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Suspiria: horror esotérico

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Suspiria: horror esotérico
Ambulante 2024

La nueva adaptación de Suspiria ya está aquí y no cabe duda de que su estilo le hace justicia al horror cultivado por Dario Argento.

Dario Argento es un director cuyo trabajo dejó en claro que el horror puede ser una estampa de belleza e inquietud: una ventana hacia aquellas histerias que yacen arraigadas a la naturaleza humana.

Este fin de semana finalmente llegó a tierras mexicanas la nueva versión de Suspiria; cinta dirigida por Luca Guadagnino –Call Me By Your Name- la cual, lejos de desentenderse de la escuela inaugurada por el maestro del suspenso italiano, reúne los elementos más representativos de su legado audiovisual para llevarlo a nuevas capacidades.

La Suspiria de Guadagnino es una pieza estética la cual se presiente férreamente agudizada de principio a fin. Mismo asunto en el que tiene mucho que ver las potencias decididamente pictoricistas del encuadre.

Sin embargo, esta misma belleza se convierte en el receptáculo por excelencia de un ánimo de inquietud casi subliminal que nos obliga a albergar la sospecha de que esta cinta podría funcionar como una suerte de sortilegio metanarrativo.

El filme cumple con la digna labor de transformar al cine de horror en un ritual expiatorio el cual sublima las potencias cognitivas de la imagen en movimiento para permitirnos alcanzar nuevos registros sensibles.

Por otra parte, es evidente que el lenguaje visual de la cinta se encuentra estructurado a partir de cierta nostalgia la cual trata de rescatar el ritmo sintáctico del cine de horror de los setenta para cristalizarlo a partir de una serie de potencias contemporáneas.

Al mismo tiempo, el empleo de efectos prácticos durante las secuencias más monstruosas le confiere a la narración una sensorialidad sumamente orgánica que logra capturar nuestras latencias viscerales.

Puede que para muchos la cinta sea excesivamente larga –la verdad es que 152 minutos no son poco rato-, sin embargo, es preciso tomar en cuenta que las capacidades hipnóticas del cine introspectivo requieren de una serie de cadencias rítmicas que le permitan desplegar su influjo de forma óptima.

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Auditorio BB