#SangreDeMetal
Si hay un árbol genealógico metalero complejo, es el de la escena española. La ida y vuelta de músicos por diversas agrupaciones ha sido una constante y es por ello que no siempre vale la pena narrar la historia de las bandas sino, mejor, su impacto. De igual forma, la de España es una escena con una marcada división entre dos “bandos”: los que cantan en español y los que cantan en inglés. Su público es distinto, su enfoque y capacidad de trascender también, pero a quienes han hecho su carrera de la mano del idioma castellano, les ha ido mejor.
En ese contexto surgió en 2003 Stravaganzza, uno que de inicio fue proyecto alterno de músicos de bandas como Saratoga, Krysalida y Azabel y que con el tiempo se consolidó como una banda importante, tanto así que Leo Jiménez, cantante de enorme capacidad, dejó Saratoga y le dedicó su tiempo a este nuevo concepto.
Es justamente Jiménez quien ha marcado de una u otra forma el impacto en la carrera de la banda. Se trata de uno de los vocalistas más emblemáticos del metal español, capaz de arrastrar hordas de seguidores en cada camino que recorre y, por lo tanto, uno que también suele estar en la mira de medios, fans y detractores. El sonido de la banda ha sido definido como gótico y sinfónico y aunque en su raíz, así suena, también le ha entrado sin miedo a terrenos experimentales.
Si bien los experimentos han sido el acercarse algunos elementos propios de géneros más extremos, la mayor polémica la lograron cuando hicieron un cover de “Hijo de la Luna”, tema de la banda pop Mecano.
Así transcurrieron siete años, mismos en los que Stravaganzza grabó los cuatro discos que tiene en su cosecha. Eventualmente, la tendencia a desarrollar proyectos alternos y la desaparición de su discográfica obligó a que la banda anunciara en 2010 que se tomaría un descanso indefinido. La promesa siempre fue que volverían, pero la fecha fue una incógnita durante siete largos años, hasta enero de 2017 cuando formalmente se anunció el regreso de la banda.
Curiosamente, fueron esos años de inactividad los que transformaron a Stravaganzza de banda importante a leyenda. En ese cambiante mundo del metal español, la gente encontró en la desaparición del grupo un motivo para, entonces sí, apreciarlo. También sirvió mucho que, a diferencia de lo que sucede en nuestro país, en España sí hay programas de radio y televisión que presentan y difunden a bandas de metal, hay medios especializados que se toman su trabajo en serio, hay una industria, apoyos, circuitos y maneras de hacer que sus grupos se escuchen y conozcan en otras latitudes. Tienen éxito “a pesar” de que cantan en español porque hay cientos de millones de personas que hablan esa lengua en el mundo y porque tienen, una vez más, una escena real.
Sí, en España se escucha y se recibe a bandas anglosajonas con el mismo entusiasmo que en México, pero allá también se respeta y valora lo nacional. En los grandes festivales de verano siempre se leerán nombres como King Diamond o Rainbow o Judas Priest u Ozzy, pero también los de locales como Lujuria o Saratoga o Saurom o Stravaganzza. Allá, en términos generales, se trata al talento nacional con respeto y dignidad, por eso cuando viajan lo hacen con otra actitud, con otros horizontes, porque salen de un país donde las cosas funcionan bien (por lo menos en cuanto al metal se refiere) y demandan en otros países que el trato sea, por lo menos, igual.
Por supuesto, los liderados por Leo Jiménez no tienen la culpa del malinchismo rampante que se vive en la escena mexicana. Ellos vendrán a mostrar su música y lo harán con ese bagaje de profesionalismo que caracteriza en términos generales a las bandas de su país. Y ya en el ámbito más importante, que es el musical, el cuarteto viene a nuestro país con la última alineación que tuvo antes de su prolongado sabático, es decir, Leo Jiménez en la voz, Pepe Herrero en la guitarra, Patricio Babasaca en el bajo y Carlos Expósito en la batería. Es la misma alineación que grabó los discos “Réquiem” y “Raíces”, hasta hoy, sus dos más recientes.
