaze; habremos de valorar a la distancia también esa incursión en el pop electrónico que les dio enormes réditos.
Pero ello ya es pasado, hoy se regodean en 9 piezas tan robustas como “The Silence That Remains”, que combina esa pátina oscura de sus comienzos con la solvencia técnica que trae consigo la experiencia -¡esa batería!-, pero ante todo me quedó con esa “LA Runaway” que es completamente adrenalínica: “I take a flight to the other side of the world/ ‘Cause I have to go but I still don’t know what I’m running from”.
He aquí un disco crujiente, áspero, pero también sofisticado.
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