Split Heaven ha llegado a eso que llaman el punto sin regreso. Es decir, ya no es el bebé al que uno consciente y cuida, ni siquiera es el niño-adolescente al que hay que tenerle paciencia porque está encontrando su camino en la vida. Se trata de un adulto al que hay que tratar como tal y hablarle con honestidad y claridad porque ya tiene edad suficiente para entender y afrontar. Cinco discos no parecen tantos, pero son suficientes. Con eso en mente es como se debe analizar -la palabra parece bastante cruel, pero no lo es en realidad- su nuevo disco… corrijo, ¡este discazo! que se llama Electric spell.
TXT:: Luis Jasso
Ahora bien, ponerle calificativos apenas en el segundo párrafo es casi como un spoiler, pero se tenía que decir. Split Heaven alcanzó la madurez y supo como encararla. Electric spell deja bien claro que si bien Split Heaven no es el tipo de banda que hace 100 conciertos al año y está en la cara de todo mundo todo el tiempo, sí es una garantía. Todo comienza con un cover al tema “Gerudo Valley”, pieza musical del videojuego The legend of Zelda: Ocarina time. Instrumental, diferente pero interesante como opción para abrir el disco porque después de algunos pasajes de guitarra acústica comienza una fiesta de doble bombo, solos de guitarra, melodías pegajosas, speed metal, heavy metal y headbanging.
Tal vez en lugar de ir canción por canción, la mejor manera de reseñar este disco sea como un concepto global. Tiene muchos puntos interesantes, empezando por la composición. Algo común en las bandas de prog metal es que cada músico busca afanosamente su momento de brillar, y el resultado es que en ocasiones la canción en sí misma es la que sufre. En Electric spell, los queretanos encontraron la manera de balancear esa ecuación. La mezcla hace que en primera instancia la batería se sienta muy al frente, y ojo, el trabajo de Tomás Roitman bien vale la pena, pero poco a poco queda claro que no es algo que estorbe, es simplemente una manera de ofrecer la música un tanto fuera de la norma.
La banda no se va tanto por el lado de los riffs sino más por los pasajes melódicos, siempre heavy, pero melódicos, y luego viene una enorme colección de solos. Armand “Hank” Ramos y Carlo Hernández se dieron vuelo pero con muy buen gusto musical. Es decir, no son solos de ego para que todo mundo vea o imagine la velocidad de sus dedos, son pedacitos melódicos que en cada canción obligan a sonreír de placer. Desde el disco pasado tienen en Jason Conde-Houston a su cantante. Con enorme capacidad para adaptar su voz a diversos requerimientos (en “The haunted palace” por ejemplo son evidentes y muy bien hechos sus guiños al King Diamond tipo Mercyful Fate). Incluso destaca mucho su trabajo en “Revolución” porque él, estadounidense, le entró sin mayor reparo a cantar su segundo tema en español, el primero fue “Descarga letal” en el disco Death rider.
¿Entonces el disco es perfecto? Bueno, eso prácticamente no existe. Si hubiera que ponerle algún pero que vaya más allá del mero gusto musical de cada quien sería un poco la grabación. Suena muy bien como ya se dijo pero el punto flaco es justamente la voz, y no por el trabajo de Jason, que ha demostrado ampliamente su capacidad, sino por el sonido. Probablemente sea la captura de la voz, o quizás se grabó en un estudio equipado con aparatos un poco menos estelares pero por momentos le falta definición y nitidez. Hay partes, sobre todo cuando canta más rápido o cuando es apoyada por coros en que la voz suena opaca, distante. Ahora, tampoco es como que no se distinga nada, es solo que su hubiera estado al mismo nivel de nitidez que el resto de los instrumentos, en lugar de que el disco sea un 8.5 bien enraizado, sería sin problema un 9.
Dicho esto, es un enorme placer escuchar a una banda pilar de la generación de principios/mediados de los 2000 ofrecer un disco tan completo. Altamente recomendable sería decir poco, en este caso se trata de un disco que para los amantes del speed-heavy sin problemas de malinchismo debería ser casi obligado. ¡Excelente trabajo!